El huevo es un producto básico en la alimentación de los mexicanos, pese a que en los últimos meses ha registrado un incremento en su precio, sigue siendo accesible para los bolsillos de las familias mexicanas quienes lo consumen por su alto valor nutrimental.
Sin embargo, este producto es perecedero y es importante identificar cuando ya está echado a perder, para evitar problemas graves a la salud, así que te vamos a dar unos consejos básicos para que los conserves de manera adecuada y no mal gastes tu dinero.
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La terrible salmonella
Los especialistas en alimentos de la Medical News Today explican que uno de los riesgos mayores a la salud por consumir un huevo en mal estado es adquirir una infección por salmonella, cuya bacteria causa diarrea, vómito, calambres abdominales, malestar general y fiebre.
Por ello es importante saber identificar el estado de los huevos antes de consumirlos, así que toma en cuenta las siguientes recomendaciones y no pongas en riesgo tu salud.
El huevo fresco
Revisa la fecha de caducidad: Al adquirir los huevos es importante que verifiques la fecha de caducidad, ya que la Norma Oficial Mexicana NOM-159-SSA1-2016 indica que las empresas productoras deben colocar en los envases o empaques la fecha de caducidad o de consumo preferente, no obstante uno de los principales errores que cometen los consumidores, es que se deshacen del cartón en cuanto llegan a casa.
La comercializadora Australian Eggs precisa que la mejor forma de conocer las características básicas de los productos es a través del envase, además de que los protege contra la absorción de olores y de diversos factores externos.
Pero no todos los huevos se pueden comprar con envase o cartón, por lo que aquí tenemos otros tips, para que aprendas a identificar su nivel de frescura.
Olores desagradables
Las autoridades del Departamento de Agricultura de Estados Unidos señalan que los huevos podridos desprenden un olor desagradable al romper su cascarón. El hedor a azufre es fácil de percibir aunque el huevo esté crudo o cocido.
Una sencilla prueba de verificación:
Existe una forma simple de saber la frescura de un huevo:
Rompe un huevo en un plato limpio y huélelo. Si no notas algún olor extraño, el huevo está fresco y en condiciones de comerse.
Por el contrario, si percibes un olor extraño o desagradable, tíralo de inmediato y lava el plato con agua caliente y jabón para matar cualquier agente que pudiera contener.
Color y textura
Rompe un huevo en un plato y mira con detenimiento tanto su color como su textura. Los huevos frescos tienen una yema de tono amarillo o naranja y la clara tiene una consistencia espesa sin extenderse tanto.
Los huevos echados a perder: estos presentan yema descolorida y la clara es muy líquida sin consistencia. En el caso de los huevos ya en proceso de descomposición, estos presentan manchas rosadas, azules, negras o verdes que indican ya un proceso bacteriano peligroso para nuestra salud.
La prueba del recipiente con agua
De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, existe un simple método para verificar la frescura de un huevo, esta consiste en sumergirlo dentro de un recipiente con agua.
Si el huevo se hunde o queda recostado, será muestra clara de que se encuentra en buen estado y fresco. Si este se hunde pero queda sobre uno de sus costados, indica que aún se encuentra en buen estado para consumirse.
Pero si el huevo flota sobre la superficie del agua, esto indica que el huevo ya no está fresco y debe desecharse.
La explicación que dan los científicos es que cuanto más viejo es un huevo, su bolsa interior y cascarón se vuelven porosas y permiten cada vez la mayor entrada de aire, donde pueden colarse bacterias, hongos y otros agentes que pudieran afectar nuestra salud.
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Recomendaciones:
Hay varias maneras de extender la vida útil del producto, la Australian Eggs emite los siguientes consejos:
1. No comprar huevos con grietas o sucios.
2. Almacenarlos en estantes internos, en sus empaques o envases.
3. Almacenarlos en el refrigerador para que se conserven fríos y frescos más tiempo.
4. Lavarlos con agua y jabón antes de consumirlos.
Recapitulando:
1. Verificar en el envase o empaque del producto la fecha de caducidad.
2. No retirar el huevo de su empaque o cartón, pues este lo protege de quebrarse.
3. Quebrarlo en un plato e identificar que no tenga mal olor.
4. Quebrarlo en un plato e identificar su color y textura; la yema debe estar amarilla o naranja y su clara debe ser consistente y espesa.
5. Hacer la prueba del recipiente con agua: al sumergirlo, este debe hundirse o quedar recostado sobre uno de sus costados. Si flota en la superficie, el huevo debe desecharse.
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