Los años bisiestos existen para que el calendario anual se mantenga según sus estaciones. Los calendarios que usamos los humanos suelen tener 365 días; el solar, o tropical, que influye en las estaciones es de unos 365.2422 días (un año solar es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta al Sol).
Aunque esas centésimas no representen mucho, ignorarlas provocaría (y provocaba) que, con el paso de los años, las estaciones no coincidirían en los mismos meses todos los años. Para lograr sincronizar año solar con año cronológico, cada 4 años el año pasa a tener 366 días en vez de 365, de este modo las estaciones no se confunden, y por ejemplo, el inicio de la primavera, puede seguir siendo el 21 de marzo. Sin años bisiestos cada 12 años los calendarios se desfasarían 3 días.
¿Cuál es el origen?
Hace más de dos milenios, en la época de los romanos, fue cuando se descubrió que el calendario no estaba del todo alineado con el año solar.
Se trata inicialmente de una idea de Julio César, quien le pidió al astrónomo alejandrino Sosígenes que le ayudara a crear una alternativa al calendario romano más apegada a la realidad y a la rotación de la Tierra.
Nuestro planeta no solamente tarda 365 días en dar una vuelta al Sol sobre su órbita como algunos piensan, sino 5 horas, 48 minutos y 56 segundos más.
Por eso Sosígenes propuso un calendario, extremadamente similar al de los egipcios, que tenía 365 días con un día adicional cada cuatro años para así alinearse con el año solar.
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En el calendario occidental, el más extendido en todo el mundo desde el siglo XX, los años bisiestos son aquellos cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4 (2012/ 4= 503), exceptuando los múltiplos de 100 (1700, 1800, 1900...) donde a su vez también se exceptúan aquellos divisibles por 400 (1600, 2000, 2400...) que sí serán bisiestos. El problema con este sistema es que deja 0.000300926 días o 26 segundos al año de error.
El actual sistema del calendario gregoriano prácticamente iguala los días fraccionarios del año solar y el calendario del año bisiesto saltándose de vez en cuando un día bisiesto. Este sistema produce una duración anual media de 365.2425 días, solo medio minuto más largo que el año solar. A este ritmo, el calendario gregoriano tardará 3300 años en desplazarse un día del ciclo estacional.
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