Dos errores condenaron a las Chivas del Guadalajara a la derrota ante los Tuzos del Pachuca, 2-1 en partido de la Jornada 2 del Clausura 2022 jugado en el estadio Hidalgo que solamente permitió un aforo del 30 por ciento.
Pero el error más grande fue el que cometió Raúl Gudiño y el defensa Gilberto Sepúlveda para darle la ventaja a los locales.
El Rebaño Sagrado saltó al terreno de juego con los mismos hombres que hicieron frente al Mazatlán en la jornada 1 del torneo Grita México C22. Aunque mostraron buen toque de pelota y la intención de ir al frente, la realidad es que nunca encontraron la profundidad necesaria para causar verdaderas sensaciones de peligro. A pesar de todo, las Chivas dominaron a placer en el arranque del juego.
Cuando los dirigidos por Marcelo Michel Leaño mejor la estaban pasando, Pachuca encontró la forma de acercarse al área rival, solamente bastó con esperar el momento adecuado para hacerse sentir en la cabaña de Raúl Gudiño.
LLEGARON LOS ERRORES
La inercia ofensiva benefició demasiado al Pachuca, porque en la defensa rojiblanca comenzaron los errores. Gilberto Sepúlveda intentó salir con el balón controlado, pero Nicolás Ibáñez lo presionó en el área y le robó la esférica. El argentino metió la diagonal retrasada y apareció Víctor Guzmán para mandarla al fondo de la red.
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Cuando se acercaba el ocaso de la primera mitad, el Tiba volvió a fallar en la zona defensiva, esta vez con la complicidad de Gudiño. Sepúlveda tenía la redonda y prefirió tocar retrasado para su portero. La pelota le hizo un extraño y botó, suficiente para que ésta se le pasara directamente a la portería.
En el complemento Chivas se acercó rápido en el marcador debido a una falta de Álvarez sobre Ángel Zaldívar. El silbante acudió al VAR y decidió sancionar la pena máxima. El Chelo tomó la esférica y cobró fuerte a la izquierda. Ustari nada pudo hacer para evitar la caída de su marco.
Aunque Chivas intentó conseguir la anotación del empate, el resto del encuentro fue de trámite. Pachuca se paró bien en el campo, evitó que el rival generara mayor peligro y no hubo tiempo para más. El Rebaño Sagrado se fue de la capital hidalguense con las manos vacías.
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