Monterrey no fue el monstruo que creía ser. Más bien, se mostró con una debilidad para atacar. La diferencia que marcó con Santos de 21 puntos en el torneo regular ni se notó. Es más, Rayados se vio demasiado gris, como si no fuera candidato al título. Le regaló el empate 0-0 a los laguneros.
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Sí, a los regiomontanos les basta ganar o empatar para avanzar a la siguiente ronda, pero un triunfo mínimo de los Guerreros sería letal. Rayados, aunque no lo sepa, está en riesgo. Todo por ser un equipo timorato, sin ambición, que se conformó con navegar del minuto uno hasta el silbatazo final sin mayores intenciones.
La apuesta de Vucetich fue a su estilo: conservador, táctico, guardando el orden. Su contraparte santista, Pablo Repetto, tampoco quiso arriesgar de más. No lo necesitaba. Al final, su equipo parte como víctima y cualquier resultado no hará que los cuestionamientos lleguen a su silla. La igualada sin goles, un buen negocio para ambos.
Emociones, poca. Duelo como si hubiese sido de la jornada cuatro. Apenas tres disparos a portería entre ambas escuadras que dejó mucho que desear. El público en el estadio TSM Corona salió decepcionado. Se esperaba más, por lo menos que hubiera goles que festejar o lamentar. Nada de eso. Muchos bostezos y prácticamente ninguna emoción destacable.
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Ahora, la serie se definirá en el estadio BBVA. Rayados espera que su inercia ganadora del torneo le alcance para clasificarse a la semifinal y evitar cualquier tipo de sorpresa. Sin embargo, Monterrey no asusta a nadie, tendrá que mejorar muchísimo si quiere hacerle frente a lo que resta de la Liguilla, donde es el máximo candidato. Eso, si Santos no se atreve a gestar una sorpresa y echar al líder del torneo. Pareciera increíble, pero la puerta está entreabierta para que eso suceda.
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