La Plaza Garibaldi es famosa por los grupos de mariachis que ahí se reúnen, vestidos con su atuendo típico y equipados con sus instrumentos musicales.
Tradicionalmente es el lugar de elección para conseguir a un mariachi que cante o acompañe una serenata, toque y cante en una fiesta de quinceañera, o en algunos cumpleaños, noches mexicanas y otros festejos.
Hacia 1923, en la vieja Plaza de Garibaldi, que estaba rodeada de vecindades había pequeños comercios, un mercado, un expendio de pulque y una cantina llamada el "Tenampa", propiedad de Juan Hernández Ibarra, comerciante originario del pueblo de Cocula, Jalisco. En él, (hasta hoy famoso "Tenampa") se presentó por primera vez el conjunto "Mariachi Coculense" dirigido por Concepción Andrade.
A partir de ahí la Plaza de Garibaldi fue dándose a conocer como un animado lugar para ir a escuchar conjuntos folclóricos, especialmente mariachis y para degustar de la gastronomía típica de Jalisco y del Valle de México.
Emblema y orgullo de México al interior del país y en el ámbito mundial, el mariachi es símbolo de identidad, fiesta y sonidos que exaltan las más variadas emociones. Pese a su prestigio, la mayoría de quienes conforman las agrupaciones carecen de protección laboral, además que este género musical requiere mayor difusión, asegura el profesor de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM, Camilo Camacho Jurado.
“La música de mariachi que llega a los grandes espectáculos, las disqueras y la radio, se concentra en menos de 30 agrupaciones muy prestigiadas y conocidas, pero la mayoría de los mariachis padecen condiciones laborales difíciles, como no tener protección social ni contratos suficientes”, refiere.
Las “tocadas” varían según la fama del grupo y la cantidad de integrantes. En promedio, Camacho Jurado calcula -de acuerdo con su experiencia como intérprete de violín- que una hora de este tipo de música se cobra de tres mil a cuatro mil pesos.
La pandemia ha golpeado fuertemente a este sector, el cual ha reducido su trabajo hasta en 50 por ciento en los últimos dos años, cuando comenzaron las restricciones sanitarias, destaca Camacho Jurado a propósito del Día Internacional del Mariachi, que se celebra el 21 de enero.
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Reconocido a partir de 2011 en Bali, Indonesia, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), este nombramiento resulta benéfico para la industria turística; en cambio, los músicos no reciben ningún beneficio, precisa Camacho Jurado.
De acuerdo con la página electrónica de la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, la UNESCO calificó la interpretación con mariachi como “una música tradicional y un elemento fundamental de la cultura mexicana, a través de la cual se transmiten valores, patrimonio, historia y diferentes lenguas indígenas”. También reconoció las composiciones, al mariachi, su vestimenta y accesorios, como “ícono mundial” y un “orgullo nacional”.
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