Pulquebereitung in Mexiko: el documental que Hitler mandó filmar sobre el pulque

Muchas pruebas indican que Adolf Hitler era un apasionado consumidor del pulque

Cristóbal Morales / La Prensa

  · lunes 23 de septiembre de 2024

Foto: Patricia Carrasco, La Prensa

Durante la década de 1930 y la mitad de los 1940, Alemania fue gobernada por uno de los personajes políticos más influyentes de todos los tiempos y a su vez, una de las mentes malignas que más daño ocasionaro al mundo: Adolf Hitler. Si bien la imagen del líder austriaco nacionalizado alemán, a lo largo de la historia se verá opacada por ser el causante de la Segunda Guerra Mundial, existen algunos puntos en donde su mente maestra se preocupó por alimentar de cultura al pueblo alemán, dejando a su alcance documentales que contaban el origen de algunas de las civilizaciones más importantes de la historia.

Una de ellas por supuesto, fueron los Mexicas. Hitler quedó fascinado por cómo los habitantes de México-Tenochtitlán lograron ser una de las culturas con mayor tradición en América y además, una de las más dominantes a nivel bélico, llegando a conquistar gran parte de México y Centroamérica, pero más allá de dichos temas, una bebida ancestral que data de la época prehispánica 'enamoró' al Fuhrer, el pulque.

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La forma de elaboración de la bebida y además el origen eran algo que mantenían maravillado a Hitler, pues de acuerdo a relatos de consumidores, esta bebida cuenta con propiedades medicinales, tales como alivio a malestares gastrointestinales y además, estimulación del apetito.

Es por ello que en 1930, ordenó la filmación de un documental en donde se explicara cómo fue que dicha bebida trascendió el paso del tiempo desde el Siglo XIII hasta el XX. Además, con dicha grabación, se buscaba explorar nuevos conocimientos de culturas antiguas.

El documental estuvó casi 60 años olvidado

Luego de que Hitler y el Tercer Reich cayeran en 1945, las grabaciones hechas para el documental quedaron en el olvido, sin embargo, por el año 2007, el materual fue encontrado en el Centro de Cultura de Berlín. 13 años después, fue comprado por un empresario mexicano de nombre Javier Gómez Marín, quien por sólo 70 dólares, adquirió el filme, el cual hoy a multiplicado su precio a niveles estratosféricos.

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