Más del 60% de las infecciones de trasmisión sexual que se registran cada año son en adolescentes y jóvenes menores de 24 años, y al menos 1 de cada 5 nacimientos ocurridos anualmente en México son en mujeres menores de 20 años, por lo que es urgente atender la salud y reproductiva de las y los jóvenes en esta etapa de la vida.
Durante la conferencia virtual “Salud Sexual y Reproductiva en las adolescencias: reflexiones y propuestas para el futuro”, especialistas y activistas alertaron que el abuso sexual afectó a 1 de cada 8 niñas y niños antes de los 18 años en 2020 y el suicidio fue la cuarta causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años en 2019.
Adolescencia
La adolescencia abarca de los 10 a los 19 años y es una etapa crucial para el desarrollo físico, cognitivo y psicosocial de cada persona, destacó la doctora Aremis Villalobos, directora de Salud Reproductiva en el Instituto Nacional de Salud Pública.
La especialista que presentó la ponencia: “Panorama Epidemiológico de la Salud Sexual y Reproductiva en México”, destacó la importancia de la salud sexual y reproductiva para el bienestar integral de todo ser humano, desde físico, mental y social.
Sobre la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, mencionó que, aunque 7 de cada 10 adolescentes conocen algún método anticonceptivo, el conocimiento sobre su uso correcto es limitado. El 22% de los adolescentes ha iniciado vida sexual, y el 37% de las adolescentes ha estado embarazada, con uso inconsistente de métodos anticonceptivos.
Indicó que solo un tercio de los adolescentes busca servicios de salud tras iniciar su vida sexual. El embarazo adolescente amplía brechas sociales y de género, y un alto porcentaje enfrenta un segundo embarazo en la adolescencia. Para prevenir el embarazo adolescente y mejorar la salud sexual, se deben implementar estrategias integrales que involucren salud, familia, escuela y comunidad.
En nuestro país, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, aproximadamente una de cada cuatro personas adolescentes (entre 12 y 19 años) ya había tenido relaciones sexuales. De estos, uno de cada cinco tuvo su primera relación sexual sin protección.
De las mujeres adolescentes, aproximadamente, una de cada tres inició su vida sexual sin protección, en comparación con uno de cada diez hombres de la misma edad. Finalmente, aproximadamente 4 de cada 10 adolescentes que han iniciado su vida sexual reportaron haber estado embarazadas alguna vez.
Por su parte, la Mtra. Mayra Torres, jefa de Atención a la Salud de la Adolescencia en IMSS Bienestar, que abordó el tema “Estrategias del gobierno mexicano en la atención de la Salud Sexual y Reproductiva de las y los adolescentes”, destacó que los adolescentes, entre 10 y 19 años según la OMS, tienen necesidades específicas en su salud sexual y reproductiva que varían según edad, origen, idioma, etnia, identidad cultural o de género, y si viven o no con algún tipo de discapacidad.
Las estrategias deben adaptarse para prevenir riesgos como embarazo temprano, violencia sexual y digital, infecciones de transmisión sexual y coerción. La atención debe ser preventiva y de calidad, pero muchos adolescentes solo buscan ayuda cuando ya hay daños.
Aunque hay avances en políticas públicas, aún hay una deuda en garantizar derechos sexuales y reproductivos. Las estrategias del Estado incluyen políticas públicas, participación juvenil y atención a poblaciones vulnerables. La red de servicios amigables y la colaboración con la sociedad civil son cruciales, al igual que el uso de tecnologías y redes sociales para interactuar con los adolescentes y resolver sus dudas.
La MSP-EMP María José López Martínez, responsable Estatal de Planificación Familiar y Anticoncepción y Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes en Morelos, que participó con el tema “Experiencias, logros y áreas de oportunidad de los servicios amigables”, comentó sobre la importancia de abordar los determinantes sociales en la prevención del embarazo adolescente, la necesidad de una legislación coherente y la persistencia de barreras en la educación sexual.
Destacó el Servicio Amigable Itinerante Edusex, que ha llevado servicios de salud sexual y reproductiva directamente a los adolescentes, y la importancia de la participación juvenil y la retroalimentación en la mejora de los programas. También subrayó la necesidad de fomentar la implementación de la ruta NAME en la atención de la violencia sexual, y la importancia de un abordaje diferenciado del embarazo en el grupo de 15 a 19 años y el de 10 a 14 años.
La magnitud del problema
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que en el mundo se registran anualmente 340 millones de infecciones de transmisión sexual, siendo el 60% en menores de 24 años.
Además, se llevan a cabo aproximadamente 73 millones de abortos, con un 45% en condiciones inseguras. La tasa específica de fecundidad adolescente (TEFA) en 2021 fue de 42.5 por cada 1000 mujeres, situación que incrementa la morbimortalidad materna y fetal.
Reporta que el abuso sexual afectó a 1 de cada 8 niñas y niños antes de los 18 años en 2020 y el suicidio fue la cuarta causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años en 2019.
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De acuerdo con la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (ENAPEA) que lanzó el gobierno de México en 2015, en todo el país hay más de 22.2 millones de personas entre 10 y 19 años de edad, quienes representan casi el 20% de la población total.
Señala que la disminución de la fecundidad ha sido menor entre adolescentes, ya que uno de cada cuatro embarazos entre las adolescentes no fue planeado y uno de cada diez embarazos no fue deseado.
Entre menor es la edad a la que ocurre la primera relación sexual, menor es la probabilidad de que utilicen algún método anticonceptivo y los mayores niveles de demanda insatisfecha de anticonceptivos se ubican en adolescentes en comparación con el total nacional.
Casi uno de cada 5 de los nacimientos ocurridos anualmente en México, son en mujeres menores de 20 años. Los embarazos en menores de 15 años se han incrementado, pasando de 8,085 en 2006, a 11,808 en 2016.
Estima que el embarazo en adolescentes implica un costo de casi 63,000 millones de pesos anualmente para el país, lo que representa el 0.27% del Producto Interno Bruto (PIB). Con esos recursos, se podrían construir 9,582 escuelas.
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