La determinación, su fortaleza de carácter y la tenacidad, fueron los ingredientes por lo que hoy Carlos Blanco González, ha sido campeón en los dos últimos años como coach del Seneca Valley Youth Football, de la liga infantil de 12 y 13 años, junto con su hijo Joshua a quien también entrena, nombrado por ello como mejor Senior del equipo, además de trabajar en el departamento de negocios de la organización de los Acereros de Pittsburgh.
Su dedicación al futbol americano lo llevó a vivir desde hace 10 años en Estados Unidos, donde los norteamericanos, dice, han visto que somos gente preparada y que están “contentos de que un mexicano, les enseñe a sus hijos junto con el mío, a practicar su deporte nacional al más alto nivel”.
Su afición por el futbol americano se remonta a los tiempos de gladiador con los Osos de Aztlán, de la liga intermedia. Relata haber presenciado en 1979 el Super Bowl XIII entre los Pittsburgh Steelers y los Dallas Cowboys, y desde entonces es fan de la llamada “cortina de acero”.
“Vi a esos gladiadores enfundados en un traje negro y amarillo que se veían imponentes se veían magistrales y me dije, ese es mi equipo, y voy a jugar ese deporte”.
A partir de ese entonces se organizó con sus amigos y simpatizantes de los acereros, para ver por televisión en la década de los 80 a la cortina de acero, dirigida por el mítico Chuck Noll, hasta 1991 que se retiró, y su lugar fue ocupado por Bill Cowher oriundo de la ciudad de Pittsburgh.
Un cambio generacional en el equipo de sus amores, mismo que llegó al Super Bowl (SB) en 1995, pero que lamentablemente perdió.
Así debieron pasar nada más 10 años hasta que en 2005, volvió Cowher a otro SB, junto con un joven llamado Ben Roethlisberger como mariscal de campo.
El SB XL fue de los Steelers y la afición se volvió loca, recuerda, “avisamos a mucha gente que íbamos a festejar el triunfo de los Steelers en el Ángel de la Independencia. Somos el único equipo no mexicano en hacer ese festejo y fuimos muy criticados pero nos valió”.
Lo volvimos a hacer en el año 2008 cuando los Steelers jugaron el SB XLIII contra los Cardenales de Arizona y volvimos al Ángel y festejamos a lo grande. Los Steelers tenían ya seis trofeos Lombardi los mejores de la NFL”.
Menciona que continuó organizando reuniones y pasamos de bares a restaurantes a hacer las reuniones de manera masiva no solo en casas ya éramos reconocidos por varios medios de comunicación y estaciones de radio.
Hace mención que el Internet empezaba a ser ya de gran influencia y Facebook crecía a paso agigantados, herramientas que les ayudaron a que creciera el club de fans, “era parte de nuestro éxito”.
De esta forma, Carlos Blanco impulsó el movimiento de los Steelers en la Ciudad de México, y en otras del país.
Llegó el 2009 y conoce a Omar Khan, director de negocios de la cortina de acero, con el que establece amistad y con quien abre camino para que la organización reconociera a su gran base de fans en México.
Aclara que los Steelers son el único equipo NFL, que tiene actividad oficial con jugadores y exjugadores afuera de Estados Unidos con Youth Camps y otras actividades.
Y con ese reconocimiento de la organización a la gran afición mexicana, inicia sus viajes a Pittsburgh, de manera más frecuente hasta que recibió una oferta de trabajo en el área de negocios, y con ello se presenta la difícil decisión de dejar todo en México por una nueva vida en los Estados Unidos.
“Fue difícil pues mis hijos no sabían inglés y yo muy poco. Entraron a la escuela y gracias a Dios les tocaron muy buenos maestros que con paciencia les enseñaron el inglés y ahora uno de ellos es graduado de High School y estudiando el college. Mi otro hijo Joshua estudia el séptimo grado o primero de secundaria”.
Ambos juegan futbol americano, “Carlos mi hijo mayor jugó en North Allegheny School District tal vez el mejor distrito escolar de Pittsburgh y alrededores”.
“He tenido el privilegio de coachear a mis hijos en sus diferentes etapas, pero con Joshua ha sido diferente porque he podido estar con él dos años de su desarrollo como coach del equipo”.
Reconoce que no es fácil estar en una organización en los Estados Unidos, y “mucho menos en los tiempos obscuros que está viviendo este país en estos años. Nos tocó la era Trump pero hemos podido adaptarnos a esta sociedad con base a ser inteligentes y exitosos”.
“Yo y mi familia hemos luchado contra la discriminación y el racismo en esta sociedad, y les demostramos que somos gente preparada y que deben de estar contentos de que un mexicano esté enseñando a sus hijos futbol y que un niño mexicano esté en el lugar de un norteamericano, practicando su deporte nacional al más alto nivel”.
Hemos conseguido el campeonato dos años consecutivos en la mejor liga infantil de la ciudad de Pittsburgh, la Parkway Youth Football League donde compiten los mejores distritos escolares de la ciudad en la categoría que son niños de 12-13 años.
Habla de su hijo Joshua que juega la posición de tackle ofensivo y tackle defensivo, y en ambas posiciones ha sido reconocido como All-Star por la liga.
“Estar en la tierra sagrada del acero en Pittsburgh, Pennsylvania y ver a mis hijos crecer, estudiar y practicar los deportes de este país es un orgullo y verdaderamente, los mexicanos deben saber y dar cuenta que no somos una raza perdedora, que no somos narcotraficantes y asesinos, no también tenemos pasión e inteligencia, sabemos abrirnos las puertas en otro país y triunfar, teniendo todo en contra y remando contra corriente”.
El sueño americano se puede lograr y está más vivo que nunca, remata este mexicano que ha logrado que el futbol americano se convierta en el eje de su vida.
EGS