/ lunes 21 de marzo de 2022

Grave situación por alza de precios y disponibilidad de materias primas y alimentos

La industria de alimentos balanceados deberá construir una red de proveedores regionales

El escenario para la disponibilidad de granos es muy grave y complica las perspectivas para 2022 en la cadena de producción-comercialización de proteína de origen animal. “Es muy difícil predecir lo que va a suceder y no preocuparnos tanto por los precios sino por la disponibilidad de materias primas y en consecuencia, de alimentos”, afirmó Víctor Ochoa Calderón.

Te puede interesar: Sequía, precios de fertilizantes y faltas de apoyo afectan al campo: UNTA

Para el nuevo presidente del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados (CONAFAB), son tres los grandes riesgos:

  • El conflicto bélico Rusia-Ucrania y que esta última no pueda sembrar, la fecha límite sería fines de abril. Esto traerá presión sobre trigo y cebada y derivará en otros granos.
  • Sí bien Rusia puede sembrar, ya que su territorio no es afectado, pero el tema es sí podrá comercializar granos debido a las sanciones impuestas por la Unión Europea.
  • Y en el resto del mundo, la dificultad de mover materias primas vía marítima, puede disparar aún más los precios o peor aún, dificultar su acceso. En resumen, el escenario es muy grave, afirma a El Sol de México.

Por tanto, la industria de alimentos balanceados deberá construir una red de proveedores regionales que le permitan reducir el impacto de los fletes y garantizar la disponibilidad de materias primas de calidad, precisa.

Considera que sí es factible construir esta red. “Existen numerosos ejemplos, pero no son suficientes”.

Citó un ejemplo: En el Bajío, los productores pecuarios acceden a materias primas muy competitivas; pero en la actualidad, la producción pecuaria no se concentra alrededor de los centros de producción de granos y oleaginosas como ocurre en los Estados Unidos.

En su opinión. “se tiene que retomar el esquema de agricultura por contrato”.

El nuevo dirigente habló sobre el panorama de incertidumbre que vive el sector agropecuario con el alza de precios de las materias primas, altos costos de producción y un mermado poder adquisitivo de la población.

Expuso que en febrero pasado, el Índice de Precios de los Alimentos, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), registró un nuevo máximo histórico de 20.7%, en comparación con el mismo mes de 2021.

La causa son los altos costos de los energéticos, de las materias primas y del transporte marítimo para la exportación e importación de productos.

Ante este panorama, comentó que uno de los principales retos del sector es reducir la dependencia de las materias primas de importación.

Recordó que en el país, esta industria de alimentos balanceados importa 39% del maíz amarillo que utilizan; el 60% del trigo y 96% del frijol soya con que se produce la pasta de soya nacional y en algunos casos, el 100% de los micronutrientes.

Afirmó que esta dependencia de la importación de granos y oleaginosas pone en situación vulnerable a esta industria y a otras que utilizan estas materias primas, sobre todo ahora por el conflicto Rusia-Ucrania, “tendrá graves repercusiones, no solo en el precio sino también en su disponibilidad”.

Señaló Ochoa Calderón que el alimento balanceado representa hasta 70% de la cadena de valor en la producción de proteína animal: cerdos, pollo, bovinos, huevo y peces de acuicultura. Esto impacta de manera directa en la alimentación de la población en general.

AUMENTOS DE HASTA 105%

Solo en el primer bimestre del año, esta industria registró un aumento en el precio de sus principales materias primas de 19%, en el maíz amarillo; de 28% en el trigo; de 35% en la pasta de soya y de 105% en micro ingredientes como el ácido fólico.

México es el quinto productor mundial de alimentos balanceados para animales y el décimo consumidor de proteína animal; pero advirtió “esta situación podría cambiar por el actual escenario”.

¿En qué sentido?

-Porque no es autosuficiente en muchos de los insumos. Se importan casi 21 millones de toneladas de granos de los cuales casi todo es maíz y un poco de trigo y cebada. Y representan el 30% del total empleado para el consumo humano y para la elaboración de alimento balanceado para animales.

Y salvo en el huevo, “Tampoco somos autosuficientes en la producción de proteínas de origen animal. En el caso de la carne de res se importa el 8% del consumo nacional y de cerdo hasta el 43%”.

“El encarecimiento de las materias primas, definitivamente va a impactar los precios locales y por ende el consumo, ya que la economía no crece al ritmo que se requiere”, señaló.

Y esto derivará en el corto plazo en un fenómeno de altos precios y bajo consumo, lo que a la larga obligará a los productores a bajar los precios.

Advirtió que esto en el mediano y largo plazo puede devenir en la quiebra de productores pecuarios por la combinación de altos costos de materias primas y bajos precios de venta.

Subrayó el nuevo presidente de CONAFAB, que para disminuir la dependencia de granos y oleaginosas del exterior, “honestamente no veo otro camino que el de la eficiencia, a través de la tecnificación y apoyo al campo por parte del gobierno”.

Puso como ejemplo que en el Siglo XIX, México producía 5 toneladas de maíz en promedio por hectárea y hoy en pleno Siglo XXI, únicamente 3 toneladas en promedio de un grano cuyos restos fósiles más antiguos están en nuestro país.

También comentó que en México “hace años que no se siembra frijol soya. Y tenemos que importar este ingrediente para poder obtener el aceite de soya y su subproducto que es la pasta esencial para la producción animal”.

“Además, será fundamental que aprendamos a utilizar más subproductos en la alimentación animal que nos permitan reemplazar cada vez más al maíz y la pasta de soya”.

México no produce micronutrientes, ¿qué nos falta para incursionar en este terreno tan importante?

-Este es un problema no solo de México sino de casi todo el mundo. Por un lado se tiene que desarrollar más la tecnología para hacer disponibles más aminoácidos sintéticos y lograr una formulación más precisa y que mejore el rendimiento de los animales.

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Por otra parte, se tiene que fomentar la inversión en México de empresas que pueda llevar a cabo los procesos de fermentación y síntesis de aminoácidos de manera eficiente y limpia en cuanto a la disposición de sus desechos en el medio ambiente.



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El escenario para la disponibilidad de granos es muy grave y complica las perspectivas para 2022 en la cadena de producción-comercialización de proteína de origen animal. “Es muy difícil predecir lo que va a suceder y no preocuparnos tanto por los precios sino por la disponibilidad de materias primas y en consecuencia, de alimentos”, afirmó Víctor Ochoa Calderón.

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Para el nuevo presidente del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados (CONAFAB), son tres los grandes riesgos:

  • El conflicto bélico Rusia-Ucrania y que esta última no pueda sembrar, la fecha límite sería fines de abril. Esto traerá presión sobre trigo y cebada y derivará en otros granos.
  • Sí bien Rusia puede sembrar, ya que su territorio no es afectado, pero el tema es sí podrá comercializar granos debido a las sanciones impuestas por la Unión Europea.
  • Y en el resto del mundo, la dificultad de mover materias primas vía marítima, puede disparar aún más los precios o peor aún, dificultar su acceso. En resumen, el escenario es muy grave, afirma a El Sol de México.

Por tanto, la industria de alimentos balanceados deberá construir una red de proveedores regionales que le permitan reducir el impacto de los fletes y garantizar la disponibilidad de materias primas de calidad, precisa.

Considera que sí es factible construir esta red. “Existen numerosos ejemplos, pero no son suficientes”.

Citó un ejemplo: En el Bajío, los productores pecuarios acceden a materias primas muy competitivas; pero en la actualidad, la producción pecuaria no se concentra alrededor de los centros de producción de granos y oleaginosas como ocurre en los Estados Unidos.

En su opinión. “se tiene que retomar el esquema de agricultura por contrato”.

El nuevo dirigente habló sobre el panorama de incertidumbre que vive el sector agropecuario con el alza de precios de las materias primas, altos costos de producción y un mermado poder adquisitivo de la población.

Expuso que en febrero pasado, el Índice de Precios de los Alimentos, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), registró un nuevo máximo histórico de 20.7%, en comparación con el mismo mes de 2021.

La causa son los altos costos de los energéticos, de las materias primas y del transporte marítimo para la exportación e importación de productos.

Ante este panorama, comentó que uno de los principales retos del sector es reducir la dependencia de las materias primas de importación.

Recordó que en el país, esta industria de alimentos balanceados importa 39% del maíz amarillo que utilizan; el 60% del trigo y 96% del frijol soya con que se produce la pasta de soya nacional y en algunos casos, el 100% de los micronutrientes.

Afirmó que esta dependencia de la importación de granos y oleaginosas pone en situación vulnerable a esta industria y a otras que utilizan estas materias primas, sobre todo ahora por el conflicto Rusia-Ucrania, “tendrá graves repercusiones, no solo en el precio sino también en su disponibilidad”.

Señaló Ochoa Calderón que el alimento balanceado representa hasta 70% de la cadena de valor en la producción de proteína animal: cerdos, pollo, bovinos, huevo y peces de acuicultura. Esto impacta de manera directa en la alimentación de la población en general.

AUMENTOS DE HASTA 105%

Solo en el primer bimestre del año, esta industria registró un aumento en el precio de sus principales materias primas de 19%, en el maíz amarillo; de 28% en el trigo; de 35% en la pasta de soya y de 105% en micro ingredientes como el ácido fólico.

México es el quinto productor mundial de alimentos balanceados para animales y el décimo consumidor de proteína animal; pero advirtió “esta situación podría cambiar por el actual escenario”.

¿En qué sentido?

-Porque no es autosuficiente en muchos de los insumos. Se importan casi 21 millones de toneladas de granos de los cuales casi todo es maíz y un poco de trigo y cebada. Y representan el 30% del total empleado para el consumo humano y para la elaboración de alimento balanceado para animales.

Y salvo en el huevo, “Tampoco somos autosuficientes en la producción de proteínas de origen animal. En el caso de la carne de res se importa el 8% del consumo nacional y de cerdo hasta el 43%”.

“El encarecimiento de las materias primas, definitivamente va a impactar los precios locales y por ende el consumo, ya que la economía no crece al ritmo que se requiere”, señaló.

Y esto derivará en el corto plazo en un fenómeno de altos precios y bajo consumo, lo que a la larga obligará a los productores a bajar los precios.

Advirtió que esto en el mediano y largo plazo puede devenir en la quiebra de productores pecuarios por la combinación de altos costos de materias primas y bajos precios de venta.

Subrayó el nuevo presidente de CONAFAB, que para disminuir la dependencia de granos y oleaginosas del exterior, “honestamente no veo otro camino que el de la eficiencia, a través de la tecnificación y apoyo al campo por parte del gobierno”.

Puso como ejemplo que en el Siglo XIX, México producía 5 toneladas de maíz en promedio por hectárea y hoy en pleno Siglo XXI, únicamente 3 toneladas en promedio de un grano cuyos restos fósiles más antiguos están en nuestro país.

También comentó que en México “hace años que no se siembra frijol soya. Y tenemos que importar este ingrediente para poder obtener el aceite de soya y su subproducto que es la pasta esencial para la producción animal”.

“Además, será fundamental que aprendamos a utilizar más subproductos en la alimentación animal que nos permitan reemplazar cada vez más al maíz y la pasta de soya”.

México no produce micronutrientes, ¿qué nos falta para incursionar en este terreno tan importante?

-Este es un problema no solo de México sino de casi todo el mundo. Por un lado se tiene que desarrollar más la tecnología para hacer disponibles más aminoácidos sintéticos y lograr una formulación más precisa y que mejore el rendimiento de los animales.

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