Durante 1993 Soda Stereo promocionó de manera masiva su sexto y penúltimo álbum llamado Dynamo. México por supuesto tuvo varias fechas en distintas ciudades alrededor del territorio, sin embargo más allá de los grandes escenarios, existe un concierto en específico que sobresale por encima de todos cuando fueron contratados para tocar en San Cristóbal Ecatepec, en un lugar llamado El Ángel.

Durante aquella presentación, agregada de último minuto por Daniel Kon, manager de la banda, los argentinos creían que tocarían en un bar o antro de la zona y al estar acostumbrados a ello, sobretodo durante sus giras en México, tanto Gustavo Cerati, como Zeta Bosio y Charly Alberti, se prepararon para cerrar su gira que llevaba ya meses de recorrido.

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Al momento de llegar a la dirección, aquella noche del 28 de marzo de 1993, cuentan miembros del staff de Soda Stereo que incrédulos, llegaron a una panadería y de inmediato fueron recibidos por el dueño, quien emocionado, les confesó haber gastado todos sus ahorros para sorprender a su hija en la celebración de sus XV años, por lo que les mostró el escenario improvisado que les hizo y además, los pasó a habitaciones de su hogar como si fueran sus propios camerinos.

El trío argentino de inmediato se sintió como en casa y totalmente profesionales, continuaron con su clásica rutina antes de cada concierto, pues además, el dueño de la casa y padre de la festejada, les facilitó comida, agua, alcohol y hasta todo el pan que quisieran con tal de que se sintieran cómodos, y vaya que lo logró.

A Soda poco le importó que tanto el escenario, como la iluminación fueran precarias a comparación de lo que estaban acostumbrados y brindaron un concierto que permanece vigente para sus asistentes, quienes cantaron a todo pulmón temas En Remolinos, Luna Roja, Juegos de Seducción, El Rito, Persiana Americana, Cuando Pase el Temblor y De Música Ligera.

El concierto les gustó tanto a los argentinos, que incluso hicieron un encore para cerrar la noche con Hombre al Agua y Prófugos, además de convivir un rato con los invitados de la fiesta, cerrando así una de las tocadas más curiosas en la carrera de Soda Stereo.

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