Arropado con el emblemático uniforme de la Selección Mexicana de Fútbol y con un balón verde a sus pies, al interior de la iglesia de San Gabriel, ubicada en la alcaldía Miguel Hidalgo, se encuentra el Niño de los Milagros, dispuesto a recibir todas peticiones de los creyentes, entre estas, que México llegue al quinto partido.
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La tradición de vestir a la figura religiosa de futbolista, a decir de la feligresía, se remonta a los años 80. El padre José Reyes Chaparro fue quien lo uniformó por primera vez, él era aficionado a dicho deporte. Ahora esto se hace en vísperas de cada justa mundialista.
"El niño ya lo traía desde Xochimilco, y ya lo dejó aquí. La gente viene a pedirle muchos favores. Vienen a donarle ropa, a veces como pago de una manda por un milagro concedido", explicó Leopoldo, un hombre de unos 50 años, quien trabaja desde hace más de 20 años, dando mantenimiento a dichas instalaciones de orden católico.
De cara a la justa mundialista, misma que se llevará a cabo a partir de este domingo en Qatar, país ubicado en Medio Oriente, los fieles se han abocado a pedir el milagro de que el seleccionado nacional, cumpla la promesa de llegar a los cuartos de final.
La parroquia ubicada exactamente en la colonia Tacuba, al norte de la Ciudad de México, actualmente a cargo del padre José Guadalupe Godines, recibe con las puertas abiertas a decenas de asistentes que acuden con devoción y observan con detenimiento al popular Niño que hará el milagro.
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"La vestimenta siempre es signo de pertenencia, de cercanía. Aquí en México hay una expresión muy coloquial que dice hay que ponerse la camiseta, y en este caso es el Niño Jesús el que la porta, como un símbolo de unidad", expresó el párroco, con entusiasmo.
Guadalupe Godines mencionó que espera que, a través de la fe con la que se le pide al ícono católico y el fervor que demuestran, a México le vaya de lo mejor en el Mundial de Qatar 2022.
Asimismo, resaltó que la feligresía no debe olvidar pedir por la salud, por las personas enfermas, hospitalizadas o por ser intervenidas quirúrgicamente, así como por la unidad de las familias mexicanas.
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