José Manuel Almaraz Perea, alias Steak, grafitero y tatuador mexicano, poseedor de un estilo que destaca de entre los demás, actualmente imparte cursos sobre “tatoo” en varios reclusorios de la Ciudad de México y busca crear conciencia sobre la no discriminación hacia quienes han decidido decorar sus cuerpos con tinta.

Creció en el municipio de Ixtapaluca, ubicado al oriente del Estado de México. La vida no fue fácil para él y sus primeros sueldos se los tuvo que ganar “rompiéndose el lomo” como obrero, pero siempre con la convicción de que su talento para plasmar imágenes en paredes o en la piel, tenía que ser explotado.

“Yo no elegí mi sobrenombre. A los 12 años me uní a un grupo y un día me dijeron: se murió un tal Steak, no sé si quieras pintar así. Luego me peleé con ellos y me dijeron que dejara de hacerlo, pero al contrario, le seguí...”, dice Manuel, quien en un inicio, desconocía el significado de esa palabra en inglés.

Durante su carrera como tatuador, ha impartido varios cursos en reclusorios de la CdMx, principalmente en el de Santa Martha Acatitla. “Te ayuda adentro y te ayuda afuera. Esos cursos que doy son gratuitos, es para que puedan generar dinero estando ahí y al salir tengan un modo honesto de vivir”, dice Manuel, quien es de la idea de compartir el conocimiento.

Ese no te lo debes llevar a la tumba. Regálalo y riégalo

Usando lentes oscuros, vestido con un conjunto deportivo y tenis negros, el “Steak”, de 36 años de edad, recorre las calles del Centro de la CdMx y va pegando algunas calcomanías diseñadas por él mismo con su apodo a colores, sobre algunas bardas, vehículos viejos, postes o láminas de señalizaciones viales, haciendo uso del “sticker art”.

“Esto es lo que se hace ahora para tener presencia y sin andar rayando las paredes. Por andar pintando me puede levantar la policía, pero si pego un sticker y me dicen algo, solo lo quito y no pasa nada. Estas letras las diseñé estilo “sonidero”, es lo que está de moda”, comenta José, quien lleva el pecho y brazos tatuados y su primer apellido en lo alto de la espalda.

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"Buscar un cambio en la conciencia social"

Su aspecto “chacalón” lo hace lucir hosco y hasta agresivo, pero detrás de esos lentes negros no hay más que una mirada transparente y en su hablar, cuando es por la buena, un tono amable y cordial. Le gusta hacer amistades y a través del arte urbano ha hecho muchas y muy entrañables, como la que tiene con “Mode Orozco”, reconocido muralista del grafitti originario de Tijuana.

A pesar de que las leyes en México se han encausado para prevenir que las personas que poseen tatuajes sean discriminadas, mismas que según investigaciones de la Universidad Autónoma de México (UNAM), ya suman un 32 por ciento del grueso de la población, esto sigue sucediendo, tanto en contextos laborales como sociales.

Almaraz Perea, quien ha padecido diversas experiencias de discriminación hacia su persona, afirma que hay que buscar generar un cambio en la conciencia social y romper con ese estereotipo de que el tatuado es el delincuente.

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“Siempre ando tapado, pero al final siempre ando bien placoso y los policías luego luego de “ven para acá”. Al final siempre hay discriminación y eso no debería pasar. Cuando vamos a los centros comerciales, siempre traemos a dos guardaespaldas, es incómodo y luego ves que el que va a robar va de traje”.

"Rotulista de cuerpos"

Manuel, viene de pintar en la calle pero decidió profesionalizar su trabajo. Estudió la carrera de Diseño en el Instituto IMET, en la CdMx, para hacerlo mejor. Sus obras pueden ser observadas a través de Facebook en la cuenta Steak Tattoo y en instagram así como en Tiktok, se le encuentra como @steaktattoo.

“Yo no me considero un artista, soy más bien un rotulista de cuerpos. Yo vengo de hacer bardas del Recodo, de hacer rótulo sucio”, dice el Steak, con sencillez, humildad y ese carisma que lo hace ser bien recibido a donde llega. “Es la simpatía andando y el arte andando”, afirma Alejandra, la mujer que más lo admira y que se convirtió en su pareja sentimental desde hace ya cuatro años.

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