/ lunes 1 de abril de 2024

Hilorama, arte que crece en las manos del artista Rodrigo González

El tabajo del artista originario de Tepeapulco, Hidalgo, los ha llevado hasta Europa

Rodrigo González Martínez es un artesano nacido en Ciudad Sahagún, Tepeapulco, quién de manera autodidacta aprendió a tejer con hilos caseros, primero mandalas y luego figuras geométricas en tablas pequeñas. Actualmente, además de seguir creando estas piezas que lo llevaron a convertirse en maestro del hilorama, también realiza retratos “cruzando hilos”.

El artista de 35 años, señaló que su acercamiento a la geometría comenzó cuando era muy pequeño, pues su curiosidad por conocer más sobre la geometría comenzó a dibujar caprichosas figuras en las hojas de sus cuadernos; primero con lápices, después les fue añadiendo color.

Refirió que desde el comienzo esta actividad se volvió un acto terapéutico y un acercamiento a pensamientos como el hinduismo.

“Me clavé en la onda de dibujar figuras geométricas. Uniendo puntos, lo primero que hice fueron mandalas en papel usando reglas; aunque, ciertamente, no sabía muy bien qué es lo que estaba haciendo, eso lo aprendí con el tiempo”.

Señaló que las líneas salieron del papel cuando, en casa, al ver un conjunto de hilos, decidió tomarlos para dibujar con ellos tal y como hacía con sus lápices de colores. Fue un gran descubrimiento.

No obstante, para llegar al trabajo que actualmente realiza, antes elaboró otras piezas como los denominados Ojos de Dios y otros tejidos con estambre y macramé, "el chiste", dijo, era “unir los puntos”.

Explicó que una ocasión cuando se encontraba en Oaxaca, donde vivió de manera seminómada en algunas comunidades, utilizó una de las maderas que generalmente empleaba para cocinar o para calentar el agua para bañarse como un lienzo al que le colocó clavos y luego empezó a tejer.

“Empecé a informarme, no era el único ya había personas que utilizaban técnicas semejantes. Pero cada quien imprime su creatividad y talento: ponemos clavos en todo el derredor de las piezas de madera y desde ahí vamos cruzando hilos, uniendo hilos, hasta crear retratos. Se trata de un hilorama”.

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Precisó que su trabajo lo ha llevado a todo el Centro y Sur del país, por lo que algunas galerías en distintos puntos de México se interesaron por su trabajo y lo exhibieron; no obstante, dijo, fue en Coyoacán y recientemente en Europa, específicamente en España, a donde se llevaron su trabajo, para exhibirlo en una sala hermanda de Espacio Kanuwa, donde se muestran piezas de arte huichol.

Recientemente, dijo, formó parte de un taller en el Centro de Cultura Regional de Tepeapulco, donde fue invitado por el coordinador Erick Alan Hernández, y ahí, dictó un taller dirigido tanto a niños como adultos.

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Finalmente, mencionó que una de las obras más grandes que ha realizado se trata de Huehueteotl, pieza que creó para fue para el Festival de Fuego, una obra de alrededor de 1.30 centímetros de diámetro y en el que trabajo hasta seis horas diarias durante mes y medio.

Nota publica en El Sol de Hidalgo

Rodrigo González Martínez es un artesano nacido en Ciudad Sahagún, Tepeapulco, quién de manera autodidacta aprendió a tejer con hilos caseros, primero mandalas y luego figuras geométricas en tablas pequeñas. Actualmente, además de seguir creando estas piezas que lo llevaron a convertirse en maestro del hilorama, también realiza retratos “cruzando hilos”.

El artista de 35 años, señaló que su acercamiento a la geometría comenzó cuando era muy pequeño, pues su curiosidad por conocer más sobre la geometría comenzó a dibujar caprichosas figuras en las hojas de sus cuadernos; primero con lápices, después les fue añadiendo color.

Refirió que desde el comienzo esta actividad se volvió un acto terapéutico y un acercamiento a pensamientos como el hinduismo.

“Me clavé en la onda de dibujar figuras geométricas. Uniendo puntos, lo primero que hice fueron mandalas en papel usando reglas; aunque, ciertamente, no sabía muy bien qué es lo que estaba haciendo, eso lo aprendí con el tiempo”.

Señaló que las líneas salieron del papel cuando, en casa, al ver un conjunto de hilos, decidió tomarlos para dibujar con ellos tal y como hacía con sus lápices de colores. Fue un gran descubrimiento.

No obstante, para llegar al trabajo que actualmente realiza, antes elaboró otras piezas como los denominados Ojos de Dios y otros tejidos con estambre y macramé, "el chiste", dijo, era “unir los puntos”.

Explicó que una ocasión cuando se encontraba en Oaxaca, donde vivió de manera seminómada en algunas comunidades, utilizó una de las maderas que generalmente empleaba para cocinar o para calentar el agua para bañarse como un lienzo al que le colocó clavos y luego empezó a tejer.

“Empecé a informarme, no era el único ya había personas que utilizaban técnicas semejantes. Pero cada quien imprime su creatividad y talento: ponemos clavos en todo el derredor de las piezas de madera y desde ahí vamos cruzando hilos, uniendo hilos, hasta crear retratos. Se trata de un hilorama”.

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Precisó que su trabajo lo ha llevado a todo el Centro y Sur del país, por lo que algunas galerías en distintos puntos de México se interesaron por su trabajo y lo exhibieron; no obstante, dijo, fue en Coyoacán y recientemente en Europa, específicamente en España, a donde se llevaron su trabajo, para exhibirlo en una sala hermanda de Espacio Kanuwa, donde se muestran piezas de arte huichol.

Recientemente, dijo, formó parte de un taller en el Centro de Cultura Regional de Tepeapulco, donde fue invitado por el coordinador Erick Alan Hernández, y ahí, dictó un taller dirigido tanto a niños como adultos.

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Finalmente, mencionó que una de las obras más grandes que ha realizado se trata de Huehueteotl, pieza que creó para fue para el Festival de Fuego, una obra de alrededor de 1.30 centímetros de diámetro y en el que trabajo hasta seis horas diarias durante mes y medio.

Nota publica en El Sol de Hidalgo

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