La afición cementera realizó el grito homofóbico al minuto 92 del partido en contra del portero Nicolás Vikonis. El sonido local pidió que no se hiciera
Fue una noche fatídica del campeón en el estadio Azteca. A Cruz Azul no le salió nada en su presentación. Mazatlán, con muy poco, le abolló la corona de fea forma, le arrebató la felicidad acumulada en últimas semanas y destruyó su fortaleza cementera.
Chuy faltó en la portería, Romo en el mediocampo y Cabecita en zona de ataque. Sin ellos, esta Máquina luce desarticulada y muy lejos de su mejor nivel. A los celestes les urge que regresen. 0-2 final.
La historia sí comenzó distinto. Después de 23 años pudo comenzar un torneo como campeón y el equipo vencer. Los celestes presumieron su novena estrella con orgullo y quiso defenderla desde el principio con todo y las ocho bajas que presentó. Juegos Olímpicos, Copa Oro, lesiones y hasta vacaciones mermaron la alineación del técnico Juan Reynoso en su presentación. Con Mazatlán no fue distinto. Los de la Perla del Pacífico tuvieron seis ausencias, las más importantes en el ataque. El timonel debutante Beñat San José tuvo que recurrir a cinco de sus refuerzos y hasta las fuerzas básicas, no tuvo de otra.
Cruz Azul inició con mejores sensaciones. Rafael Baca quiso suplir a la perfección la ausencia de Luis Romo en el mediocampo y con grandes servicios hizo olvidarlo por algunos momentos. En uno de ellos, Bryan Angulo le ganó la espalda a la zaga blanca y quiso tocar por arriba. El portero Nicolás Vikonis lo intuyó y le quitó el festejo al ecuatoriano. El Cuco no se salió con la suya.
Mazatlán quiso hacer lo propio y quiso pegarle al favorito. Emilio Sánchez, el canterano americanista, quiso hacer daño, pero en un par de ocasiones se quedó lejos de preocupar al cancerbero Andrés Gudiño, suplente de Jesús Corona.
Santi Giménez tuvo la responsabilidad en el ataque. Jonathan Rodríguez tampoco tuvo actividad y el canterano quiso responder. Pero Néstor Vidrio lo cubrió con toda su experiencia. El Woddy se impuso en más de una ocasión al joven.
Los cementeros fueron dominadores, pero tuvieron poco dinamismo y bula creación. Sin duda extrañaron a hombres como Orbelín Pineda y Roberto Alvarado como los creadores. En esas posiciones, Pol Fernández y Walter Montoya intentaron ser peligrosos, con largos servicios, lo intentaron por todos lados, pero poco preocuparon a Vikonis.
El esquema visitante del timonel español nulificó a los celestes en gran parte del juego.
La ofensiva mazatleca se acordó que en frente tenían a un guardián debutante y quisieron incomodarlo. El primero en hacerlo fue Brian Rubio, pero Gudiño respondió con una atajada tranquila y gran recorrido.
La lluvia arreció al sur de la capital. Eso hizo un juego más rápido, con mayor peligro, pero la claridad siguió muy lejana en ambas instituciones.
Cuando parecía que los azules se irían al descanso a pensar mejor su funcionamiento, apareció el equipo portero y le arruinó el plan. Nico Díaz se quedó en el área tras una jugada a balón parado. El defensa buscó el gol y lo encontró en una serie de rebotes. Pablo Aguilar y Julio César Domínguez no pudieron despejar, y eso lo aprovechó el chileno con un misil que el cancerbero celeste no pudo detener. Así fue la dura bienvenida a Primera División que le dio el sudamericano.
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En el complemento, los refuerzos salieron al rescate. Quick Mendoza y Passerini ingresaron para darle una nueva cara a los cementeros. Y lo lograron por lapsos. La claridad y la intensidad volvieron. Guillermo Fernández fue el más peligro, el que más insistió, pero no fue la noche de Pol. Primero falló un mano a mano con Vikonis y luego erró un penalti dudoso. Antes de eso, Bryan Colula ya le había puesto un clavo más a La Máquina, pero ni eso lo animó. El joven le ganó la partida al Cata y sentenció el duelo.
Mazatlán le arrebató la alegría a Cruz Azul y le abolló la corona. El comienzo del campeón no fue el esperado.
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