Nadie apostó por ellos, pero instancia a instancia demostraron su valor. ¡Tampico es campeón! La Jaiba remontó dos veces un marcador en contra en el estadio Ciudad de los Deportes y se quedó con el título de la Liga de Expansión, lo que provocó las lágrimas en el pueblo del Atlante. Cuando todo parecía que se definiría en penales, el “Cuba” se convirtió en villano, cometió un penal y Diego de Buen no perdonó. Metió un riflazo con su pierna derecha y decretó el título para su escuadra, 3-2 final. Con esto, el equipo de Gerardo Espinoza se convirtió en el primer club campeón bajo el nacimiento de la Liga de Expansión.
Con el silbatazo del árbitro Edgar Allan Morales, los nervios desaparecieron y el balón rodó en la capital del país. Los Potros de Hierro buscaron proponer un dominio con balón desde el inicio, aunque a Tampico no le incomodó esperar algún contragolpe. Cuando intentaron salir desde el fondo con balón controlado, los locales recurrieron a la presión alta para incomodar.
Las alarmas se encendieron por una lesión de Edson Partida. Cuando tuvo que picar para alcanzar al rival, cojeó y se fue al suelo entre lágrimas. La jugada no pasó a mayores, pero todos los azulgranas se quedaron con caras largas por el dolor de su compañero, quien no pudo seguir. Mario García confió en Carlos López para suplir el hueco por la banda de la izquierda.
Ya en el complemento, la polémica llegó por una falta sobre Alaffita. Toda la Jaiba reclamó, pero la jugada de peligro se marcó en el límite del área. El equipo de Espinoza pagó caro su penitencia. No fue un tiro, fue un centro al área que encontró el remate de Jonathan Sánchez. El balón entró con drama entre el portero y el defensor central, pero cuando cruzó la línea, el grito de gol estremeció el estadio pese a que no hubo gente. Todos corrieron para abrazar al posible autor del gol del campeonato.
Gerardo Espinoza respondió con la salida de Kevin Lara y le dio juego a Jesús Salas, en la búsqueda del empate.
Rápido llegó su recompensa. Tras una gran jugada de Daniel Lajud por el costado izquierdo, apareció el recién ingresado, quien apenas logró meter el pie y desviar el balón lo suficiente para mandar al fondo el balón. Así como los Potros, Tampico festejó a lo grande porque aún tenían vida en la contienda por el título.
En la recta final del partido, los locales se volcaron con todos sus hombres para intentar ganar el partido en los 90 minutos, pero sin mucha claridad. Les faltó cabeza fría, lo que sí tuvo la Jaiba y orilló a los tiempos extra.
Con ambos equipos desgastados, la más peligrosa salió de los botines de Tejeda. Alaffita dejó mano a mano a su compañero, pero Duilio mandó su disparo por encima. En el segundo tiempo extra, la Jaiba no pudo más. El futbol y la vida le dieron dos oportunidades a Vega, quien falló la primera y en la segunda la mandó a guardar, con complicidad del arquero rival. García atajó la primera, pero se equivocó en el contrarremate. Otra vez les costó muy poco el gusto, en un tiro libre, el “Ruso” Salas se tiró de palomita y empató el cotejo de nueva cuenta. Atlante no despertó del golpe anímico y cometieron un penalti en los últimos instantes. El “Cuba” pasó de héroe a villano, le pateó la espinilla y derribó al rival. Diego de Buen, el jugador más valioso del torneo para la Jaiba, se perfiló desde los once pasos. No volteó a ver al “Gansito”, dijo unas palabras en voz baja y tiró. El balazo salió hacia la derecha del meta atlantista, quien nada pudo hacer. Todos gritaron, lloraron y festejaron por el gol del título. Otra vez vencieron al favorito y son campeones de la Liga de Expansión.
Foto: Oswaldo Figueroa