/ miércoles 30 de octubre de 2024

Santo y Blue Demon: protagonistas de la lucha libre mexicana y el cine de terror

Ambos luchadores realizaron casi un centenar de películas entre 1950 y 1970.

El Santo y Blue Demon, dos de los luchadores más famosos de México, además de su legado en el deporte, dejaron un amplio catálogo de películas, casi todas ellas contra personajes sobrenaturales como vampiros, momias, brujas y todo tipo de seres monstruosos que buscaban apoderarse del mundo. Poco a poco, estos gladiadores dejaron el ring, para dedicarse a la pantalla grande y dejar un tesoro cultural.

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¿Cómo llegaron los luchadores al cine?

De acuerdo con datos del Gobierno de México, en el año de 1902 Enrique Ugartechea, campeón mexicano de la lucha libre grecorromana, fue el primer esteta en debutar en el teatro y más tarde, en 1917, se convirtió en actor de cine tiempo cuando participó en el largometraje “Maciste turista”.

En el año de 1909 también se exhibió una película del enfrentamiento entre Fitzimons versus O´Brien, tal era la importancia de esta pelea que los carteles de publicidad fueron creados por el ilustrador José Guadalupe Posada.

Sin embargo, fue hasta el año de 1934 cuando el primer luchador enmascarado apareció en los cuadriláteros de México, distintivo de nuestro país en la Lucha Libre y que hasta el momento perdura.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Pero un hecho sin precedentes fue la inauguración de la Arena México, idea de Salvador Lutteroth, quien además creó el Consejo Mundial de Lucha Libre en el año de 1933 y una década después abrió la Arena Coliseo con una pelea estelar entre Tarzan López y El Santo.

Según datos del Festival Internacional de Cine de Morelia, Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como El Santo, peleaba ya a mediados de la década de los 30 en el ring bajo los nombres de Constantino, Hombre Rojo o El Murciélago Enmascarado ll, pero en 1942 debutó con la máscara plateada que lo consagraría. Mientras que el luchador Blue Demon aparecía por primera vez en 1948 a lado de Black Shadow.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

De la tercera cuerda a la pantalla

El fenómeno de la Lucha Libre se disparó en los años 40 y tomó una gran fuerza en la cultura mexicana y sobre todo estos personajes fueron quienes le dieron ese distintivo de masividad al deporte – espectáculo. Sin embargo, también la rudeza de la actividad llegó a considerarse como violencia, explicó Gustavo Oribe Mendieta, profesor de Medios y Soportes Digitales para las Artes en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) en la Gaceta UAEH.

“Los cambios sociales y el auge de la televisión trajeron consigo la censura de la lucha libre por considerarse violenta. A pesar de esto, el arraigo del público hacia la lucha como un espectáculo que era muy visto en la arena o por televisión propició la búsqueda de nuevos espacios para presentar a los luchadores, siendo el cine el lugar perfecto para mantener el acercamiento y vigencia con el público”, mencionó Oribe Mendieta.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

El catedrático de la UAEH destacó que el momento clave para el desarrollo del cine de la lucha libre fue cuando en busca de alternativas para crear los referentes nacionales como Estados Unidos lo hizo con Superman, Capitán Marvel y The Phantom, los productores mexicanos llegaron a la conclusión de que los luchadores serían los símbolos del bien y la justicia del séptimo arte.

De igual forma señaló que para representar la figura arquetípica del bien y el mal, “el resurgimiento del cine de horror clásico con figuras como Drácula, Frankenstein y licántropos, permitieron impulsar al luchador para enfrentarse a estos personajes, lo que dio origen a un género característico, un híbrido de fantasía-horror-ficción, convirtiendo a los luchadores en superhéroes capaces de realizar hazañas que no se veían en la arena”.

De esta forma también se responde la incógnita de la relación entre el cine mexicano del género de la lucha libre y los espeluznantes antagonistas como las momias de Guanajuato, las mujeres vampiro, las lobas, la hija de Frankenstein o enemigos más simbólicos como “el poder satánico” o “la magia negra”.

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Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Santo y Blue Demon: Hazañas fuera de la arena

Padre de más de cuatro (1938) y No me defiendas compadre (1938), ya mostraban unas cuantas escenas de lucha libre; sin embargo, relata Festival Internacional de Cine de Morelia, la primera película considera en este género fue La Bestia Magnífica, hecha por Chano Urueta y protagonizada por Crox Alvarado y Wolf Ruvinskis,acompañados de los luchadores Enrique Llanes, Cavernario Galindo, Guillermo Hernández Lobo Negro y Fernando Osés, entre otros.

Así hubo otros títulos como El luchador Fenómeno o el Huracán Ramírez, pero René Cardona daría al clavo en 1952 con “El enmascarado de plata”, donde El Santo, a lado de su entrañable compañero Pecas, enfrentó por primera vez a un Médico loco asesino y a un líder criminal llamado El lobo.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Años después, en 1958 el éxito se presentó con la cintas Santo contra el cerebro del mal y Santo contra los hombres infernales, ambas dirigidas por Joselito Rodríguez y filmadas en Cuba. De ahí en adelante el El Santo se convirtió en una estrella internacional de cine, pues entre los años 1949 y 1976, auge del “cinelátero” como lo llaman algunos, realizó 52 películas donde se enfrentó a científicos locos, monstruos, alienígenas, hechiceras y líderes de la mafia.

Entre los títulos del Enmascarado de Plata destacan Santo en el museo de cera (1963), Santo y la venganza de las mujeres vampiro (1970), Las momias de Guanajuato (1970) y Atacan las brujas (1964).

Los productores mexicanos agregarían un toque especial que nunca se vio en el cuadrilátero. El 25 de septiembre de 1953, Blue Demon venció al Santo ante 9 mil espectadores en la Arena Coliseo del Distrito Federal. Los aficionados siempre quisieron que esta rivalidad transgrediera a una lucha de máscara contra máscara, pero ambos gladiadores olvidaron sus diferencias y conquistaron juntos el cine.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña


Poco más de una década después, el Demonio Azul empezó su carrera cinematográfica en el año de 1964, pero eso no fue impedimento para su éxito en la pantalla grande. Su primera película fue “Blue Demon, el Demonio Azul” y así protagonizó 26 más.

El dúo enmascarado compartió el tiempo ante las cámaras con “Blue Demon contra el poder satánico” (1964), Santo contra Blue Demon en la Atlántida (1969), Santo y Blue Demon contra los monstruos (1969), Santo y Blue Demon contra Drácula y el hombre lobo (1972) y Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein (1973).

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

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El Santo y Blue Demon, dos de los luchadores más famosos de México, además de su legado en el deporte, dejaron un amplio catálogo de películas, casi todas ellas contra personajes sobrenaturales como vampiros, momias, brujas y todo tipo de seres monstruosos que buscaban apoderarse del mundo. Poco a poco, estos gladiadores dejaron el ring, para dedicarse a la pantalla grande y dejar un tesoro cultural.

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¿Cómo llegaron los luchadores al cine?

De acuerdo con datos del Gobierno de México, en el año de 1902 Enrique Ugartechea, campeón mexicano de la lucha libre grecorromana, fue el primer esteta en debutar en el teatro y más tarde, en 1917, se convirtió en actor de cine tiempo cuando participó en el largometraje “Maciste turista”.

En el año de 1909 también se exhibió una película del enfrentamiento entre Fitzimons versus O´Brien, tal era la importancia de esta pelea que los carteles de publicidad fueron creados por el ilustrador José Guadalupe Posada.

Sin embargo, fue hasta el año de 1934 cuando el primer luchador enmascarado apareció en los cuadriláteros de México, distintivo de nuestro país en la Lucha Libre y que hasta el momento perdura.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Pero un hecho sin precedentes fue la inauguración de la Arena México, idea de Salvador Lutteroth, quien además creó el Consejo Mundial de Lucha Libre en el año de 1933 y una década después abrió la Arena Coliseo con una pelea estelar entre Tarzan López y El Santo.

Según datos del Festival Internacional de Cine de Morelia, Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como El Santo, peleaba ya a mediados de la década de los 30 en el ring bajo los nombres de Constantino, Hombre Rojo o El Murciélago Enmascarado ll, pero en 1942 debutó con la máscara plateada que lo consagraría. Mientras que el luchador Blue Demon aparecía por primera vez en 1948 a lado de Black Shadow.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

De la tercera cuerda a la pantalla

El fenómeno de la Lucha Libre se disparó en los años 40 y tomó una gran fuerza en la cultura mexicana y sobre todo estos personajes fueron quienes le dieron ese distintivo de masividad al deporte – espectáculo. Sin embargo, también la rudeza de la actividad llegó a considerarse como violencia, explicó Gustavo Oribe Mendieta, profesor de Medios y Soportes Digitales para las Artes en el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) en la Gaceta UAEH.

“Los cambios sociales y el auge de la televisión trajeron consigo la censura de la lucha libre por considerarse violenta. A pesar de esto, el arraigo del público hacia la lucha como un espectáculo que era muy visto en la arena o por televisión propició la búsqueda de nuevos espacios para presentar a los luchadores, siendo el cine el lugar perfecto para mantener el acercamiento y vigencia con el público”, mencionó Oribe Mendieta.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

El catedrático de la UAEH destacó que el momento clave para el desarrollo del cine de la lucha libre fue cuando en busca de alternativas para crear los referentes nacionales como Estados Unidos lo hizo con Superman, Capitán Marvel y The Phantom, los productores mexicanos llegaron a la conclusión de que los luchadores serían los símbolos del bien y la justicia del séptimo arte.

De igual forma señaló que para representar la figura arquetípica del bien y el mal, “el resurgimiento del cine de horror clásico con figuras como Drácula, Frankenstein y licántropos, permitieron impulsar al luchador para enfrentarse a estos personajes, lo que dio origen a un género característico, un híbrido de fantasía-horror-ficción, convirtiendo a los luchadores en superhéroes capaces de realizar hazañas que no se veían en la arena”.

De esta forma también se responde la incógnita de la relación entre el cine mexicano del género de la lucha libre y los espeluznantes antagonistas como las momias de Guanajuato, las mujeres vampiro, las lobas, la hija de Frankenstein o enemigos más simbólicos como “el poder satánico” o “la magia negra”.

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Santo y Blue Demon: Hazañas fuera de la arena

Padre de más de cuatro (1938) y No me defiendas compadre (1938), ya mostraban unas cuantas escenas de lucha libre; sin embargo, relata Festival Internacional de Cine de Morelia, la primera película considera en este género fue La Bestia Magnífica, hecha por Chano Urueta y protagonizada por Crox Alvarado y Wolf Ruvinskis,acompañados de los luchadores Enrique Llanes, Cavernario Galindo, Guillermo Hernández Lobo Negro y Fernando Osés, entre otros.

Así hubo otros títulos como El luchador Fenómeno o el Huracán Ramírez, pero René Cardona daría al clavo en 1952 con “El enmascarado de plata”, donde El Santo, a lado de su entrañable compañero Pecas, enfrentó por primera vez a un Médico loco asesino y a un líder criminal llamado El lobo.

Foto: Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña

Años después, en 1958 el éxito se presentó con la cintas Santo contra el cerebro del mal y Santo contra los hombres infernales, ambas dirigidas por Joselito Rodríguez y filmadas en Cuba. De ahí en adelante el El Santo se convirtió en una estrella internacional de cine, pues entre los años 1949 y 1976, auge del “cinelátero” como lo llaman algunos, realizó 52 películas donde se enfrentó a científicos locos, monstruos, alienígenas, hechiceras y líderes de la mafia.

Entre los títulos del Enmascarado de Plata destacan Santo en el museo de cera (1963), Santo y la venganza de las mujeres vampiro (1970), Las momias de Guanajuato (1970) y Atacan las brujas (1964).

Los productores mexicanos agregarían un toque especial que nunca se vio en el cuadrilátero. El 25 de septiembre de 1953, Blue Demon venció al Santo ante 9 mil espectadores en la Arena Coliseo del Distrito Federal. Los aficionados siempre quisieron que esta rivalidad transgrediera a una lucha de máscara contra máscara, pero ambos gladiadores olvidaron sus diferencias y conquistaron juntos el cine.

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Poco más de una década después, el Demonio Azul empezó su carrera cinematográfica en el año de 1964, pero eso no fue impedimento para su éxito en la pantalla grande. Su primera película fue “Blue Demon, el Demonio Azul” y así protagonizó 26 más.

El dúo enmascarado compartió el tiempo ante las cámaras con “Blue Demon contra el poder satánico” (1964), Santo contra Blue Demon en la Atlántida (1969), Santo y Blue Demon contra los monstruos (1969), Santo y Blue Demon contra Drácula y el hombre lobo (1972) y Santo y Blue Demon contra el doctor Frankenstein (1973).

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