/ viernes 27 de noviembre de 2020

Entre el atletismo y las costuras, un hombre enmascarado supo desafiar los retos de su tiempo

Con casi 40 años confecciona máscaras de diseño exclusivo, oficio que le aprendió a su abuela

San Luis Potosí.- Entre el atletismo y las costuras, un hombre enmascarado supo desafiar los retos de su tiempo. Hilos, aguja y máquina de coser le han permitido sacar a relucir un imaginario magnánimo, con el cual ha vestido el rostro de grandes leyendas de la lucha libre por casi cuatro décadas. A la par, su desempeño en el coliseo mexicano le ha otorgado ser un deportista distinguido en las cuatro cuerdas, que desde adolescente lo vieron crecer y convertirse en lo que hoy es.

Bogar, es un luchador con 38 años de trayectoria, potosino y mascarero oficial de muchos deportistas, hoy comparte para El Sol de San Luis su vida dentro de la confección de aquellos artículos que le brindan identidad, personalidad y poderío, a los hombres y mujeres que se desenvuelven dentro del pancracio, pero también abre las puertas de su legado dentro del mismo como gladiador del cuadrilátero.

Originario de la colonia Independencia, siendo aún un adolescente de 15 años, Bogar se vería interesado por el deporte de la lucha libre. Impresionado por la majestuosidad de grandes íconos de la lona, le compartiría a su madre el deseo de inscribirse a un gimnasio para entrenar.

Sus inicios fueron sutiles, su entrenador y todo aquel que lo conocía comenzaron a llamarlo "El Venado", por la forma de sus movimientos dentro de la lona, y así fue como dio inicio a su trayectoria.

"A la lucha libre me metí por accidente, me encontré a un amigo de la infancia quien entrenaba lucha y le pedí que me invitara. "Murciélago Asesino" fue quien me entrenó en mis inicios. De 17 ó 20 jóvenes que íbamos a prepararnos, fui sólo yo el que sobresalió en este deporte".

Juanita Olivo | El So de San Luis

"Desde entonces, después de un año hice mi debut en la "Arena Margarita" y ahí, por un año y medio me presente en ese sitio. Más tarde me vieron luchar y me llevaron al Auditorio, donde continúe con mi carrera luchística".

"El Venado" quedaría atrás pues después de un tiempo, en él, surgiría otra faceta como luchador profesional en la cual se bautizaría como "Bogar". "Me decían "El Venado" por la agilidad que demostré dentro del cuadrilátero, pero cambié a Bogar al retirarme por un año del coliseo. Al reiniciar mi carrera deportiva, me cuestioné si era el nombre anterior el que no me dejaba despuntar".

"Cambié de nombre, mis entrenadores y el público lo supieron, el apoyo siguió conmigo desde entonces. Bogar es otra etapa de mi vida, Bogar me ha mantenido en el peldaño, arriba y ahí me quiero quedar".

Este intrépido luchador ha dejado su huella en diversos lugares de la República Mexicana, su experiencia en la lona le ha permitido dejar el nombre de la ciudad que lo vio nacer en alto, y es por eso que hoy sus hijos continúan con su legado. “Creo que desde que empecé siempre fui muy disciplinado. He salido muy bien librado en cuanto a lesiones en este deporte. Mi mayor orgullo, son mis hijos, Bogar Jr. y Akira (retirada), ellos son el fruto de mi trabajo y mi pasión por la Lucha Libre”.

Juanita Olivo | El So de San Luis

LEYENDAS HECHAS MÁSCARA

Al mismo tiempo que iniciaba su carrera deportiva, su querida abuela cosía y remendaba ropa en casa. Bogar la miraba a lo lejos e inquietado por el oficio comenzó a observar atento la maestría de aquellas manos que le daban forma a la tela. Fue ahí cuando nació su deseo por elaborar máscaras. Completamente autodidacta, se animó y agarró la máquina para jamás soltarla.

"Empecé con la máquina de mi abuelita. Ahí me enseñé, prácticamente le "asaltaba la máquina". Hacía mis cortes de máscaras pues "echando a perder se aprende". Con esa maquinita empecé hacer mis trabajitos”.

Bogar realizó las primeras máscaras para sus compañeros de lucha y entrenamiento, después pudo trabajar para figuras luchísticas nacionales como Blue Demon, Histeria, Cibernético, Psicosis y Maniaco, quienes acudían a su hogar a solicitarle diseños exclusivos.

Y es que, la inmensa creatividad y excelente calidad que Bogar le impregna a su trabajo es notorio. Las costuras, las telas, las formas y diseños tienen su sello. “Mi trabajo me motiva y siempre trato de ponerle el interés y énfasis que se requiere para elaborar máscaras. Hago un buen trabajo porque esa es mi carta de recomendación, es un proceso laborioso, es todo un arte, no cualquiera lo hace”.

En cuanto a los diseños, este artista de la costura se apega a las peticiones de su clientela. “Yo elaboro lo que me piden, ellos me describen qué quieren y yo trato de proyectarlo en la máscara”.

Juanita Olivo | El So de San Luis

También el material es importante, como la lycra sencilla o lisa, que es la más pedida por los luchadores, de igual forma los colores metálicos son de los más solicitados. “Todas las máscaras llevan un grado de dificultad. Las del Cibernético eran muy laboriosas, hacer esos antifaces y que se acomoden perfectamente al rostro tiene su grado de complejidad”.

Bogar elige la tela según lo que indique el cliente, después traza con tiza los patrones que serán cortados a la perfección. También elige las formas y detalles que serán elaborados con otros materiales. Realizar una máscara le puede llevar días, pero si es mucha la urgencia de entregarla puede llegar a dedicar 12 horas de trabajo en la máquina para poder terminarla.

Su maestría es notoria, mientras sostiene una de las tantas máscaras que lo han acompañado a lo largo de su carrera deportiva, es visible la calidad de la hechura, su fascinación por los colores y las formas que simulan un dragón a pleno vuelo, pues dice identificarse con este ser mitológico por la furia y agilidad que posee, misma que desempeña dentro de la lona.

Las máscaras para Bogar, no sólo son su sustento y trabajo, sino también un elemento que ha permitido que la Lucha Libre Mexicana sea un deporte icónico no sólo en México, sino también en el mundo.

“Yo creo que cuando un joven quiere sobresalir en la lucha libre, inmediatamente basa sus referencias en las figuras de antaño, como El Santo, Blue Demon y El Mil Máscaras. Enmascararse le da misterio a la lucha”.

Juanita Olivo | El So de San Luis

Para Bogar Portar una máscara es llevar la incógnita al público, que se pregunten quién es su ídolo y qué hay detrás de esa capa de tela. Es tener un entero compromiso deportivo, es guardar el respeto hacia lo que hacen dentro y fuera del coliseo.

“Con el tiempo muchos luchadores no le toman importancia a proteger la identidad, salen a luchar y bajan del cuadrilátero e inmediatamente se la quitan, eso le resta magia al deporte. Hay que darle su lugar a la máscara”.

“Para mi ponerme la máscara es convertirme en otra persona, es transformarme. Ponerla sobre el rostro no es fácil, hay que tener paciencia para que se adapte a tu rostro, atar cada agujeta y abrochar.

Las máscaras tienen un valor inigualable, yo así lo veo”.

En toda su carrera este luchador profesional y mascarero ha elaborado más de 5 mil máscaras, desde las más sencillas hasta las más laboriosas. Hoy más que nunca el pedal y la aguja que le dan forma a las costuras, le han otorgado otra manera de subsistir, pues sin luchas y sin ventas de máscaras, en medio de una crisis pandémica, la elaboración de cubrebocas lo ha sacado a flote.

2000 piezas son las que ha podido confeccionar dentro de esta epidemia. Su excelencia en calidad es notoria, tanto que sus cubrebocas podrían ser piezas dignas de una exhibición.

Juanita Olivo | El So de San Luis

Son casi 40 años de experiencia en el pancracio mexicano como deportista profesional y tradicional mascarero, sus dos pasiones le han otorgado grandes satisfacciones y la oportunidad de construir emotivas historias, pero la más valiosa de ellas, el ser reconocido por sus compañeros y su querido público seguidor.

DATOS

-Las máscaras de Bogar pueden llegar a costar desde los 800 hasta los 2,500 pesos

-Los cubrebocas tienen un costo de 150 pesos, y los elabora según el pedido del cliente

-Bogar y Bogar Jr. aún se desempeñan dentro de la lucha libre

-Bogar es el mascarero más reconocido de SLP

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San Luis Potosí.- Entre el atletismo y las costuras, un hombre enmascarado supo desafiar los retos de su tiempo. Hilos, aguja y máquina de coser le han permitido sacar a relucir un imaginario magnánimo, con el cual ha vestido el rostro de grandes leyendas de la lucha libre por casi cuatro décadas. A la par, su desempeño en el coliseo mexicano le ha otorgado ser un deportista distinguido en las cuatro cuerdas, que desde adolescente lo vieron crecer y convertirse en lo que hoy es.

Bogar, es un luchador con 38 años de trayectoria, potosino y mascarero oficial de muchos deportistas, hoy comparte para El Sol de San Luis su vida dentro de la confección de aquellos artículos que le brindan identidad, personalidad y poderío, a los hombres y mujeres que se desenvuelven dentro del pancracio, pero también abre las puertas de su legado dentro del mismo como gladiador del cuadrilátero.

Originario de la colonia Independencia, siendo aún un adolescente de 15 años, Bogar se vería interesado por el deporte de la lucha libre. Impresionado por la majestuosidad de grandes íconos de la lona, le compartiría a su madre el deseo de inscribirse a un gimnasio para entrenar.

Sus inicios fueron sutiles, su entrenador y todo aquel que lo conocía comenzaron a llamarlo "El Venado", por la forma de sus movimientos dentro de la lona, y así fue como dio inicio a su trayectoria.

"A la lucha libre me metí por accidente, me encontré a un amigo de la infancia quien entrenaba lucha y le pedí que me invitara. "Murciélago Asesino" fue quien me entrenó en mis inicios. De 17 ó 20 jóvenes que íbamos a prepararnos, fui sólo yo el que sobresalió en este deporte".

Juanita Olivo | El So de San Luis

"Desde entonces, después de un año hice mi debut en la "Arena Margarita" y ahí, por un año y medio me presente en ese sitio. Más tarde me vieron luchar y me llevaron al Auditorio, donde continúe con mi carrera luchística".

"El Venado" quedaría atrás pues después de un tiempo, en él, surgiría otra faceta como luchador profesional en la cual se bautizaría como "Bogar". "Me decían "El Venado" por la agilidad que demostré dentro del cuadrilátero, pero cambié a Bogar al retirarme por un año del coliseo. Al reiniciar mi carrera deportiva, me cuestioné si era el nombre anterior el que no me dejaba despuntar".

"Cambié de nombre, mis entrenadores y el público lo supieron, el apoyo siguió conmigo desde entonces. Bogar es otra etapa de mi vida, Bogar me ha mantenido en el peldaño, arriba y ahí me quiero quedar".

Este intrépido luchador ha dejado su huella en diversos lugares de la República Mexicana, su experiencia en la lona le ha permitido dejar el nombre de la ciudad que lo vio nacer en alto, y es por eso que hoy sus hijos continúan con su legado. “Creo que desde que empecé siempre fui muy disciplinado. He salido muy bien librado en cuanto a lesiones en este deporte. Mi mayor orgullo, son mis hijos, Bogar Jr. y Akira (retirada), ellos son el fruto de mi trabajo y mi pasión por la Lucha Libre”.

Juanita Olivo | El So de San Luis

LEYENDAS HECHAS MÁSCARA

Al mismo tiempo que iniciaba su carrera deportiva, su querida abuela cosía y remendaba ropa en casa. Bogar la miraba a lo lejos e inquietado por el oficio comenzó a observar atento la maestría de aquellas manos que le daban forma a la tela. Fue ahí cuando nació su deseo por elaborar máscaras. Completamente autodidacta, se animó y agarró la máquina para jamás soltarla.

"Empecé con la máquina de mi abuelita. Ahí me enseñé, prácticamente le "asaltaba la máquina". Hacía mis cortes de máscaras pues "echando a perder se aprende". Con esa maquinita empecé hacer mis trabajitos”.

Bogar realizó las primeras máscaras para sus compañeros de lucha y entrenamiento, después pudo trabajar para figuras luchísticas nacionales como Blue Demon, Histeria, Cibernético, Psicosis y Maniaco, quienes acudían a su hogar a solicitarle diseños exclusivos.

Y es que, la inmensa creatividad y excelente calidad que Bogar le impregna a su trabajo es notorio. Las costuras, las telas, las formas y diseños tienen su sello. “Mi trabajo me motiva y siempre trato de ponerle el interés y énfasis que se requiere para elaborar máscaras. Hago un buen trabajo porque esa es mi carta de recomendación, es un proceso laborioso, es todo un arte, no cualquiera lo hace”.

En cuanto a los diseños, este artista de la costura se apega a las peticiones de su clientela. “Yo elaboro lo que me piden, ellos me describen qué quieren y yo trato de proyectarlo en la máscara”.

Juanita Olivo | El So de San Luis

También el material es importante, como la lycra sencilla o lisa, que es la más pedida por los luchadores, de igual forma los colores metálicos son de los más solicitados. “Todas las máscaras llevan un grado de dificultad. Las del Cibernético eran muy laboriosas, hacer esos antifaces y que se acomoden perfectamente al rostro tiene su grado de complejidad”.

Bogar elige la tela según lo que indique el cliente, después traza con tiza los patrones que serán cortados a la perfección. También elige las formas y detalles que serán elaborados con otros materiales. Realizar una máscara le puede llevar días, pero si es mucha la urgencia de entregarla puede llegar a dedicar 12 horas de trabajo en la máquina para poder terminarla.

Su maestría es notoria, mientras sostiene una de las tantas máscaras que lo han acompañado a lo largo de su carrera deportiva, es visible la calidad de la hechura, su fascinación por los colores y las formas que simulan un dragón a pleno vuelo, pues dice identificarse con este ser mitológico por la furia y agilidad que posee, misma que desempeña dentro de la lona.

Las máscaras para Bogar, no sólo son su sustento y trabajo, sino también un elemento que ha permitido que la Lucha Libre Mexicana sea un deporte icónico no sólo en México, sino también en el mundo.

“Yo creo que cuando un joven quiere sobresalir en la lucha libre, inmediatamente basa sus referencias en las figuras de antaño, como El Santo, Blue Demon y El Mil Máscaras. Enmascararse le da misterio a la lucha”.

Juanita Olivo | El So de San Luis

Para Bogar Portar una máscara es llevar la incógnita al público, que se pregunten quién es su ídolo y qué hay detrás de esa capa de tela. Es tener un entero compromiso deportivo, es guardar el respeto hacia lo que hacen dentro y fuera del coliseo.

“Con el tiempo muchos luchadores no le toman importancia a proteger la identidad, salen a luchar y bajan del cuadrilátero e inmediatamente se la quitan, eso le resta magia al deporte. Hay que darle su lugar a la máscara”.

“Para mi ponerme la máscara es convertirme en otra persona, es transformarme. Ponerla sobre el rostro no es fácil, hay que tener paciencia para que se adapte a tu rostro, atar cada agujeta y abrochar.

Las máscaras tienen un valor inigualable, yo así lo veo”.

En toda su carrera este luchador profesional y mascarero ha elaborado más de 5 mil máscaras, desde las más sencillas hasta las más laboriosas. Hoy más que nunca el pedal y la aguja que le dan forma a las costuras, le han otorgado otra manera de subsistir, pues sin luchas y sin ventas de máscaras, en medio de una crisis pandémica, la elaboración de cubrebocas lo ha sacado a flote.

2000 piezas son las que ha podido confeccionar dentro de esta epidemia. Su excelencia en calidad es notoria, tanto que sus cubrebocas podrían ser piezas dignas de una exhibición.

Juanita Olivo | El So de San Luis

Son casi 40 años de experiencia en el pancracio mexicano como deportista profesional y tradicional mascarero, sus dos pasiones le han otorgado grandes satisfacciones y la oportunidad de construir emotivas historias, pero la más valiosa de ellas, el ser reconocido por sus compañeros y su querido público seguidor.

DATOS

-Las máscaras de Bogar pueden llegar a costar desde los 800 hasta los 2,500 pesos

-Los cubrebocas tienen un costo de 150 pesos, y los elabora según el pedido del cliente

-Bogar y Bogar Jr. aún se desempeñan dentro de la lucha libre

-Bogar es el mascarero más reconocido de SLP

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