/ jueves 25 de agosto de 2022

Jorge Zárate deja de lado los personajes machos para transformarse en Drag

La obra Las devoradoras retoma la estética Drag Queen

Acostumbrado a interpretar personajes masculinos, duros, corruptos y violentos, machos en sí, Jorge Zárate ha intentado en más de una ocasión abrir el abanico de sus propuestas actorales, incluso más allá de su género y preferencia sexual. Algo que al parecer en el medio cinematográfico y teatral mexicano aún puede llegar a ser complicado.

Con la obra Las devoradoras de un ardiente deseo, que retoma la estética Drag Queen para cuestionar los roles de género —la cual se presentará en el teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, a partir de este jueves y hasta el 2 de octubre—se ha acercado a ese a ese objetivo.

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“Que ahora promuevan puestas en escena así y me propongan este papel me anima, pues, en lo personal, esta actuación me es interesante porque representa un reto actoral. Siempre he tenido un deseo imposible por lograr papeles como lo es el de una mujer”, comenta el actor a El Sol de Méxicosobre su experiencia en esta obra, que toma como base el texto del ya fallecido dramaturgo Antonio González Caballero.

Zárate explica que, además de su necesidad actoral en constante búsqueda, lo que lo impulsó a incursionar en la interpretación del papel de Isadora, una de las protagonistas de la obra, fue la conciencia de que en la historia del arte hay muestras de que los hombres se han desenvuelto con gran soltura con papeles femeninos, lo cual aún ve posible en nuestros tiempos.

“Obviamente como actores hombres, nunca vamos a lograr hacer bien a una mujer, porque creo que sí hay una completud que jamás vamos a alcanzar. Hay algo que está ahí de por medio que, por mucho que se tenga una muy buena imaginación o sea un actor con un amplio repertorio escénico es imposible”, dice y subraya que con esta interpretación el objetivo no está logrado del todo, pues por la misma estética de la obra no se realiza la encarnación naturalista que desea hacer.

Jorge Zárate participa por primera vez en un montaje Drag / Daniel galena | El Sol de México

La diversidad, divertimento de la humanidad

Sobre su acercamiento al Drag Queen, Zárate afirma que no ha cambiado su percepción sobre la comunidad LGBTQ+, pues siempre ha visto con respeto la decisión de cada individuo en tanto su vida sexual e identificación de género; aunque, reconoce, ve con curiosidad y sorpresa el gran número de etiquetas con las que ahora cada persona puede identificarse, incluso al grado de transespecie.

“Me parece inquietante, porque, de algún modo, lo que se vería como 'locura' ahora es algo valorable. Pienso que es como un divertimiento de la humanidad con el cual nos estamos dando cuenta de que hasta la ‘locura’ es digna y hay un lugar de reconocimiento y respeto para aquel que quiera transgredir. Para mí eso significa ser actor, yo siento que cobro por transgredir mi persona. Me parece que ahora esa misma idea muchas personas la han decidido llevar al nivel de su esencia y su ser, algo con lo que estoy completamente de acuerdo”, comenta el también productor.

La actuación amplía su criterio

Zárate afirma que siempre ha buscado alejarse de los clichés en sus representaciones, pues estos son una forma de juzgar a los personajes desde la misma actuación. Al documentarse sobre sus personajes y apropiarse de ellos, se ha dado cuenta de que el teatro para él implica una ampliación de criterio, capaz de abrir panoramas y extender la comprensión de todo: “Uno como actor, a la hora de representar, por ejemplo un criminal, no lo juzga. Esa no es su labor, pues uno tiene que acercarse a él de una manera casi amorosa, el espectador es el que va a determinar un juicio de valor sobre ese personaje. Ser actor me ha hecho entender a las personas desde el respeto, la comprensión y no desde el prejuicio”.

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De vuelta a su interés por representar otros papeles, menciona que entre sus objetivos principales se encuentra el que reconozcan que también tiene muchas más propuestas actorales, “desde un psicópata hasta un padre bonachón o un abuelo con nietos”, papeles que no ha podido representar en su carrera.

Próximamente está por estrenar la película Oliverio y la piscina, en la que interpreta a una mujer transexual, experiencia que calificó bastante divertida y al mismo tiempo inquietante.

“Ojalá me sigan ofreciendo hacer papeles de villanos corruptos y policías locos, por supuesto que los voy a hacer. Pero yo creo que un actor que no abre su panorama, indudablemente se está perdiendo de lo que significa ser completamente actor. Creo que lo que me gustaría que dijera mi tarjeta de presentación es: Jorge Zárate, actor dúctil”, finaliza entre risas.



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Acostumbrado a interpretar personajes masculinos, duros, corruptos y violentos, machos en sí, Jorge Zárate ha intentado en más de una ocasión abrir el abanico de sus propuestas actorales, incluso más allá de su género y preferencia sexual. Algo que al parecer en el medio cinematográfico y teatral mexicano aún puede llegar a ser complicado.

Con la obra Las devoradoras de un ardiente deseo, que retoma la estética Drag Queen para cuestionar los roles de género —la cual se presentará en el teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, a partir de este jueves y hasta el 2 de octubre—se ha acercado a ese a ese objetivo.

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“Que ahora promuevan puestas en escena así y me propongan este papel me anima, pues, en lo personal, esta actuación me es interesante porque representa un reto actoral. Siempre he tenido un deseo imposible por lograr papeles como lo es el de una mujer”, comenta el actor a El Sol de Méxicosobre su experiencia en esta obra, que toma como base el texto del ya fallecido dramaturgo Antonio González Caballero.

Zárate explica que, además de su necesidad actoral en constante búsqueda, lo que lo impulsó a incursionar en la interpretación del papel de Isadora, una de las protagonistas de la obra, fue la conciencia de que en la historia del arte hay muestras de que los hombres se han desenvuelto con gran soltura con papeles femeninos, lo cual aún ve posible en nuestros tiempos.

“Obviamente como actores hombres, nunca vamos a lograr hacer bien a una mujer, porque creo que sí hay una completud que jamás vamos a alcanzar. Hay algo que está ahí de por medio que, por mucho que se tenga una muy buena imaginación o sea un actor con un amplio repertorio escénico es imposible”, dice y subraya que con esta interpretación el objetivo no está logrado del todo, pues por la misma estética de la obra no se realiza la encarnación naturalista que desea hacer.

Jorge Zárate participa por primera vez en un montaje Drag / Daniel galena | El Sol de México

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Sobre su acercamiento al Drag Queen, Zárate afirma que no ha cambiado su percepción sobre la comunidad LGBTQ+, pues siempre ha visto con respeto la decisión de cada individuo en tanto su vida sexual e identificación de género; aunque, reconoce, ve con curiosidad y sorpresa el gran número de etiquetas con las que ahora cada persona puede identificarse, incluso al grado de transespecie.

“Me parece inquietante, porque, de algún modo, lo que se vería como 'locura' ahora es algo valorable. Pienso que es como un divertimiento de la humanidad con el cual nos estamos dando cuenta de que hasta la ‘locura’ es digna y hay un lugar de reconocimiento y respeto para aquel que quiera transgredir. Para mí eso significa ser actor, yo siento que cobro por transgredir mi persona. Me parece que ahora esa misma idea muchas personas la han decidido llevar al nivel de su esencia y su ser, algo con lo que estoy completamente de acuerdo”, comenta el también productor.

La actuación amplía su criterio

Zárate afirma que siempre ha buscado alejarse de los clichés en sus representaciones, pues estos son una forma de juzgar a los personajes desde la misma actuación. Al documentarse sobre sus personajes y apropiarse de ellos, se ha dado cuenta de que el teatro para él implica una ampliación de criterio, capaz de abrir panoramas y extender la comprensión de todo: “Uno como actor, a la hora de representar, por ejemplo un criminal, no lo juzga. Esa no es su labor, pues uno tiene que acercarse a él de una manera casi amorosa, el espectador es el que va a determinar un juicio de valor sobre ese personaje. Ser actor me ha hecho entender a las personas desde el respeto, la comprensión y no desde el prejuicio”.

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De vuelta a su interés por representar otros papeles, menciona que entre sus objetivos principales se encuentra el que reconozcan que también tiene muchas más propuestas actorales, “desde un psicópata hasta un padre bonachón o un abuelo con nietos”, papeles que no ha podido representar en su carrera.

Próximamente está por estrenar la película Oliverio y la piscina, en la que interpreta a una mujer transexual, experiencia que calificó bastante divertida y al mismo tiempo inquietante.

“Ojalá me sigan ofreciendo hacer papeles de villanos corruptos y policías locos, por supuesto que los voy a hacer. Pero yo creo que un actor que no abre su panorama, indudablemente se está perdiendo de lo que significa ser completamente actor. Creo que lo que me gustaría que dijera mi tarjeta de presentación es: Jorge Zárate, actor dúctil”, finaliza entre risas.



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