En su ensayo Escenas de pudor y liviandad, Carlos Monsiváis dijo, reflexionando sobre la figura de Juan Gabriel: “En la sociedad de consumo, el Ídolo (la mayúscula, certificado de licitud) es quien retiene el falso amor de las multitudes más allá de lo previsible, más allá de los seis meses de un hit, de los dos años de la promoción exhaustiva, de los cinco años del impulso que no termina de desgastarse…”
La noche del 13 de septiembre de 2024, Juan Gabriel, el Divo de Juárez, Juanga, para los cuates, volvió a hacer lo imprevisible—aunque en el fondo todos lo sospechábamos—, al colapsar por completo las instalaciones de la Cineteca Nacional, durante la proyección de su concierto Mis 40 en Bellas Artes, en donde Universal Music contabilizó 6000 personas.
Un espectáculo que tuvo como enardecido escenario el Foro al Aire Libre, los jardines y hasta una calle aledaña de esta institución, con más de tres mil asistentes.
Un frenesí logró hacer olvidar a los presentes, por poco más de dos horas, bajo amenazas de lluvia, que este Ídolo lleva ocho años de fallecido.
Se trató, pues, de la proyección del tercero y último de los conciertos que Alberto Aguilera Valadez (1950-2016) presentó en Bellas Artes a lo largo de su vida para celebrar, en 2013, su cuarta década de carrera musical.
Fue aquel un concierto no tan conocido por los mexicanos como el de 1990, que significó su entrada por la puerta grande al recinto artístico más importante del país, el Palacio de Bellas Artes, y que muchos asistentes esperaban ver.
"Todo el folclor de México"
El público llegó desde muy temprano, a las 15:00 horas, según dijo a este medio un miembro de seguridad del recinto y cuando aún faltaban dos horas para el evento, programado a las 19:00 horas, el lugar ya estaba a poco más de tres cuartos de su capacidad. Los que llegaron temprano apartaron su lugar con gran recelo y pasión por el Divo de Juárez.
Entre ellos estaba la actriz Shadé y el músico Carlos, quienes se echaron un palomazo, sabiendo que estaban por ver en gran formato el concierto de un gran cantante y compositor; Toni, una chica trans, quien ve en Juanga no sólo a un ídolo, sino un referente de la comunidad LGBTQ+; así como Rosario y David, quienes vinieron a la CDMX de vacaciones y recuerdan a Juan Gabriel como un referente de la cultura mexicana.
“Él representa todo el folclor de México y a toda una generación también, quienes los conocimos por sus canciones y porque nos tocó vivirlo. Es por eso que Juan Gabriel forma parte de todos los mexicanos”, compartió don David, a El Sol de México, justo antes de que empezaran a llegar cientos de asistentes que se acumulaban como las nubes grises y la sensación de humedad, previa a una tormenta.
Israel Herrera, responsable de Relaciones Públicas y Eventos Especiales de la Cineteca Nacional, explicó a este diario que esta proyección llevó dos meses de preparación y permisos con la disquera de Juan Gabriel, así como de su familia, quienes, aseguró, f
escogieron este concierto de 2013, por su mejor calidad visual y sonora.
“Fue una idea que surgió, que en algún momento, salió entre pláticas y chistes y pensé en llevarlo a más", mencionó.
"Fue un asunto de identidad nacional. De hecho, hace rato estaba pensando que en estos tiempos que estamos tan polarizados, algo que en verdad nos puede hacer sentir unidos, más allá de cualquier ideología, es Juan Gabriel”, dijo el funcionario, quien además comentó que este concierto, también tuvo su origen en la serie de conciertos que programaron de bandas como Queen, The Cure, The Rolling Stones, Black Sabbath y Zoé.
Dieron las 19:00 horas y el foro se convirtió en una extraña extensión de Bellas Artes, aunque con un muy mal sonido al principio, pues la afluencia era tal que el audio de las bocinas de la pantalla no se podía propagar bien. Algo que las autoridades trataron resolver pidiendo la comprensión del público.
Apenas salió Juanga a cuadro, un furtivo espectador gritó “¡Viva Juan Gabriel!”, siendo correspondido por centenas de gargantas con un efusivo “viva”. Y de ahí, pa’l real con una treintena de canciones al hilo, en las que, al Divo, se le ve muy seguro de sí, completamente dueño del escenario y dispuesto a juguetear con su público, en este caso desde el más allá en un masivo acto de nigromancia: que de pronto estallaba en coros y gritos, en canciones como “Querida”, “Siempre en mi mente”, “Así fue” —con Isabel Pantoja— o el “Noa Noa”.
Había en aquel lugar un muy peculiar juego de luces, entre los constantes rayos del cielo, que llegaba a iluminar todo el foro y los truenos que hacía eco en los odios de los espectadores, quienes, a pesar de la lluvia decidieron quedarse a disfrutar hasta el último momento de su Ídolo, quien para ese concierto de 2013 se vio envuelto en una polémica de conflicto de interés con funcionarios que, supuestamente pagaron para llevar a cabo el 40 homenaje de su carrera.
La noche fue increíble, hubo quienes no encontraron lugar ya dentro del foro y ocuparon los pasillos de las salas, dando la sensación de que la Cineteca fuera un especie de recinto musical para conciertos masivos.
Mientras que otros en su desesperación por ver al Divo, treparon las rejas del lugar y desde ahí, en las alturas, algunos con niños en brazos se entregaron al momento.
Al concluir con un gran estruendo la proyección, algunos espectadores muy jóvenes, expresaron su contento con incredulidad y un mayor deseo: “Wey, ¿por qué me siento en mood de haber ido a un concierto?” “Wey, ¡cómo me gustaría no estar viva para estar con el 'Divino de Juárez!'", se les escuchó decir.
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