Los Dodgers iniciaron con el pie derecho su camino rumbo al anhelado campeonato de la Serie Mundial después de que superaran 8-3 a las Rayas gracias a una ofensiva que castigó a uno de los mejores cuerpos de relevistas que se habían visto en la postemporada.
Ambos managers exprimieron al máximo a sus lanzadores durante las Series de Campeonato y mandaron al montículo a lo mejor que les quedó disponible. Contrario a los altibajos que demostró en instancias anteriores, Clayton Kershaw respondió a la altura del Clásico de Otoño. Después de cuatro episodios ya tenía siete ponches. Las caras de bateadores como Randy Arozarena y Hunter Renfroe reflejaron la frustración ante el dominio de su verdugo.
El abridor de Tampa Bay compitió en el duelo desde la lomita durante tres episodios. Después comenzó a batallar; tuvo la velocidad, pero sufrió con la colocación de sus envíos al plato. Cody Bellinger se encargó de castigarlo con un cuadrangular de dos carreras. El daño se magnificó porque Max Muncy se encontraba en las almohadillas gracias a una base por bolas.
La reacción de los pupilos de Kevin Cash llegó cuando Kershaw se mantenía intratable. El zurdo retiró a 13 toleteros en fila hasta que se quedó alto en un lanzamiento y Kevin Kiermaier la mandó a las tribunas. A pesar del daño, el abridor de Los Ángeles mantuvo su confianza, recompuso el camino y esta vez no se vino abajo como en años anteriores.
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Por un momento, el encuentro se convirtió en una práctica de bateo para los Dodgers. Los pasaportes continuaron; minutos más tarde un par de imparables acabaron con la labor de Glasnow.
El rentable bullpen de los campeones de la Americana flaqueó. El desfile continuó con sencillos remolcadores de Chris Taylor y Kike Hernández; el rally quedó en cuatro carreras, pero los maderos angelinos aún tenían más para dar. Frente a Josh Fleming, Mookie Betts sacudió un cuadrangular que sumado a un par de dobletes le dieron un rumbo definitivo al desafío.
Con la amplia ventaja, Dave Roberts optó por sacar a su serpentinero. Kershaw se despidió después de seis entradas en las que permitió sólo una carrera y ponchó a ocho rivales.
Dylan Floro se metió en un aprieto que llevó al capataz a trae al mexicano Víctor González, quien con un double play limitó el daño. Pedro Báez y Joe Kelly se encargaron del resto del juego sin complicaciones.
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