/ martes 15 de junio de 2021

Para transformar, primero hay que replantear

AJO Y AGUA

El imprevisto desvanecimiento de Christian Eriksen nos hizo poner la vida en perspectiva para recordar que son los pequeños detalles los que, generalmente, marcan

la diferencia, como el hecho de que Simon Kjaer haya tenido la capacidad de reacción en medio de la crisis, pero sobre todo el conocimiento para ayudar a salvarle la vida a su compañero.


Hay momentos en la vida en los que se debe pasar la página para seguir adelante, pero antes de ello se debe aprender de los errores para tratar de evitar que situaciones como la sufrida por Christian Eriksen vuelvan a suscitarse o para que al menos exista un protocolo que indique a todos los involucrados lo que se debe hacer ante una situación así.

Lo menciono así porque es evidente que se cometió algún error. Es cierto que no se trata de echar culpas, pero sí de señalar lo que se hizo mal e incluso lo que pudo salir peor, porque esa es la única forma en que puede corregirse.

Cuando hablamos de un futbolista profesional solemos referirnos, equivocadamente, a uno de primer nivel, con grandes habilidades y que recibe una remuneración por hacerlo.

Sin embargo, ser un profesional va mucho más allá de lo que se hace dentro de la cancha, pues conlleva ser responsable en todos los aspectos, desde dar un buen ejemplo hasta llevar cierto estilo de vida.

Y en la actualidad, por todos los casos que se han visto en los últimos años, ahora ser futbolista profesional debe implicar contar con la capacitación de primeros auxilios, al igual que el cuerpo arbitral.

Lo sucedido al volante de la Selección de Dinamarca aún no tiene explicación y posiblemente no se tenga nunca porque la mayoría de las veces ocurre sin previo aviso, lo que en el futbol ahora se refiere como muerte súbita.

Eriksen no sólo escapó de la muerte, pues estuvo muerto por unos instantes. El desenlace habría sido trágico de no ser porque el cuerpo de emergencias reaccionó a tiempo y no desistió en su intento por reanimarlo hasta lograrlo, aunque para eso hayan pasado algunos minutos.

Muchos hablan de los médicos que ese día actuaron sobre el terreno de juego, pero pocos han reconocido el papel de Simon Kjaer, quien fue el primero en ayudar a salvarle la vida a Eriksen, al colocarlo en una posición segura para que no se ahogara con la lengua.

De no ser por su pronta intervención, mientras el resto de los jugadores caían en la desesperación, los médicos no habrían tenido el tiempo suficiente para realizarle el masaje cardiaco.

Por muy básicos que hayan sido sus conocimientos de primeros auxilios, el defensor del Milan le salvó la vida al volante del Inter de Milán.

Y eso, más allá de definirlo como un futbolista profesional, lo convierte en un gran compañero, en una gran capitán y en un héroe, como pudo haberlo sido cualquier jugador, incluso de la Selección de Finlandia.

Es importarte destacarlo porque al final de cuentas son los principales involucrados, a escasos metros y con enorme ventaja respecto al cuerpo médico, que muchas veces debe cruzar toda la cancha para prestar sus servicios.

Que Simon le haya salvado la vida a Eriksen no tiene precio, así que, desde ya, tanto la FIFA como la UEFA y todas sus federaciones miembro deben buscar la forma de que cada club se dé a la tarea de capacitar a sus jugadores para que sepan reaccionar ante una emergencia.

Evitar que este tipo de situaciones pasen es casi imposible, pero se debe hacer hasta el último esfuerzo para que no tengan finales trágicos.

Afortunadamente hoy Eriksen está estable, y aunque no se sabe con certeza si volverá a jugar, al menos vivió para contarlo, para pedirle a sus compañeros de equipo que no se preocupen por él y que por favor sigan adelante en la Eurocopa.

Eso también habla de un jugador profesional, pero sobre todo de un gran ser humano que afortunadamente escapó de la muerte.

Lamentablemente no ha sido la suerte con la que han corrido otros futbolistas, ya sea porque no hubo alguien cerca con los principios básicos de primeros auxilios o porque no se contó con un desfibrilador cerca de la cancha.

Afortunadamente ahora hay desfibriladores por obligación, pero sólo después de que se perdió una vida. Así que es momento de mirar más allá del presente y considerar todas las situaciones de emergencia que se podrían presentar en un partido de futbol.

El caso de Eriksen quizá no tenga explicación, porque además juega en el futbol de Italia, en el que los controles médicos son los más exigentes y la medicina del deporte es de primer nivel; pero sí debe marcar un parteaguas.

Lo más importante es mirar hacia adelante, pero como dije, siempre aprendiendo de los errores y sin repartir culpas.


¡Que te lo digo yo!



LAS FRASES


Muchos hablan de los médicos que ese día actuaron sobre el terreno de juego, pero pocos han reconocido el papel de Simon Kjaer, quien fue el primero en ayudar a salvarle la vida a Eriksen, al colocarlo en una posición segura para que no se ahogara con la lengua. Gracias a él los médicos tuvieron tiempo suficiente


Tanto la FIFA como la UEFA y todas sus federaciones miembro deben buscar la forma de que cada club se dé a la tarea de capacitar a sus jugadores para que sepan reaccionar ante una emergencia. Evitar que este tipo de situaciones pasen es casi imposible, pero se debe hacer hasta el último esfuerzo para que no tengan finales trágicos



El imprevisto desvanecimiento de Christian Eriksen nos hizo poner la vida en perspectiva para recordar que son los pequeños detalles los que, generalmente, marcan

la diferencia, como el hecho de que Simon Kjaer haya tenido la capacidad de reacción en medio de la crisis, pero sobre todo el conocimiento para ayudar a salvarle la vida a su compañero.


Hay momentos en la vida en los que se debe pasar la página para seguir adelante, pero antes de ello se debe aprender de los errores para tratar de evitar que situaciones como la sufrida por Christian Eriksen vuelvan a suscitarse o para que al menos exista un protocolo que indique a todos los involucrados lo que se debe hacer ante una situación así.

Lo menciono así porque es evidente que se cometió algún error. Es cierto que no se trata de echar culpas, pero sí de señalar lo que se hizo mal e incluso lo que pudo salir peor, porque esa es la única forma en que puede corregirse.

Cuando hablamos de un futbolista profesional solemos referirnos, equivocadamente, a uno de primer nivel, con grandes habilidades y que recibe una remuneración por hacerlo.

Sin embargo, ser un profesional va mucho más allá de lo que se hace dentro de la cancha, pues conlleva ser responsable en todos los aspectos, desde dar un buen ejemplo hasta llevar cierto estilo de vida.

Y en la actualidad, por todos los casos que se han visto en los últimos años, ahora ser futbolista profesional debe implicar contar con la capacitación de primeros auxilios, al igual que el cuerpo arbitral.

Lo sucedido al volante de la Selección de Dinamarca aún no tiene explicación y posiblemente no se tenga nunca porque la mayoría de las veces ocurre sin previo aviso, lo que en el futbol ahora se refiere como muerte súbita.

Eriksen no sólo escapó de la muerte, pues estuvo muerto por unos instantes. El desenlace habría sido trágico de no ser porque el cuerpo de emergencias reaccionó a tiempo y no desistió en su intento por reanimarlo hasta lograrlo, aunque para eso hayan pasado algunos minutos.

Muchos hablan de los médicos que ese día actuaron sobre el terreno de juego, pero pocos han reconocido el papel de Simon Kjaer, quien fue el primero en ayudar a salvarle la vida a Eriksen, al colocarlo en una posición segura para que no se ahogara con la lengua.

De no ser por su pronta intervención, mientras el resto de los jugadores caían en la desesperación, los médicos no habrían tenido el tiempo suficiente para realizarle el masaje cardiaco.

Por muy básicos que hayan sido sus conocimientos de primeros auxilios, el defensor del Milan le salvó la vida al volante del Inter de Milán.

Y eso, más allá de definirlo como un futbolista profesional, lo convierte en un gran compañero, en una gran capitán y en un héroe, como pudo haberlo sido cualquier jugador, incluso de la Selección de Finlandia.

Es importarte destacarlo porque al final de cuentas son los principales involucrados, a escasos metros y con enorme ventaja respecto al cuerpo médico, que muchas veces debe cruzar toda la cancha para prestar sus servicios.

Que Simon le haya salvado la vida a Eriksen no tiene precio, así que, desde ya, tanto la FIFA como la UEFA y todas sus federaciones miembro deben buscar la forma de que cada club se dé a la tarea de capacitar a sus jugadores para que sepan reaccionar ante una emergencia.

Evitar que este tipo de situaciones pasen es casi imposible, pero se debe hacer hasta el último esfuerzo para que no tengan finales trágicos.

Afortunadamente hoy Eriksen está estable, y aunque no se sabe con certeza si volverá a jugar, al menos vivió para contarlo, para pedirle a sus compañeros de equipo que no se preocupen por él y que por favor sigan adelante en la Eurocopa.

Eso también habla de un jugador profesional, pero sobre todo de un gran ser humano que afortunadamente escapó de la muerte.

Lamentablemente no ha sido la suerte con la que han corrido otros futbolistas, ya sea porque no hubo alguien cerca con los principios básicos de primeros auxilios o porque no se contó con un desfibrilador cerca de la cancha.

Afortunadamente ahora hay desfibriladores por obligación, pero sólo después de que se perdió una vida. Así que es momento de mirar más allá del presente y considerar todas las situaciones de emergencia que se podrían presentar en un partido de futbol.

El caso de Eriksen quizá no tenga explicación, porque además juega en el futbol de Italia, en el que los controles médicos son los más exigentes y la medicina del deporte es de primer nivel; pero sí debe marcar un parteaguas.

Lo más importante es mirar hacia adelante, pero como dije, siempre aprendiendo de los errores y sin repartir culpas.


¡Que te lo digo yo!



LAS FRASES


Muchos hablan de los médicos que ese día actuaron sobre el terreno de juego, pero pocos han reconocido el papel de Simon Kjaer, quien fue el primero en ayudar a salvarle la vida a Eriksen, al colocarlo en una posición segura para que no se ahogara con la lengua. Gracias a él los médicos tuvieron tiempo suficiente


Tanto la FIFA como la UEFA y todas sus federaciones miembro deben buscar la forma de que cada club se dé a la tarea de capacitar a sus jugadores para que sepan reaccionar ante una emergencia. Evitar que este tipo de situaciones pasen es casi imposible, pero se debe hacer hasta el último esfuerzo para que no tengan finales trágicos



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