/ miércoles 17 de marzo de 2021

Natural | Producción de textiles: en busca del círculo virtuoso

Investigadores y empresas impulsan nuevas formas de producción que no afecten al medio ambiente

Ingenieros del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han desarrollado tejidos autorrefrigerantes de polietileno, el material utilizado en las bolsas de plástico, que aspiran a que se convierta en "la tela del futuro", más sostenible que el algodón y otros materiales.

En sus investigaciones, que se publicaron este lunes en la revista británica Nature Sustainability, aseguran que el polietileno es "fino y liviano" y por ello, una prenda de este material "podría mantenerte más fresco que la mayoría de los textiles, ya que deja pasar el calor en lugar de atraparlo".

Según la investigadora y científica del departamento de Ingeniería Mecánica del MIT Svetlana Boriskina, las bolsas de plástico, que en muchas ocasiones acaban en el océano causando graves problemas, podrían recogerse y reciclarse en una "zapatilla o una sudadera con capucha".

Aunque no todo son ventajas, pues este material también "atrapa" con facilidad tanto el agua, como el sudor y es "incapaz" de expulsarlo y de evaporar la humedad, unas propiedades que han disuadido hasta ahora la adopción del polietileno como tejido utilizable en las prendas de ropa.

La estructura de la molécula de polietileno tiene una arquitectura similar a la del teflón, que resiste adherirse al agua. Por ello, Boriskina aseveró que todas las personas con las que contactaron les dijeron que "no funcionaría como textil", pero siguieron intentándolo.

Comenzaron usando polietileno en su forma de "polvo" y usaron equipos de fabricación textil para "fundir y extruir" el material en fibras delgadas. En el proceso descubrieron que el material "se oxidaba ligeramente" y cambiaba la energía de la fibra de polietileno, que se volvía "débilmente hidrófila y capaz de atraer moléculas de agua".

Foto Cortesía | Patagonia

Tras tejer el hilo en telas, probaron su capacidad de absorción frente al algodón, el nailon y el poliéster sumergiendo las telas y calculando el tiempo que tarda el líquido en absorberse. También colocaron cada tela en una báscula sobre una gota de agua y midieron su peso durante el proceso de evaporación.

En cada prueba, el polietileno eliminó y evaporó el agua más rápido que el resto de las telas. Aunque perdía parte de sus capacidades absorbentes con la repetición, según Boriskina, al "refrescar el material frotándolo contra sí mismo" se volvía hidrófilo de nuevo.

Dice que la coloración también fue un reto, y se tuvo que añadir con el material en seco, evitando sumergirse en "soluciones de productos químicos agresivos" y permitiendo que, al final de su ciclo de vida, se puedan "fundir, centrifugar y recuperar las partículas para usarlas de nuevo".

Es por ello que defienden que el polietileno, dadas sus propiedades físicas y su proceso de fabricación, tiene una menor "huella ecológica" que el poliester y el algodón, y también requiere de menos energía para lavarlo: diez minutos en el ciclo frío son suficientes. "No se ensucia porque nada se le pega", destacó Boriskina.

El equipo de investigadores, provenientes de México, Estados Unidos, Italia o Corea del Sur, entre otros, exploran ahora cómo incorporar telas de polietileno en ropa deportiva, vestimenta militar e incluso trajes espaciales de próxima generación.

Foto especial

La agricultura orgánica regenerativa de Patagonia: otra opción viable

Durante los últimos años han surgido varios emprendedores y productores preocupados por realizar su actividad en armonía con las nuevas tendencias y exigencias de sustentabilidad.

Uno de ellos es Patagonia, empresa dedicada a la producción de ropa ambientalmente responsable, que tiene su sede en Ventura, California, y que ha definido sus procesos productivos con el objetivo de combatir el cambio climático.

Desde 1996, la empresa utiliza solamente algodón orgánico en su línea de ropa y equipo outdoor, y a partir del 2017 han llevado sus esfuerzos agrícolas más allá, con una prueba para cultivar algodón utilizando prácticas orgánicas regenerativas en más de 550 granjas de pequeña escala.

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Patagonia une esfuerzos, junto con otras organizaciones en la creación de un Certificado Orgánico Regenerativo, que se basa en los estándares orgánicos existentes en la agricultura y de paso agrega nuevos requisitos sólidos para un suelo saludable, además de prácticas de bienestar para los trabajadores agrícolas y los animales.

“La Agricultura Orgánica Regenerativa permite que el 100 por ciento de las emisiones anuales de CO2 a nivel global se queden en el suelo. La agricultura convencional aporta hasta un 25 por ciento de los gases de efecto invernadero y, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, si seguimos cultivando de manera convencional la capa superior del suelo del mundo, que produce casi todos nuestros alimentos, desaparecerá en 60 años”, enfatiza la firma.

Otra de las iniciativas de Patagonia dignas de destacar es que en 2012 crean una línea de alimentos enfocada en productos obtenidos de formas innovadoras que beneficien y regeneren el planeta, y a la cual denominan “Patagonia Provisions”.

El estándar más alto del mundo

“A medida que la crisis climática empeora, las empresas deben ir más allá del mantra de no hacer daño”, afirma la empresa que ve en el Certificado Orgánico Regenerativo “el estándar más alto del mundo para la forma en que se cultivan los alimentos y fibras”.

Dicho certificado se basa en los estándares orgánicos ya existentes en la agricultura, pero agrega nuevos requisitos sólidos para un suelo saludable, así como las prácticas de bienestar de los trabajadores agrícolas y los animales.

Otro de los objetivos que se ha planteado la firma para el futuro es alcanzar la Certificación Orgánica Regenerativa en toda su producción, a medida que avance el programa piloto en los próximos años.

“El escepticismo parece aumentar cada vez que una empresa se niega a "permanecer en su carril", pero como emprendedor veo oportunidades de negocio en todas partes, afirma Yvon Chouinard, fundador de Patagonia.

Asegura que como amante del aire libre, ve una manera de salvar al planeta y sus criaturas, incluidos nosotros, de los hábitos destructivos que nos hemos inventado: “Para mí, es más que una empresa. Es una cuestión de supervivencia humana”, enfatiza.

Por fortuna, cada vez más líderes como él, ven en la agricultura orgánica regenerativa un sistema de altos estándares para el bienestar de los animales y de los trabajadores.

Los especialistas aseguran que la producción de cultivos regenerativos en suelos ricos y orgánicos, retienen más nutrientes y que se desarrollan en campos con gran cantidad de árboles, plantas perennes y suelos vivos, de manera que los árboles y plantas destacan por reducir el dióxido de carbono, que es uno de los principales gases de efecto invernadero que causa la crisis climática.

En 2014, los investigadores del Instituto Rodale estimaron que si las tierras de cultivo actuales cambiarán a prácticas orgánicas regenerativas, el 100 por ciento de las emisiones anuales de CO2 a nivel global quedarían secuestradas en el suelo.

“Esa es la revolución de la que quiero ser parte (...) Me doy cuenta, ahora más que nunca, de que los requisitos para un negocio próspero y personas prósperas son uno y el mismo. ¿Triple resultado final? Comida, agua, amor”, asegura Yvon Chouinard, cuya línea de productos se distribuye actualmente en ciudades como Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey.

Foto Cortesía | Patagonia

Principios rectores para el medio ambiente

En 2019, El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señaló en un reporte que los consumidores exigen un cambio cada vez mayor, por lo que muchas empresas reconocen los problemas y parecen ansiosas por considerar la sostenibilidad como un nuevo "negocio".

Durante la tercera edición semestral del Kerenzerberg Future Forum for Sustainable and Ethical Fashion, reunió a más de 70 profesionales de la industria de la moda en Suiza para explorar formas de hacer que el comercio sea más sostenible, donde el PNUMA consideró que “para acelerar el movimiento de la industria hacia la sostenibilidad, un grupo de trabajo compuesto por nueve profesionales prominentes de la moda y la industria textil desarrolló una carta con 11 principios rectores que abordan temas sociales, ambientales y económicos” se puede leer completo en: goodbrand.guru/swiss-charter-for-sustainable-textiles.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

Ingenieros del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han desarrollado tejidos autorrefrigerantes de polietileno, el material utilizado en las bolsas de plástico, que aspiran a que se convierta en "la tela del futuro", más sostenible que el algodón y otros materiales.

En sus investigaciones, que se publicaron este lunes en la revista británica Nature Sustainability, aseguran que el polietileno es "fino y liviano" y por ello, una prenda de este material "podría mantenerte más fresco que la mayoría de los textiles, ya que deja pasar el calor en lugar de atraparlo".

Según la investigadora y científica del departamento de Ingeniería Mecánica del MIT Svetlana Boriskina, las bolsas de plástico, que en muchas ocasiones acaban en el océano causando graves problemas, podrían recogerse y reciclarse en una "zapatilla o una sudadera con capucha".

Aunque no todo son ventajas, pues este material también "atrapa" con facilidad tanto el agua, como el sudor y es "incapaz" de expulsarlo y de evaporar la humedad, unas propiedades que han disuadido hasta ahora la adopción del polietileno como tejido utilizable en las prendas de ropa.

La estructura de la molécula de polietileno tiene una arquitectura similar a la del teflón, que resiste adherirse al agua. Por ello, Boriskina aseveró que todas las personas con las que contactaron les dijeron que "no funcionaría como textil", pero siguieron intentándolo.

Comenzaron usando polietileno en su forma de "polvo" y usaron equipos de fabricación textil para "fundir y extruir" el material en fibras delgadas. En el proceso descubrieron que el material "se oxidaba ligeramente" y cambiaba la energía de la fibra de polietileno, que se volvía "débilmente hidrófila y capaz de atraer moléculas de agua".

Foto Cortesía | Patagonia

Tras tejer el hilo en telas, probaron su capacidad de absorción frente al algodón, el nailon y el poliéster sumergiendo las telas y calculando el tiempo que tarda el líquido en absorberse. También colocaron cada tela en una báscula sobre una gota de agua y midieron su peso durante el proceso de evaporación.

En cada prueba, el polietileno eliminó y evaporó el agua más rápido que el resto de las telas. Aunque perdía parte de sus capacidades absorbentes con la repetición, según Boriskina, al "refrescar el material frotándolo contra sí mismo" se volvía hidrófilo de nuevo.

Dice que la coloración también fue un reto, y se tuvo que añadir con el material en seco, evitando sumergirse en "soluciones de productos químicos agresivos" y permitiendo que, al final de su ciclo de vida, se puedan "fundir, centrifugar y recuperar las partículas para usarlas de nuevo".

Es por ello que defienden que el polietileno, dadas sus propiedades físicas y su proceso de fabricación, tiene una menor "huella ecológica" que el poliester y el algodón, y también requiere de menos energía para lavarlo: diez minutos en el ciclo frío son suficientes. "No se ensucia porque nada se le pega", destacó Boriskina.

El equipo de investigadores, provenientes de México, Estados Unidos, Italia o Corea del Sur, entre otros, exploran ahora cómo incorporar telas de polietileno en ropa deportiva, vestimenta militar e incluso trajes espaciales de próxima generación.

Foto especial

La agricultura orgánica regenerativa de Patagonia: otra opción viable

Durante los últimos años han surgido varios emprendedores y productores preocupados por realizar su actividad en armonía con las nuevas tendencias y exigencias de sustentabilidad.

Uno de ellos es Patagonia, empresa dedicada a la producción de ropa ambientalmente responsable, que tiene su sede en Ventura, California, y que ha definido sus procesos productivos con el objetivo de combatir el cambio climático.

Desde 1996, la empresa utiliza solamente algodón orgánico en su línea de ropa y equipo outdoor, y a partir del 2017 han llevado sus esfuerzos agrícolas más allá, con una prueba para cultivar algodón utilizando prácticas orgánicas regenerativas en más de 550 granjas de pequeña escala.

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Patagonia une esfuerzos, junto con otras organizaciones en la creación de un Certificado Orgánico Regenerativo, que se basa en los estándares orgánicos existentes en la agricultura y de paso agrega nuevos requisitos sólidos para un suelo saludable, además de prácticas de bienestar para los trabajadores agrícolas y los animales.

“La Agricultura Orgánica Regenerativa permite que el 100 por ciento de las emisiones anuales de CO2 a nivel global se queden en el suelo. La agricultura convencional aporta hasta un 25 por ciento de los gases de efecto invernadero y, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, si seguimos cultivando de manera convencional la capa superior del suelo del mundo, que produce casi todos nuestros alimentos, desaparecerá en 60 años”, enfatiza la firma.

Otra de las iniciativas de Patagonia dignas de destacar es que en 2012 crean una línea de alimentos enfocada en productos obtenidos de formas innovadoras que beneficien y regeneren el planeta, y a la cual denominan “Patagonia Provisions”.

El estándar más alto del mundo

“A medida que la crisis climática empeora, las empresas deben ir más allá del mantra de no hacer daño”, afirma la empresa que ve en el Certificado Orgánico Regenerativo “el estándar más alto del mundo para la forma en que se cultivan los alimentos y fibras”.

Dicho certificado se basa en los estándares orgánicos ya existentes en la agricultura, pero agrega nuevos requisitos sólidos para un suelo saludable, así como las prácticas de bienestar de los trabajadores agrícolas y los animales.

Otro de los objetivos que se ha planteado la firma para el futuro es alcanzar la Certificación Orgánica Regenerativa en toda su producción, a medida que avance el programa piloto en los próximos años.

“El escepticismo parece aumentar cada vez que una empresa se niega a "permanecer en su carril", pero como emprendedor veo oportunidades de negocio en todas partes, afirma Yvon Chouinard, fundador de Patagonia.

Asegura que como amante del aire libre, ve una manera de salvar al planeta y sus criaturas, incluidos nosotros, de los hábitos destructivos que nos hemos inventado: “Para mí, es más que una empresa. Es una cuestión de supervivencia humana”, enfatiza.

Por fortuna, cada vez más líderes como él, ven en la agricultura orgánica regenerativa un sistema de altos estándares para el bienestar de los animales y de los trabajadores.

Los especialistas aseguran que la producción de cultivos regenerativos en suelos ricos y orgánicos, retienen más nutrientes y que se desarrollan en campos con gran cantidad de árboles, plantas perennes y suelos vivos, de manera que los árboles y plantas destacan por reducir el dióxido de carbono, que es uno de los principales gases de efecto invernadero que causa la crisis climática.

En 2014, los investigadores del Instituto Rodale estimaron que si las tierras de cultivo actuales cambiarán a prácticas orgánicas regenerativas, el 100 por ciento de las emisiones anuales de CO2 a nivel global quedarían secuestradas en el suelo.

“Esa es la revolución de la que quiero ser parte (...) Me doy cuenta, ahora más que nunca, de que los requisitos para un negocio próspero y personas prósperas son uno y el mismo. ¿Triple resultado final? Comida, agua, amor”, asegura Yvon Chouinard, cuya línea de productos se distribuye actualmente en ciudades como Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey.

Foto Cortesía | Patagonia

Principios rectores para el medio ambiente

En 2019, El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señaló en un reporte que los consumidores exigen un cambio cada vez mayor, por lo que muchas empresas reconocen los problemas y parecen ansiosas por considerar la sostenibilidad como un nuevo "negocio".

Durante la tercera edición semestral del Kerenzerberg Future Forum for Sustainable and Ethical Fashion, reunió a más de 70 profesionales de la industria de la moda en Suiza para explorar formas de hacer que el comercio sea más sostenible, donde el PNUMA consideró que “para acelerar el movimiento de la industria hacia la sostenibilidad, un grupo de trabajo compuesto por nueve profesionales prominentes de la moda y la industria textil desarrolló una carta con 11 principios rectores que abordan temas sociales, ambientales y económicos” se puede leer completo en: goodbrand.guru/swiss-charter-for-sustainable-textiles.

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