¿Qué es la Ley Chancla y por qué cambiará la forma en que nos educaron?

El objetivo es combatir la práctica doméstica de corregir actitudes de los menores a través de nalgadas, así como golpes con chanclas y cinturones

Arturo R. Pansza | La Prensa

  · jueves 17 de febrero de 2022

Foto: Ignacio Huitzil / La Prensa

Integrantes de la Comisión de Atención de Desarrollo a la Niñez del Congreso de la Ciudad de México, acordaron proponer ante el pleno reformas para ejercer medidas de disciplina no violentas y sancionar el maltrato a menores. Se trata de combatir y en su caso castigar, la práctica doméstica de corregir actitudes de los menores a través de nalgadas, así como golpes con chanclas y cinturones, entre otros.

Aprobaron los diputados de la instancia legislativa cambios la Ley de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de México, para colocar a la población menor a los 18 años, en el centro del diseño y ejecución de acciones necesarias para la protección de sus derechos humanos y, erradicar la violencia en los hogares que se usa supuestamente para educar y de la que son víctimas, al menos 6 de cada 10 infantes.

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Al dictaminar la iniciativa que da lugar a la denominada Ley Chancla y que fue presentada por la vicecoordinadora de la bancada de Morena en el recinto de Donceles y Allende, María Guadalupe Morales Rubio, los legisladores aprobaron definir como castigo corporal o físico todo aquel acto cometido en contra de niñas, niños y adolescentes en el que se utilice la fuerza física, incluido golpes con la mano o con algún objeto, empujones, pellizcos, mordidas, tirones de cabello o de las orejas, obligar a sostener posturas incómodas, quemaduras, ingesta de alimentos hirviendo u otros productos o cualquier otro acto que tenga como objeto causar dolor o malestar, aunque sea leve.

La diputada perredista presidenta de la Comisión de Atención de Desarrollo a la Niñez, Polimnia Romana Sierra Bárcena, explicó que las reformas que se pondrán a consideración del pleno del Congreso local, hacen explícita la obligación de las autoridades para tomar las medidas necesarias y atender, investigar, perseguir y sancionar los castigos físicos y humillantes.

Dio cuenta que el deber que tendrán las autoridades será el de promover y difundir medidas disciplinarias adecuadas positivas y no violentas, mismas que deberán ser elaboradas con la participación de niñas, niños y adolescentes a fin de garantizar sus derechos.

La perredista declaró que “esta parte es de suma importancia porque tiende a revertir la cultura del adultocentrismo que los excluye”.

Por su parte, la morenista Morales Rubio, en su calidad de promovente, descartó que el objetivo sea penalizar o criminalizar, más bien se refiere a concientizar y visibilizar que dar manotazos, tirones de pelo, chanclazos, por más mínimos que parezcan, son totalmente contrarios a la integridad de las niñas y niños, así como el derecho a una vida libre de violencia.

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Delineó que existe mucho por avanzar y hacer en el tema. “Este es solo el inicio de una serie de reformas que deben darse, que debe avanzarse para garantizar los derechos de ellas y ellos”.

Para la representante popular del partido oficial, “no hay mayor tesoro, que valga la pena proteger que nuestras niñas y nuestros niños y como dice el refrán debemos educarlos desde el amor y con amor”.

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Resulta que datos de la organización Save the Children en México, seis de cada 10 niños y niñas reciben castigos físicos y/o humillantes en sus hogares, mientras que en 2020 más de 11 mil menores ingresaron a hospitales debido a lesiones ocasionadas por esta situación.

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Quedó establecido que el castigo humillante es cualquier trato ofensivo, denigrante, desvalorizador, estigmatizante, ridiculizador y de menosprecio, así como acto que tenga como objetivo provocar dolor, amenaza, molestia o humillación cometido en contra de los menores.

Polimnia Romana Sierra detalló que existe evidencia científica que demuestra que los menores que han sufrido castigos físicos tienden a ser mayormente agresivos con sus familiares más cercanos, compañeros y, posteriormente, con los cónyuges.

“Se destaca que el castigo físico puede llegar a cambiar ciertas áreas del cerebro relacionadas con el rendimiento en las pruebas de coeficiente intelectual, por lo tanto, su productividad como adultos, más probabilidades de abandonar los estudios, mayor riesgo de ser víctimas y autores de agresiones interpersonales”, declaró

Manifestó que, existe mayor grado de probabilidad de que desarrollen comportamientos antisociales, además de ver afectada su salud mental con depresión y ansiedad, y los vuelve más vulnerables a la dependencia a las drogas y al alcohol.

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