Notimex
México, 14 de Noviembre.- Con la cinta “La Calle de laAmargura”, el director Arturo Ripstein regresó al cine que másle gusta, el de blanco y negro, técnica que le parece fascinanteporque a través de esta se refleja el verdadero rostro del cinemexicano.
Durante 50 años, el cineasta se ha caracterizado por supeculiar manera de reflejar la vida de la sociedad mexicana, sobretodo de la clase más baja, la miseria y la marginación, y todoesto lo logra con el dramatismo y a la vez el encanto del blanco ynegro.
“Esta técnica tiene una vida muy especial, de la que el colorcarece por alguna extraña razón. Y de esto hay muchos ejemplos,como los grandes fotógrafos siembre usaron blanco y negro, que vandesde Nicéphore Niépce hasta nuestros días. Esta técnica tieneotra vida que el color elimina”, comentó el destacado realizadoren entrevista con Notimex.
“Uno inventa la realidad a partir del blanco y negro y elcolor, de alguna manera la refleja o la transmite y esto da ciertosvalores, un ejemplo preciso, son los presos en los campos deconcentración de la Segunda Guerra mundial, que tienen un impactoen blanco y negro y los presos del conflicto balcánico, ambos soncampos idénticos, pero los filman a color y dejan de tener, por lomenos esa es mi apreciación, la fuerza de impacto que tiene elprimero”.
Puso otro ejemplo: la obra del pintor Pablo Picasso. “Comodijo Picasso, el color debilita y sabía de lo que hablaba. Su obraen blanco y negro es intensísima sin duda alguna, sus dibujos ylas cosas más poderosas de él, terminaron siendo en blanco ynegro”.
El director mexicano confesó que aprendió a hacer cine enblanco y negro, porque eso hacía su padre. “Yo iba a ver a mipapá filmar hace casi 70 años y en ese momento lo habitual era elblanco y negro. Ahí aprendí a conocer y a querer a mi país enblanco y negro. Aprendí a entender los personajes y situaciones,conflictos en esos dos tonos, así que toda mi carrera la planee enesa técnica”.
Sin embargo, no rechaza el cine en color, pues en sufilmografía existen memorables cintas con esa técnica.
“He hecho muchas, pero he pretendido que las películas encolor, parezcan en blanco y negro debido a las imposicionescomerciales, pues son razones de mucho peso. Y ahí vamos a otropunto, respecto al blanco y negro, pues la censura económica es lapeor de todas, eso no tiene defensa y esa es una de las formas dela derrota, pero finalmente, con tantos años de ‘marqueza' puesuno se sale con la suya, metiéndoles la confusión”, añadió enbroma.
Respecto a la manera de hacer cine actual, comparado con el deantaño, Arturo Ripstein deja ese romanticismo por lo antiguo y alcontrario, se siente beneficiado con los avances y equipos queexisten para realizar películas.
“De alguna manera, el cine siempre ha ido evolucionando, lahistoria del cine ha estado ligada también a sus cambiostecnológicos, siempre han ocurrido cosas, lo cromático, del cinemudo al sonoro, hasta llegar a lo digital. La historia del cine hatenido muchos cambios, pero siempre han sido aceptados con muchareticencia, porque es una industria enormementeconservadora”.
Compartió que él fue el primero en hacer una película digitalen América Latina.
“Siempre me han interesado estas cosas y eran y son para mibeneficio, pues me cansé de tener equipos enormes y siemprebuscaba tener un equipo reducido, buscando tener una relación másíntima con mi gente, porque las cosas salen más como el directorlo sueña, aunque a veces la diferencia entre lo que uno sueña conlo que sale, es abismal”, señaló.
Al tocar este punto, se le preguntó si “La calle de laamargura”, salió como él soñaba, a lo que respondió:
“Si no lo fue todo, se acerca. Cada vez más a través dellargo tránsito de mi trabajo se acerca más a lo que sueño. Unavez hice un documental con Juan Soriano y él me decía que yadespués de muchos años, cuando la mano obedece, sale lo quepretendes y a mí, aunque ya lentamente, la cámara me obedece”,finalizó.
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