Son testigos de la historia de la Ciudad de México y de sus habitantes, desde sus lugares de trabajo han visto pasar miles de hechos y, escuchado las alegrías, las tristezas de sus clientes; los aseadores de calzado en la urbe dan un servicio que siempre agradece la gente.
Víctor Miguel Pérez Serrano, líder de la Unión de Aseadores de Calzado del Distrito Federal en la Ciudad de México, indica que son más de 5,000 agremiados, de los cuales hay alrededor de 300 mujeres.
Es un oficio complicado, porque se realiza al aire libre, con las inclemencias del clima, dijo al visitar la Redacción de LA PRENSA, donde participó en la celebración de la clásica Rosca de Reyes.
Somos confidentes, psicólogos y doctores de nuestros clientes, hay una buena relación, subrayo, luego de relatar que hay compañeros con más de 80 años de edad, quienes han servido por décadas en una misma zona.
Los ingresos no son pocos y los gobiernos locales nos han pateado, acusó al recordar que la administración pasada del Gobierno de la Ciudad les prohibió usar lonas con la publicidad de una casa de empeño, que les hacía donativos para los servicios médicos y otras prestaciones de los agremiados.
Esperamos que este año sea mejor, expresó, luego de recordar que espera que el actual Gobierno de la CDMX les de las garantías para desempeñar su trabajo.
Queremos que nos dejen trabajar, hay familias que han salido adelante con este oficio, indicó al presentar al joven Rafael Prado Yáñez quien, a los 21 años, labora como aseador de calzado en las inmediaciones del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.
“Desde las seis de la mañana ya estoy en mi lugar de trabajo y termino pasadas las cinco de la tarde, relató el joven, quien mencionó que aprendió el oficio de su padre, que también se dedica a lo mismo.