Pocas veces se menciona su nombre cuando el Gran Premio de México, llega, pero si hay un responsable de que la CDMX tenga la Fórmula 1 año con año, ese es Óscar Enrique Fernández Gómez Daza.
En 1955 hizo una tesis para titularse como Ingeniero Civil por la Universidad Nacional Autónoma de México. En su trabajo tuvo la idea para tener la primera pista tipo Gran Premio en América Latina. El resto es historia, gracias a él tenemos el Autódromo Hermanos Rodríguez.
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Como en aquellos años no existían libros en México sobre pistas de automovilismo, Óscar Fernández decidió viajar a Indianápolis en Estados Unidos. En aquel mítico circuito hizo sus notas para tener datos importantes en su investigación.
No es todo, tuvo comunicación con Alemania para pedir información sobre el AVUS, un autódromo que se ubica en el sudeste de Berlín. Y lo mejor de todo, ingenieros estadounidenses le compartieron detalles sobre la pista de carreras Roosevelt.
Poco a poco surgió el diseño del Autódromo de la Magdalena Mixhuca, hasta que en año y medio estaba listo. Curvas a la derecha, a la izquierda, curvas planas y lo más mítico, la curva peraltada, fueron los retos que quizo incluir en su proyecto.
¿Cómo juzgaron la tesis de Óscar Fernández?
Ante la ausencia de información sobre las pistas en México, en la UNAM se encontraron con un problema al juzgar el trabajo de Óscar Fernández para hacer el Autódromo Hermanos Rodríguez: no había quién lo cuestionara.
“En la facultad de ingeniería, me dijeron, cómo te vamos a examinar en la tesis si no sabemos nada de pistas de carreras, quién te va a preguntar, así que para solucionar este problema, invitaron a Gilberto Valenzuela, quien era el director de la Secretaría de Obras Públicas del DF para que me evaluara”, dijo para el periódico Excelsior.
El funcionario quedó tan contento con el trabajo de Óscar Fernández que le propuso hacer el Autódromo. Entonces, el ingeniero le regaló una copia de la tesis para que pudieran copiar el modelo.
Gilberto Valenzuela le propuso la construcción a Adolfo López Mateos
Unos años después de que Gilberto Valenzuela fue sinodal de Óscar Fernández, le propuso la construcción al presidente Adolfo López Mateos, quién tenía una gran pasión por los autos de carreras.
Adolfo López Mateos autorizó la construcción, aunque no le dieron crédito a Óscar Fernández, sin embargo, la satisfacción fue muy grande para el ingeniero, que tuvo que pagar su boleto para entrar al lugar y ver cómo quedó su obra.
“Cuando fui a conocer el autódromo, era exactamente igual al que había diseñado”, dijo.
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