Su vida era el cine. Siempre tenía una anécdota que contar y con esa desparpajada forma de ser le sobraba público para todas esas historias salpicadas de cinematografía, porque el arte era su vida.
Alejandro Cárdenas Ochoa nunca dejó de ser reportero. Trabajó en periódicos como Ovaciones y El Universal, fue pionero en el periodismo por internet, miembro fundador de El Sitio en México y luego se unió al quehacer público en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Su pasión por el séptimo arte lo hizo integrarse más tarde al Instituto Mexicano de Cinematografía, desde donde ayudó a crear FilminLatino.
En el camino se convirtió en maestro y ayudó a formar varias generaciones de la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán, de la UNAM, pero también enseñó a muchos reporteros que lo seguían y siempre lo tenían en la mira para que no les ganará la nota.
Era un hombre afable, de trato fácil, pero detrás de esa personalidad bromista se escondía una persona con convicciones, entregada a su trabajo y comprometida con su familia.
Era la alegría andando, siempre sonriente. Amigo de todos los que lo conocían, amante del baile, pero sobre todo siempre dispuesto a ayudar. Ale era un amante de la vida. Descansa en paz.