Otorgan a investigador del INAH Premio de Investigación 2019 de la AMC

Fue distinguido en el área de Humanidades, por el carácter pionero de sus investigaciones en la lapidaria prehispánica de Mesoamérica

La Prensa

  · viernes 8 de noviembre de 2019

Foto cortesía | Instituto Nacional de Antropología e Historia

Ciudad de México.- El arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) e investigador adscrito al Museo del Templo Mayor (MTM), Emiliano Melgar Tísoc, será distinguido con el Premio de Investigación 2019 para científicos jóvenes, en el área de Humanidades, que otorga la Academia Mexicana de la Ciencias (AMC).

Se trata del más importante reconocimiento que, instituido en 1961, es conferido anualmente por la organización científica a expertos menores de 40 años que realicen “investigación de punta” y tengan un probado impacto en la formación de nuevos cuadros dentro de sus áreas de especialización, según establece la AMC.

El galardón, explica el propio Emiliano Melgar, también obedece al carácter pionero de su trabajo a nivel internacional, iniciado hace más de 15 años en el INAH y en el MTM, que consiste en la combinación de dos procesos aplicados a la lapidaria prehispánica: la identificación de materiales de origen y el análisis tecnológico de los objetos.

Foto cortesía | Instituto Nacional de Antropología e Historia

“Todos los collares, máscaras y elementos ornamentales o de uso cotidiano hechos en roca o con minerales que se engloban en la lapidaria, tienen un patrón tecnológico que registra qué cultura los creó, dónde y en qué temporalidad. Lo que hacemos es identificar esas ‘huellas digitales’”.

A partir de la arqueología experimental, la cual recrea los procesos de tallado o pulimiento para reconocer los procesos de fabricación de una pieza o incluso los errores que pudieron haber cometido los artesanos prehispánicos, mediante el uso de tecnología de última generación como la microscopía de electrones, el investigador del MTM ha podido clasificar más de 50 sitios de producción antigua de lapidaria, a la par que ha estudiado 100 mil piezas.

“Aun cuando un objeto pueda ser, por ejemplo, de jadeíta, que sabemos es una materia prima que se obtenía únicamente en el río Motagua, en Guatemala, no quiere decir que lo elaboraron los mayas, pudo incluso haber sido hecho aquí mismo, en el Templo Mayor, con material importado por los mexicas”.

Foto cortesía | Instituto Nacional de Antropología e Historia

Así, al hablar acerca de la trayectoria por la cual la AMC le otorgó este premio y cuyo anuncio fue hecho hace unos días, Melgar dice que es un honor y demuestra “que las humanidades también producen ciencia”.

Al día de hoy, apunta, sus metodologías de trabajo se han incorporado con éxito al trabajo de arqueólogos y otros expertos en Estados Unidos, Guatemala, Ecuador y Perú, entre otras naciones, de manera que los principales logros de los proyectos que conduce están en la formación de nuevas generaciones de especialistas.

Asimismo, son más de 15 los investigadores que, en distintos grados académicos, se han titulado con tesis vinculadas al proyecto del INAH denominado Estilo y tecnología de los objetos lapidarios en el México antiguo, así como notables los avances que reporta otra de las iniciativas que encabeza, titulada: Filiación cultural de la lapidaria del Templo Mayor de Tenochtitlan.

“El trabajo que desarrollo en laboratorios especializados del INAH, la UNAM y la Universidad de Guanajuato, de la mano con el Conacyt, colegas y estudiantes de arqueología como Daniel Vélez Pérez, suma hoy tecnologías como la denominada RTI (acrónimo de Reflectance Transformation Imaging) para, a través de modelos digitales, cambiar la iluminación de una pieza a fin de incrementar sus rasgos de manufactura y apreciar detalles que no visibles con una fotografía estándar”, comparte el investigador del MTM.

El Premio de Investigación 2019 que la AMC le ha conferido junto a expertos como Eunice Vargas Valle, en el área de Ciencias Sociales; Ian MacGregor Fors, en Ciencias Naturales; Pablo Roig Garcés, en Ciencias Exactas; y Laura Peña Parás, en Ingeniería y Tecnología, “es el reconocimiento a una suma de esfuerzos y una acumulación constante de logros” en el estudio científico.

“Tomo este premio como un incentivo para seguir indagando en la riqueza y la complejidad de la lapidaria prehispánica, y en lo maravilloso que resulta conocer la maestría con la que los antiguos artesanos, sin ninguna de las tecnologías que hoy conocemos, elaboraron objetos realmente bellos y únicos a nivel mundial”, concluye.

GB

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