Obesidad, posible biomarcador para detección de cáncer de mama

De acuerdo a investigaciones de especialistas de la UNAM las células se vuelven más agresivas y más eficientes en la formación de un cáncer cuando se desarrollan en un ambiente de obesidad

Nadia A. Espejel / La Prensa

  · jueves 17 de octubre de 2024

Foto: Cuartoscuro

En México mueren más mujeres de cáncer de mama debido a una tardía detección, así lo dio a conocer la Organización Mundial de la Salud, mientras que cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2023 hubo ocho mil muertes por cáncer de mama en población de 20 años y más.

El mayor número de defunciones estuvo en el grupo de 60 a 74 años con 2 mil 598. La tasa de mortalidad en mujeres de 20 años y más, a nivel nacional, fue de 17.9 por cada cien mil.

Aunque la tasa de incidencia ya no crece al ritmo de años anteriores, detalla el investigador, el número de casos sigue en aumento y “hoy está apareciendo antes de los 40 años, en edades tempranas, incluso entre los 15 y 20 años”.


Ante dicha situación, especialistas del IIBO, por medio del Programa de Investigación en Cáncer de Mama (PICM) –en el que también participan investigadores de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y del Centro de Cáncer del Centro Médico ABC–, identificaron biomarcadores para la detección temprana de ese tipo de cáncer.

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El PICM es un proyecto multidisciplinario que desde 2014 se encarga de analizar la enfermedad a nivel biológico, molecular y genético; además colabora con grupos clínicos que aportan la problemática e información de pacientes con cáncer de mama.

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De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, publicada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el 22 de agosto de 2024, entre 2020 y 2023 la prevalencia nacional de obesidad en adultos de 20 años o más fue del 37.1 % (41 % mujeres, 33 % hombres). El estudio también refiere que el grupo de 40 a 59 años fue el que presentó mayor prevalencia, del 44.6 %, comparado con menores de 40 años que fue del 33.1 % y de 60 años o más del 33.0 %.

Entre 1990 y 2022, la prevalencia global se duplicó, siendo México una de las naciones con las cifras más altas, con un incremento en las mujeres del 24.9 al 35.2 % de 1999 a 2012; mientras que en los hombres fue del 18.5 al 26.8 %, entre 2000 y 2012. Asimismo, el reporte da a conocer que para 2030 la prevalencia en adultos será del 45 %.

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Obesidad posible factor para el desarrollo de células cancerígenas

Alejandro Zentella Dehesa, investigador del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, indicó que “en nuestro país aproximadamente el 50 % de los pacientes con cáncer tienen sobrepeso u obesidad”.

Luego de estudiar la situación a nivel molecular y descubrir que no hay un modelo para averiguar si una célula de cáncer en una mujer con obesidad es diferente a la de una sin esta condición médica, el programa se dio a la tarea de establecer las primeras líneas celulares en el mundo de cáncer de mama humano derivadas de pacientes con o sin obesidad.

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Uno de los hallazgos, apunta el investigador, es que las células se vuelven más agresivas y más eficientes en la formación de un cáncer cuando se desarrollan en un ambiente de obesidad, pues encuentran algo que confiere el tejido adiposo, como hormonas y metabolitos.

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“Actualmente estamos investigando qué factores y hormonas derivados del tejido adiposo podrían estar promoviendo la producción de más células tumorales. Esta indagación es crucial porque, de confirmarse dichos factores, podrían utilizarse como marcadores de utilidad médica para tener diagnósticos más precisos y saber si la paciente está o no en un mayor riesgo”, declaró Zentella Dehesa.

Los marcadores permiten el diagnóstico y, en algunas situaciones, predecir la evolución de una enfermedad o la respuesta a un tratamiento.

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Zentella Dehesa añade que “la detección temprana en cáncer de mama es el punto crítico para su atención. Esto ayuda a que se tenga definida su localización y, mediante radiación, terapia local y la cirugía, se puedan atacar y eliminar todas las células cancerígenas; pero si se detecta tardíamente, aunque se aplique el mismo protocolo, se corre el riesgo de que las células se alojen en otras partes del cuerpo”.

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Otros factores de riesgo, resalta, son vivir con obesidad, el historial reproductivo (edad de inicio del periodo menstrual y del primer embarazo, la no lactancia materna, uso de tratamiento hormonal posterior a la menopausia), exposición a radiación, entre otros. A pesar de esto, menciona que hay una carga genética y factores de riesgo hereditarios que pueden propiciar el desarrollo del cáncer de mama en las mujeres. Sin embargo, dichos factores dependen de sus características individuales y de cómo interactúan en el entorno las variables sociodemográficas y del ambiente.

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