La Resurrección es el momento más significativo de la religión católica para el pueblo mexicano, con ello se da fin a todas las profecías a cerca de Jesús de Nazaret, quien murió a manos de sus enemigos y al tercer día resucitó de entre los muertos y subiendo a la derecha de su padre.
Este pasaje bíblico transporto a los televidentes a aquella época para sentir que vivían el momento en el presente.
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Con la escenificación de la Resurrección y Asunción de Cristo, que se llevó a cabo ayer Sábado de Gloria se dio por terminado un año más de la representación de Iztapalapa.
Al fin los apóstoles y mujeres que llegaron al sepulcro, donde la presencia de Jesús llenaría sus corazones de felicidad, aunque fuera por unos instantes más pues Jesús tendría que cumplir con lo último de lo escrito en torno a él: “Subiría a la derecha de su padre”.
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LA PESADA PIEDRA
De pronto, la pesada piedra que cubría la entrada, sin que nadie la moviera por la parte de afuera se apartó poco a poco hasta quedar de lado.
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Una esplendorosa luz surgió del interior y apareció Jesús de Iztapalapa, con ropajes blancos como la espuma del mar, significando la pureza. Tiempo adelante acudió al sepulcro la Virgen María para cambiarle los vendajes y untarle aceite con especias a su cuerpo. Su sorpresa fue enorme al ver que el cuerpo de su amado hijo no se encontraba dónde fue colocado luego de su crucifixión.
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Fue instantes después de que nadie creyera en su resurrección que fue entonces cuando el Mesías se le apareció y los reprendió porque dudaron de su palabra de que resucitaría de entre los muertos. Para entrar a la vida definitiva de Dios.
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