/ viernes 8 de abril de 2022

Niño de Elche: Un artista “indisciplinario”

El artista español se rehúsa a definirse y a ser visto como un renovador del flamenco. En todo caso su obra, frecuentemente transgresora, habla por él mismo

Para los no iniciados, podría decirse que Francisco Contreras Molina, alias Niño de Elche, es un músico especializado en música flamenca… O un músico especializado en música flamenca experimental… O para ser más justos, un músico cuyas raíces flamencas e intereses experimentales se fusionan con casi cualquier estilo musical, desde el rock y el rap, hasta los ritmos latinos, la música bailable y lo que se acumule esta semana.

Pero la verdad es que tampoco podemos definirlo simplemente como un músico, porque sus intereses artísticos van mucho más allá y se entrelazan caprichosamente con la poesía, la literatura, el cine, el teatro, la crítica social y, sí, lo que se acumule en los próximos días.

En realidad se trata de un personaje inabarcable, pero ahí radica parte de su atractivo. Él mismo rehuye a la idea de definirse, debido a su naturaleza inquieta y cambiante.

Antes que intentar definirse, considera necesario revisar cómo funciona Niño de Elche, cómo se articula y dónde se contextualiza, para entonces sí, tratar de decir quién es.

Tampoco podemos pensar en él como un músico tradicional que compone canciones, las graba, publica y presenta en vivo, para después replicar la misma fórmula una y otra vez.

Y es que en realidad Niño de Elche es un artista, pero también poeta, escritor, crítico, locutor (más lo que se acumule esta quincena) que puede o no involucrarse en proyectos musicales, los cuales pueden o no terminar en una grabación bajo el formato tradicional de un disco.

Y es que, como él mismo apunta, en exclusiva con El Sol de México: “Todo eso depende del discurso que quiera plantear y edificar, entonces si entiendo que a veces un discurso necesita de una forma o de otra o de unos ingredientes o de otros, a partir de ahí me acerco o me alejo de disciplinas concretas.

Y ejemplifica: “Si quiero hablar sobre la luz del día, pues tal vez entienda que tengo que hacer una instalación o si quiero hablar sobre la nocturnidad pues tal vez tenga que hacer un programa de radio, o si quiero hablar sobre el susurro del mar pues tal vez tenga que pensar en una pieza artística que sería una botella, quién sabe.

Por otro lado, tampoco se considera un artista multidisciplinario y en todo caso -ya entrados en la plática- sí que recurre a definirse como un artista indisciplinario, y explica:

“Mi disciplina no está en pro de las estéticas, ni de las tendencias, sino en pro del discurso. Claro, tendrá una forma u otra, pero eso no es lo importante… Yo no pienso nunca: Hoy voy a trabajar con la cumbia o con el rock o con el flamenco… Me parece súper banal”.

A veces también, dependiendo del formato de sus obras, estas pueden ser más o menos accesibles. Uno de sus últimos discos, La Distancia Entre El Barro Y La Electrónica. Siete Diferencias Valdelomarianas (2020), se publicó solamente en una edición limitada de 999 copias en vinil, lo cual lo hizo prácticamente inaccesible para la mayoría de los mortales. Al respecto, asegura:

“Uno intuye qué tipo de formato debe tener una obra, porque claro, tenemos la putada de que el mundo discográfico nos condiciona muchísimo, incluso la forma de escucha, y bueno, siempre hay que entender que el mundo del disco, el universo fonográfico, nada tendría que ver con el universo de los conciertos y eso en la música aún no lo hemos asumido... Hemos asumido que el teatro es una experiencia, que tiene unas formas de realización y de producción totalmente diferentes al mundo del cine, ¿no? Todos entendemos que el mundo del cine tiene una posibilidad de estéticas y técnicas, discursivas muy diferentes que las del teatro”.

Foto: Cortesía

El artista hace una pausa, y después de reflexionar añade:

“Pero en el mundo de la música no, ahí seguimos entendiendo que el disco es lo que se tiene que representar en el directo y que el directo tiene que ser un fiel reflejo del disco, pero eso nos limita absolutamente... Yo intento separarme, hacer un trabajo discográfico con sus particularidades, con sus formas de tempo, con sus timbres, con sus formas de abordar la práctica y después el directo que tenga otro tipo de resonancia… No tiene sentido que sigamos viendo a la experiencia del directo como la experiencia del disco, porque son totalmente diferentes tanto a la hora de la realización artística como a la hora de la construcción”.

SEGUNDA VISITA A MÉXICO

El Niño de Elche visitó por segunda vez México hace unos días. La primera fue hace dos años, en compañía de la escritora y actriz Angélica Liddell, en el marco del festival Escénica.

Y esta vez, como la anterior, no fue la música la que lo trajo a este país, sino otra disciplina artística, en este caso el cine, ya que fue invitado a participar como jurado del festival FICUNAM de este año, en una actividad que se completó con un concierto en Casa del Lago:

“Me ha sorprendido que mucha gente me conociera o vinieran al concierto y quisieran encontrar mis discos, o ver gente con mis discos en ese espacio que por cierto estaba lleno”, cuenta acerca de dicha experiencia.

Esa misma visita del artista coincidió con la presentación en el Vive Latino del también español C. Tangana, un artista con el que Niño de Elche colaboró en dos tracks del exitoso disco El Madrileño, por lo que además aprovechó para acompañarlo en su presentación para dicho festival:

El concierto con C. Tangana para mí es un regalo, porque es una colaboración y la verdad que es un concierto muy divertido, muy bien realizado, muy bien producido… Todo fue muy casual, porque ese fin de semana yo me quedaba de vacaciones aquí en Ciudad de México y dio la casualidad que ese fin de semana ellos iban al VL”.

Foto: Cortesía

RENOVADOR DEL FLAMENCO

Seguramente, Paco Contreras detesta el mote… O quizá ya esté acostumbrado a que se refieran a él de esa manera. En todo caso asegura que más que tener una intención “reformadora” de los géneros musicales, lo suyo no es apegarse a lo tradicional, sino jugar y en todo caso transgredir las formas.

Antes de terminar la charla, le decimos que en las plataformas de streaming se da un fenómeno con los artistas que -como él- suelen colaborar con otros artistas: Cuando el artista en cuestión tiene colaboraciones con colegas sumamente populares, como en este caso C. Tangana, un primer acercamiento a estas plataformas, digamos que para descubrir su música, puede desorientar al escucha en lugar de darle una idea clara de cuál es el estilo del músico en cuestión, a lo que él inteligentemente refuta:

Bueno, si toda persona que se interese por Niño de Elche va a Spotify y se queda con eso quizá sea una consecuencia de que no es una persona que busca profundizar mucho, y ahí yo poco puedo hacer… Tampoco es que haya que hacer mucho más que bajar tres líneas para descubrir más… Entonces yo no me lo tomo como un problema, al revés: Viéndolo de otro modo, es una buena manera de filtrar a la gente que realmente va a llegar, ¿no?”

Tampoco atiende mucho a la crítica musical, ya que considera que no se dedica tanto a crear espacios de reflexión, como probablemente sí sucede en otros campos del arte con los que él se relaciona:

“Por desgracia, la prensa musical está en otras. El ritmo que tienen es difícil, entonces cuando hacen una crítica, por lo menos en mi caso, suelen ser o muy buenas o muy malas... Y ahí no hay mucho que hacer (...) Una cosa que yo hago mucho es leer y no sólo leer a gente con la que siento que voy a reafirmar mis creencias, eso para mí es muy alentador y es una constante en mi vida”.

Foto: Cortesía

¿Por ejemplo?

Pues a Chester Tom, por ejemplo, que dos amigos me los recomendaron y a partir de Juan Manuel de Prada, que es un escritor español realmente increíble, pues también leo a muchos conservadores, sobre todo teológicos, porque también me ayuda mucho ver a diferentes posicionamientos… Por ejemplo, había un libro que tenía que ver con curar la homosexualidad, cuyos posicionamientos son totalmente contrarios a los míos… Hay libros a los que me he enfrentado de una forma, o bueno libros sobre sectas, o pensamientos religiosos, mormones, textos con los que he sido crítico, pero que después se han convertido en armas o en revulsivos personalesAntonio Escohotado, un escritor que me gusta mucho y que tuve relación con él hace unos tiempos, me decía una cosa maravillosa: Cuando tengas un prejuicio acércate a él y descubrirás que no es lo que tú pensabas… Y seguramente lo superarás. Eso es una máxima que tengo y soy mucho más feliz así, me siento mejor descubriendo cosas diferentes…

¿También en la música?

Sí, sin duda alguna. Me quedan aún muchas músicas con las que tengo muchos prejuicios, y que necesito educar mi atención hacia ellas, pero otras lo puedes superar, acercándote y escuchando.



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Pero la verdad es que tampoco podemos definirlo simplemente como un músico, porque sus intereses artísticos van mucho más allá y se entrelazan caprichosamente con la poesía, la literatura, el cine, el teatro, la crítica social y, sí, lo que se acumule en los próximos días.

En realidad se trata de un personaje inabarcable, pero ahí radica parte de su atractivo. Él mismo rehuye a la idea de definirse, debido a su naturaleza inquieta y cambiante.

Antes que intentar definirse, considera necesario revisar cómo funciona Niño de Elche, cómo se articula y dónde se contextualiza, para entonces sí, tratar de decir quién es.

Tampoco podemos pensar en él como un músico tradicional que compone canciones, las graba, publica y presenta en vivo, para después replicar la misma fórmula una y otra vez.

Y es que en realidad Niño de Elche es un artista, pero también poeta, escritor, crítico, locutor (más lo que se acumule esta quincena) que puede o no involucrarse en proyectos musicales, los cuales pueden o no terminar en una grabación bajo el formato tradicional de un disco.

Y es que, como él mismo apunta, en exclusiva con El Sol de México: “Todo eso depende del discurso que quiera plantear y edificar, entonces si entiendo que a veces un discurso necesita de una forma o de otra o de unos ingredientes o de otros, a partir de ahí me acerco o me alejo de disciplinas concretas.

Y ejemplifica: “Si quiero hablar sobre la luz del día, pues tal vez entienda que tengo que hacer una instalación o si quiero hablar sobre la nocturnidad pues tal vez tenga que hacer un programa de radio, o si quiero hablar sobre el susurro del mar pues tal vez tenga que pensar en una pieza artística que sería una botella, quién sabe.

Por otro lado, tampoco se considera un artista multidisciplinario y en todo caso -ya entrados en la plática- sí que recurre a definirse como un artista indisciplinario, y explica:

“Mi disciplina no está en pro de las estéticas, ni de las tendencias, sino en pro del discurso. Claro, tendrá una forma u otra, pero eso no es lo importante… Yo no pienso nunca: Hoy voy a trabajar con la cumbia o con el rock o con el flamenco… Me parece súper banal”.

A veces también, dependiendo del formato de sus obras, estas pueden ser más o menos accesibles. Uno de sus últimos discos, La Distancia Entre El Barro Y La Electrónica. Siete Diferencias Valdelomarianas (2020), se publicó solamente en una edición limitada de 999 copias en vinil, lo cual lo hizo prácticamente inaccesible para la mayoría de los mortales. Al respecto, asegura:

“Uno intuye qué tipo de formato debe tener una obra, porque claro, tenemos la putada de que el mundo discográfico nos condiciona muchísimo, incluso la forma de escucha, y bueno, siempre hay que entender que el mundo del disco, el universo fonográfico, nada tendría que ver con el universo de los conciertos y eso en la música aún no lo hemos asumido... Hemos asumido que el teatro es una experiencia, que tiene unas formas de realización y de producción totalmente diferentes al mundo del cine, ¿no? Todos entendemos que el mundo del cine tiene una posibilidad de estéticas y técnicas, discursivas muy diferentes que las del teatro”.

Foto: Cortesía

El artista hace una pausa, y después de reflexionar añade:

“Pero en el mundo de la música no, ahí seguimos entendiendo que el disco es lo que se tiene que representar en el directo y que el directo tiene que ser un fiel reflejo del disco, pero eso nos limita absolutamente... Yo intento separarme, hacer un trabajo discográfico con sus particularidades, con sus formas de tempo, con sus timbres, con sus formas de abordar la práctica y después el directo que tenga otro tipo de resonancia… No tiene sentido que sigamos viendo a la experiencia del directo como la experiencia del disco, porque son totalmente diferentes tanto a la hora de la realización artística como a la hora de la construcción”.

SEGUNDA VISITA A MÉXICO

El Niño de Elche visitó por segunda vez México hace unos días. La primera fue hace dos años, en compañía de la escritora y actriz Angélica Liddell, en el marco del festival Escénica.

Y esta vez, como la anterior, no fue la música la que lo trajo a este país, sino otra disciplina artística, en este caso el cine, ya que fue invitado a participar como jurado del festival FICUNAM de este año, en una actividad que se completó con un concierto en Casa del Lago:

“Me ha sorprendido que mucha gente me conociera o vinieran al concierto y quisieran encontrar mis discos, o ver gente con mis discos en ese espacio que por cierto estaba lleno”, cuenta acerca de dicha experiencia.

Esa misma visita del artista coincidió con la presentación en el Vive Latino del también español C. Tangana, un artista con el que Niño de Elche colaboró en dos tracks del exitoso disco El Madrileño, por lo que además aprovechó para acompañarlo en su presentación para dicho festival:

El concierto con C. Tangana para mí es un regalo, porque es una colaboración y la verdad que es un concierto muy divertido, muy bien realizado, muy bien producido… Todo fue muy casual, porque ese fin de semana yo me quedaba de vacaciones aquí en Ciudad de México y dio la casualidad que ese fin de semana ellos iban al VL”.

Foto: Cortesía

RENOVADOR DEL FLAMENCO

Seguramente, Paco Contreras detesta el mote… O quizá ya esté acostumbrado a que se refieran a él de esa manera. En todo caso asegura que más que tener una intención “reformadora” de los géneros musicales, lo suyo no es apegarse a lo tradicional, sino jugar y en todo caso transgredir las formas.

Antes de terminar la charla, le decimos que en las plataformas de streaming se da un fenómeno con los artistas que -como él- suelen colaborar con otros artistas: Cuando el artista en cuestión tiene colaboraciones con colegas sumamente populares, como en este caso C. Tangana, un primer acercamiento a estas plataformas, digamos que para descubrir su música, puede desorientar al escucha en lugar de darle una idea clara de cuál es el estilo del músico en cuestión, a lo que él inteligentemente refuta:

Bueno, si toda persona que se interese por Niño de Elche va a Spotify y se queda con eso quizá sea una consecuencia de que no es una persona que busca profundizar mucho, y ahí yo poco puedo hacer… Tampoco es que haya que hacer mucho más que bajar tres líneas para descubrir más… Entonces yo no me lo tomo como un problema, al revés: Viéndolo de otro modo, es una buena manera de filtrar a la gente que realmente va a llegar, ¿no?”

Tampoco atiende mucho a la crítica musical, ya que considera que no se dedica tanto a crear espacios de reflexión, como probablemente sí sucede en otros campos del arte con los que él se relaciona:

“Por desgracia, la prensa musical está en otras. El ritmo que tienen es difícil, entonces cuando hacen una crítica, por lo menos en mi caso, suelen ser o muy buenas o muy malas... Y ahí no hay mucho que hacer (...) Una cosa que yo hago mucho es leer y no sólo leer a gente con la que siento que voy a reafirmar mis creencias, eso para mí es muy alentador y es una constante en mi vida”.

Foto: Cortesía

¿Por ejemplo?

Pues a Chester Tom, por ejemplo, que dos amigos me los recomendaron y a partir de Juan Manuel de Prada, que es un escritor español realmente increíble, pues también leo a muchos conservadores, sobre todo teológicos, porque también me ayuda mucho ver a diferentes posicionamientos… Por ejemplo, había un libro que tenía que ver con curar la homosexualidad, cuyos posicionamientos son totalmente contrarios a los míos… Hay libros a los que me he enfrentado de una forma, o bueno libros sobre sectas, o pensamientos religiosos, mormones, textos con los que he sido crítico, pero que después se han convertido en armas o en revulsivos personalesAntonio Escohotado, un escritor que me gusta mucho y que tuve relación con él hace unos tiempos, me decía una cosa maravillosa: Cuando tengas un prejuicio acércate a él y descubrirás que no es lo que tú pensabas… Y seguramente lo superarás. Eso es una máxima que tengo y soy mucho más feliz así, me siento mejor descubriendo cosas diferentes…

¿También en la música?

Sí, sin duda alguna. Me quedan aún muchas músicas con las que tengo muchos prejuicios, y que necesito educar mi atención hacia ellas, pero otras lo puedes superar, acercándote y escuchando.



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