Las costumbres y tradiciones de los monarcas suelen ser muy peculiares y en este caso no es la excepción, pues el nuevo monarca de Reino Unido, el rey Carlos III, deberá participar en varias de ellas, porque así lo dicta su cargo.
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Sin embargo, muchas de las tradiciones de la monarquía británica se remontan a la Edad Media y hoy en día podrán resultar algo extravagantes por decir lo menos y en otras, hasta repugnantes, pues el rey Carlos III tendría que comerse un pastel de suculentos parásitos, llamados lampreas.
Estos bichos raros son un tipo de pez sin mandíbula, con forma fálica y con dientes que recubren el interior de su peculiar boca ancha, por donde succionan la sangre de su pez huésped.
Y es que dentro de esta tradición, las lampreas son consideradas un verdadero platillo suculento, digno de los monarcas, como la antigua Isabel II.
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Muestra de respeto
El pastel bañado de jugosa sangre de parásitos se elabora en la ciudad de Gloucester, y es una muestra muy grande de respeto hacia los monarcas, dedicada a ellos en celebraciones especiales como coronaciones o jubileos.
De acuerdo con información del Museo de Lectura, el rey Enrique I falleció después de comer una cantidad considerable de parásitos, pero otra versión señala que murió por envenenamiento.
En la Edad Media, ofrecer este platillo a la monarquía era una verdadera muestra de respeto y de riqueza, y un compromiso que la ciudad de Gloucester tenía con los reyes británicos, señaló el ejecutivo adjunto de los Grandes Lagos, Marc Gaden.
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