De acuerdo con algunos estudiosos bíblicos esta fecha arrastra su mala fama por haber sido el día en que Jesús fue crucificado y por haber sido un viernes cuando Eva mordió la manzana prohibida. Respecto del número trece más allá de la explicaciones mitológicas hay un argumento lógico; todo radica en ser el número que sigue al doce sinónimo integral de la completud: doce son los meses del año, los signos del zodíaco, los apóstoles de Jesús y las tribus de Israel.
Otro ejemplo célebre es el viernes 13 de octubre de 1307, bajo las órdenes de Felipe IV de Francia, un grupo de caballeros templarios fueron capturados y llevados ante el tribunal de la Inquisición para ser juzgados y condenados por supuestos crímenes en contra de la cristiandad.
Como resultado de esto el 13 viene a desarmar esa perfección generando inquietud y zozobra por dos supersticiones sumadas: la que señala al viernes como el día más peligroso de la semana y la llamada triscaidecafobia, el miedo al número trece.
Muchos científicos se han visto tentados de poner a prueba los efectos de esta superstición experimentando con el número de accidentes de tránsito, heridas por arma blanca, de suicidios o de urgencias atendidas en los hospitales. Salvo el número de heridas de arma blanca ningún otro resultó variar en los viernes 13.
Y en cualquier caso la variación puede deberse no a la maldición de la fecha sino al miedo que esta provoca y sus efectos en las personas, porque lo que sí está científicamente probado es que los humanos (y los animales) son supersticiosos.
El origen del temor y superstición por el viernes 13 se ha visto alimentado por un sinnúmero de películas como Friday the 13th (1980) y una larga serie de secuelas, un crossover con A Nightmare on Elm Street (Pesadilla en la calle del Infierno) además de un reinicio en 2009.
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