No es de sorprenderse que investigadores de la UNAM monitoreen constantemente la Sierra de Chichinahuitzin ante la posibilidad del surgimiento de un nuevo volcán en el Valle de México, es esta una zona extensa formada por cerca de cien conos volcánicos, una zona de riesgo sobre todo por su cercanía con la Ciudad de México y la zona conurbana.
Son décadas de estudio en las que se ha analizado esta zona volcánica ubicada en los límites de la Ciudad de México y los estados de México y Morelos; esta cordillera es también conocida como Sierra del Ajusco o Sierra de Chichinahuitzin, cuya formación se remonta al periodo Cuaternario, hace más de dos mil años.
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Entre los conos volcánicos más altos que se ubican el Tláloc (3690 m. s. n. m.), Chichinauitzin (3430 m. s. n. m.), Xitle (3100 m. s. n. m.), el Cerro del Pelado (3600 m. s. n. m.) y el volcán del Ajusco (3937 m. s. n. m.), entre otros.
Esta zona es también conocida como Campo Volcánico por agrupar grandes edificios volcánicos, incluyendo volcanes de escudo y flujo de lava, un campo todavía activo cuyo magma provocará el nacimiento de un nuevo volcán.
Son múltiples los riesgos de una erupción que afecte a la CDMX
En el Estudio Campo Volcánico de Chichinautzin expertos del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM explican que este campo volcánico es monogénetico, es decir, a diferencia del Volcán Popocatépetl, será difícil conocer en cuál de todos los volcanes que lo integran se registrará la erupción.
Los volcanes hacen erupción una sola vez, por lo que se debe de intentar pronosticar dónde será el siguiente lugar más probable para la próxima erupción y cuáles serán sus características
Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM
Es la variedad en las estructuras volcánicas que integran el Campo Volcánico de Chichinautzin lo que incrementa su peligrosidad, además de la gran extensión de algunos de sus volcanes. El estudio alerta que una erupción “tendría un importante impacto sobre la infraestructura y zona conurbadas, si aunamos la alta concentración demográfica de la demarcación”.
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Pese a todos estos antecedentes y los años de estudio no ha sido posible saber o aproximar la fecha en que nacería este volcán, tampoco predecir la erupción de algunos de los volcanes de la Sierra del Chichinautizin, por lo que solo queda el monitoreo constante de la zona volcánica.
“El peligro volcánico asociado al Campo Volcánico de Chichinautzin debe seguirse estudiando con detenimiento para aminorar los daños asociados a un posible evento eruptivo, que pueden causar el desequilibrio de la vida económica de todo el país”, concluye el documento.
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