Coraline y La Puerta Secreta es una de las películas animadas más aclamadas de todos los tiempos gracias al perfecto trabajo stop-motion que cientos de personas realizaron para filmar la cinta y además, por tener una de las historias más siniestras que cualquier película del estilo pueda tener.
Estrenada en 2009, la película basada en la novela de Neil Galman, publicada en 2002, en realidad habla de una historía que sucedió en Reino Unido, más específicamente, en el pueblo natal del escritor y que a lo largo de los años, ha aterrorizado a todos aquellos que escuchan todo lo que sucedió.
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La historia habla sobre una anciana que cuidaba a su nieta recién nacida que se había quedado huérfana pocos días después de nacer luego de que sus padres perdieran la vida en un incendio, lo que llevó a la mujer de la tercera edad a ser demasiado cuidadosa con la menor, a quien incluso, nadie en el vecindario conocía años después de haber nacido.
Dicha decisión comenzó a generar rumores entre los vecinos del lugar, por lo que niños que habían escuchado dicha historia relatada por sus mismos padres, decidieron una noche, hacer una travesura y entrar a la residencia donde la anciana y la menor vivían para así conocer a la famosa niña.
Una vez que lograron entrar, todos los niños se llevaron una enorme sorpresa, luego de darse cuenta que ahí dentro no vivía ninguna niña y lo único que pudieron encontrar relacionado a ella fue una cuna, en donde, al acercarse, pudieron ver horrorizados el cadáver casi calcinado de una bebé con botones cocidos en donde alguna vez estuvieron sus ojos.
Al darse cuenta que en realidad la niña no había logrado sobrevivir al incendio que también arrebató la vida de sus padres, la anciana no pudo con el dolor de haber perdido a la única familia que le quedaba, por lo que decidió conservar el cadáver de su nieta, hasta esa noche donde fue descubierta varios años después.
La noticia de inmediato llegó a oídos de la policía, quienes como castigo a la señora, la recluyeron en un hospital para enfermos mentales, en donde incluso la anciana trató de llevarse a una muñeca argumentando que el espíritu de su nieta vivía dentro de dicho juguete.
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