La forma de educar a los hijos es algo personal, íntimo, sin embargo, la ley indica que golpear a los hijos es incorrecta, al menos en países como Serbia donde se presentó el caso de un padre-entrenador de una adolescente tenista que la golpea salvajemente por no querer continuar con su entrenamiento.
Un video fue grabado mientras el padre e hija de origen chino tunde a la niña a golpes y jalones de cabello hasta lograr que se tire en el piso y ahí comenzar a patearla.
El video fue compartido por el activista contra el maltrato animal, Igor Jurić quien lo recibió de otro entrenador, que ya anteriormente había visto el maltrato a la adolescente por parte de su progenitor y fue hasta este momento que pudo grabar los hechos y tener evidencia del maltrato.
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Cuando el hombre tiró a la menor en el piso y comenzó a patearla, varias personas comenzaron a gritarle y lo detuvieron; más tarde se dio a conocer que el sujeto fue detenido por la policía del lugar y puesto a disposición de un juez quien le cuestiono el porque de su actuar, a lo cual el contestó que en su país de origen, China, es normal educar de esa forma a los hijos.
Declaró que no considera haber hecho algo mal, puesto que deben de respetar las jerarquías, “Creo haber actuado correctamente porque esto en China está permitido”.
Tras la audiencia, el tribunal ordenó la prisión preventiva del sospechoso por el riesgo de fuga, así como por disturbios públicos y considerando la forma del delito que se le imputa, así como la sanción prescrita.
Casos de maltrato en el deporte
El maltrato de padres a hijos en el deporte blanco es algo más común de lo que creemos.
El estadounidense, Andre Agassi, número uno del tenis de los noventa agobiado por la obsesión de su padre, debió soportar entrenamientos extremos, que lo drogara con metanfetaminas antes de jugar siendo un niño y lo sometiera a insoportables presiones psicológicas en pos de su éxito deportivo: "Yo no quería ser una gloria del tenis. Ese era el sueño de él. Y así llegué a estar tan desconectado de mi propia vida que llegué a ser el número uno en el mundo odiando lo que hacía. Por eso me alegré el día que dije adiós a la competición".
La gran campeona alemana, Steffi Graf, casada con Agassi, tiene con él un gran punto en común respecto a los malos tratos paternales. Si bien nunca ahondó en si las obsesiones de su padre por entrenarla desde pequeña derivaron en maltratos, la administración de sus ganancias en el deporte terminó por separarlos.
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Mary Pierce, campeona francesa de los mismos años sometida por su padre a maltratos físicos y psicológicos, incluso delante del público de los torneos: la increpaba desde el medio de la tribuna, le arrojaba objetos cuando salía tras perder un partido y llegó a volarle los lentes de una cachetada. Cuando agredió a un espectador en Roland Garros, la WTA lo expulsó del circuito por cinco años y ella debió contratar seguridad privada para que no se le acercara. Como moneda común, también hubo desacuerdos económicos: él la demandó por romper un contrato en el que le había prometido un cuarto de sus ganancias. Luego y después de tanta agua bajo el puente, hubo reconciliación familiar.
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La enorme multicampeona Martina Navratilova también la pasó mal con su padrastro, quien la introdujo en el tenis, cuando éste se enteró de su homosexualidad, que él consideraba una enfermedad. Se le atribuye incluso la frase "prefiero que mi hija sea prostituta antes que lesbiana" aunque, lejos de destrozar su moral, Martina salió adelante, emigró a Estados Unidos (en su país temía por que la enviaran a asilos para gays) y llegó a la cima convirtiéndose en un símbolo de lucha. "Salir del armario me hizo mejor jugadora", consideró años después.
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