/ jueves 4 de agosto de 2022

Marilyn Monroe: la rubia devorada por la industria

Hoy se cumplen 60 años de la muerte de la estrella que Hollywood creó y también destruyó; “todo el mundo la usó”, dice la escritora Guadalupe Loaeza 

Antes de morir por una sobredosis de antidepresivos el 4 de agosto de 1962, la gran diva de Hollywood dio un grito de auxilio: “No quiero que me comprendan. Quiero que me quieran”. La frase fue encontrada días después de su fallecimiento, en una libreta escondida en su habitación. Nadie, sin embargo, atendió su súplica. Ni sus múltiples amores ni las decenas de productores a los que hizo millonarios. Hollywood la encumbró; Hollywood la hundió.

Orson Welles y Kenneth Anger, dos profundos conocedores de la industria hollywoodense, coinciden: con Marilyn Monroe se consolidó el mercado de los paparazzis, supuestos periodistas que operaron como una organización criminal. Su negocio era la extorsión. Todo a través de una empresa que se llamó Hollywood Investigation Incorporated, cuyos colaboradores se dedicaban a extraer información privada de los artistas mediante una gran variedad de triquiñuelas, cuenta Anger en su libro Hollywood Babilonia (1959).

Puede interesarte: Las cinco películas más emblemáticas de Marilyn Monroe, la diva inmortal

Cuando la agencia se encontraba en posesión de un material incendiario, un representante de la empresa visitaba el domicilio del artista o la artista implicada y le decía: “¿Sabía que la revista Confidential —una de las más populares de aquel tiempo— está dispuesta a comprar esta información suya?”.

Los afectados no tenían gran opción. La mayoría pagaba a cambio de silencio. Pero otros, como Marlyn Monroe, se negaron a inflar las carteras de los paparazzis. No pasó mucho tiempo para que Confidential publicara el siguiente encabezado: “La mejor máquina de bombear en Hollywood: ¡Marilyn Monroe!”, en referencia a las habilidades de la actriz estadounidense para practicar sexo oral, detalla la escritora Guadalupe Loaeza en su libro La puerta falsa: de suicidios, suicidas y otras despedidas (2011).

La publicación tenía en su poder material gráfico de Marilyn Monroe en condiciones íntimas. Tuvieron que pasar décadas para que se hablara más sobre estas grabaciones. En 2008, el coleccionista Keya Morgan vendió, en 1.5 millones de dólares, el video donde aparece la actriz practicándole sexo oral a un hombre no identificado. Se trata de una película en blanco y negro, muda y con 15 minutos de duración. Según el New York Post, la grabación fue almacenada durante décadas por un viejo informante del FBI que intentaba probar que el hombre en cuestión era el expresidente John F. Kennedy o su hermano Robert.

El Sol de Zacatecas

Poco antes de su muerte, Monroe estuvo en la Ciudad de México, donde dio una conferencia en el Hotel Continental / Cortesía

Marilyn Monroe es el gran icono de Hollywood y es muy representativo que ella haya sido víctima de sus propias circunstancias, víctima de todos aquellos que la rodearon, de su madre, de las productoras de cine, de los paparazzis. Todo el mundo la usó”, dice en entrevista con El Sol de México la escritora Guadalupe Loaeza.

Esta visión trágica sobre Monroe también es compartida por Joyce Carol Oates, autora de Blonde, una de las biografías más extensas sobre la protagonista de Los caballeros las prefieren rubias (1953). “Cuando murió a los 36 años, no tenía suficiente dinero ni para un buen funeral”, declaró la escritora estadounidense durante el Festival Internacional de Cine de Neuchâtel, en Suiza. Allí se presentó la película sobre la vida de Marilyn, producida por Netflix, protagonizada por Ana de Armas y prevista para estrenarse el 23 de septiembre. “Obtuvo fama mundial, pero se creó una identidad con la que no podía vivir. Una identidad con la que hizo mucho dinero para muchos hombres, pero no tanto para ella misma”, agregó Carol Oates.

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“Se alimentaron muchas dudas sobre si se suicidó o no, pero la realidad es que su vida entera fue un suicidio permanente”, asegura Guadalupe Loaeza.

“Tantos años han pasado desde su muerte y cada día se confirma que es un icono universal. Es el gran símbolo de la sensualidad y el erotismo en el siglo XX: esta rubia seductora que le gustaba a hombres y mujeres, a jóvenes y adultos. Una mujer de claroscuros, pero muy cándida y fresca. Sumamente espontánea. Tenía no sólo su lado femme fatale creado por la industria: también era una mujer con un aspecto infantil y transparente. Marilyn Monroe fue toda una época”, concluye.

Antes de morir por una sobredosis de antidepresivos el 4 de agosto de 1962, la gran diva de Hollywood dio un grito de auxilio: “No quiero que me comprendan. Quiero que me quieran”. La frase fue encontrada días después de su fallecimiento, en una libreta escondida en su habitación. Nadie, sin embargo, atendió su súplica. Ni sus múltiples amores ni las decenas de productores a los que hizo millonarios. Hollywood la encumbró; Hollywood la hundió.

Orson Welles y Kenneth Anger, dos profundos conocedores de la industria hollywoodense, coinciden: con Marilyn Monroe se consolidó el mercado de los paparazzis, supuestos periodistas que operaron como una organización criminal. Su negocio era la extorsión. Todo a través de una empresa que se llamó Hollywood Investigation Incorporated, cuyos colaboradores se dedicaban a extraer información privada de los artistas mediante una gran variedad de triquiñuelas, cuenta Anger en su libro Hollywood Babilonia (1959).

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Cuando la agencia se encontraba en posesión de un material incendiario, un representante de la empresa visitaba el domicilio del artista o la artista implicada y le decía: “¿Sabía que la revista Confidential —una de las más populares de aquel tiempo— está dispuesta a comprar esta información suya?”.

Los afectados no tenían gran opción. La mayoría pagaba a cambio de silencio. Pero otros, como Marlyn Monroe, se negaron a inflar las carteras de los paparazzis. No pasó mucho tiempo para que Confidential publicara el siguiente encabezado: “La mejor máquina de bombear en Hollywood: ¡Marilyn Monroe!”, en referencia a las habilidades de la actriz estadounidense para practicar sexo oral, detalla la escritora Guadalupe Loaeza en su libro La puerta falsa: de suicidios, suicidas y otras despedidas (2011).

La publicación tenía en su poder material gráfico de Marilyn Monroe en condiciones íntimas. Tuvieron que pasar décadas para que se hablara más sobre estas grabaciones. En 2008, el coleccionista Keya Morgan vendió, en 1.5 millones de dólares, el video donde aparece la actriz practicándole sexo oral a un hombre no identificado. Se trata de una película en blanco y negro, muda y con 15 minutos de duración. Según el New York Post, la grabación fue almacenada durante décadas por un viejo informante del FBI que intentaba probar que el hombre en cuestión era el expresidente John F. Kennedy o su hermano Robert.

El Sol de Zacatecas

Poco antes de su muerte, Monroe estuvo en la Ciudad de México, donde dio una conferencia en el Hotel Continental / Cortesía

Marilyn Monroe es el gran icono de Hollywood y es muy representativo que ella haya sido víctima de sus propias circunstancias, víctima de todos aquellos que la rodearon, de su madre, de las productoras de cine, de los paparazzis. Todo el mundo la usó”, dice en entrevista con El Sol de México la escritora Guadalupe Loaeza.

Esta visión trágica sobre Monroe también es compartida por Joyce Carol Oates, autora de Blonde, una de las biografías más extensas sobre la protagonista de Los caballeros las prefieren rubias (1953). “Cuando murió a los 36 años, no tenía suficiente dinero ni para un buen funeral”, declaró la escritora estadounidense durante el Festival Internacional de Cine de Neuchâtel, en Suiza. Allí se presentó la película sobre la vida de Marilyn, producida por Netflix, protagonizada por Ana de Armas y prevista para estrenarse el 23 de septiembre. “Obtuvo fama mundial, pero se creó una identidad con la que no podía vivir. Una identidad con la que hizo mucho dinero para muchos hombres, pero no tanto para ella misma”, agregó Carol Oates.

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“Se alimentaron muchas dudas sobre si se suicidó o no, pero la realidad es que su vida entera fue un suicidio permanente”, asegura Guadalupe Loaeza.

“Tantos años han pasado desde su muerte y cada día se confirma que es un icono universal. Es el gran símbolo de la sensualidad y el erotismo en el siglo XX: esta rubia seductora que le gustaba a hombres y mujeres, a jóvenes y adultos. Una mujer de claroscuros, pero muy cándida y fresca. Sumamente espontánea. Tenía no sólo su lado femme fatale creado por la industria: también era una mujer con un aspecto infantil y transparente. Marilyn Monroe fue toda una época”, concluye.