/ domingo 15 de septiembre de 2019

América y Pumas empatan en el Clásico capitalino

los de la UNAM no supieron aprovechar la ventaja de un hombre más

Entre la polémica de reconocer si es un Clásico o no, América y Pumas decepcionaron anoche en Santa Úrsula.

Y es que la mayoría del tiempo carecieron las emociones en el terreno de juego por la falta de propuesta de ambas partes, principalmente de la Universidad, que pese a tener un hombre más por la expulsión de Córdova casi todo el juego, solamente atacó cuando estuvo abajo en el marcador.

Federico Viñas se estrenó en grande al convertir en gol la primer pelota que tocó. Parecía que lo ganaban los azulcremas, pero un error garrafal de Guillermo Ochoa le dio la igualada a la Universidad.

Al final, repartición de puntos.

EL JUEGO

El estadio Azteca fue anoche el escenario para una nueva edición del Clásico Capitalino. América fue anfitrión de unos Pumas que buscaban hilvanar su segundo triunfo al hilo y que mejor que hacerlo en la casa de su acérrimo rival.

Desde que rodó la pelota no hubo un claro dominador. El juego fue trabado, sin claridad de ninguna de las dos escuadras y las emociones se dieron a cuentagotas.

Los azulcremas por momentos insinuaban querer tomar el protagonismo, aunque jamás exigieron a Saldívar, quien en los primeros 45 minutos vivió un verdadero día de campo.

El primer aviso con seriedad vino por parte de la Universidad. Un balón parado llegó hasta el área y fue conectado por Carlos González. Su cabezazo careció de dirección y se paseó por el área chica sin encontrar quien lo empujara a la red.

Si a los cremas les había costado trabajo marcar el ritmo, quedarse en inferioridad numérica temprano rompió el plan de juego de Miguel Herrera y su cuerpo técnico.

Sebastián Córdova se fue temprano a las regaderas por una dura entrada sobre Juan Pablo Vigón en la que el silbante ni siquiera dudó en mostrarle la tarjeta roja. Expulsión inobjetable y los del Pedregal encontraban la circunstancia ideal para sacar provecho; sin embargo, prefirieron tomar una postura más cautelosa, sin romper lanzas al ataque.

En medio de la inoperancia de ambos, un chance inmejorable se le presentó a Pumas. Mendoza le filtró la de gajos a González. El movimiento al espacio de Charly fue preciso, tanto que recibió sin marca y quedó mano a mano con Guillermo Ochoa. Las gargantas de la hinchada puma calentaban para gritar el gol, Carlos disparó y… fuera. Cruzó mucho su tiro y América se salvaba.
Sin daño, los dos equipos se fueron al descanso. Quedaba la sensación de que el complemento traería lo mejor.

De entrada, en la reanudación América fue más agresivo. Renato Ibarra comenzó a ser punzante por derecha y en un desborde, se quedó cerca de inaugurar el electrónico.

La “Liebre” escapó a velocidad, entró a zona caliente y a la hora de elegir entre tirar o tocar a Roger Martínez, decidió terminarla de forma individual. Su intento se estrelló en la humanidad del “Pollo” Saldívar, quien achicó correctamente.

A fin de romper la paridad, ambos técnicos quemaron dos de sus cartas fuertes. Michel confió en Juan Iturbe y Miguel Herrera –desde el palco- consideró que era tiempo de que Giovani dos Santos reapareciera. El escenario era inmejorable y era el momento de demostrar su valía.
Con disparos de media distancia, Pumas quería levantar la mano. Mozo y Malcorra probaron, aunque sin dirección. El juego se hacía viejo y el gol no llegaba.

Tras un juego lamentable en general, las emociones llegaron al final para un cierre a tambor batiente.

Primero fue América. Jorge Sánchez se sumó al ataque y penetró por izquierda hasta quedar de cara a Saldívar. Una barrida le impidió ir a gol, mas el rebote favoreció a Federico Viñas, quien con escasos segundos en el campo tuvo un debut soñado a la hora de darle el pase a la red. ¡Gol de las Águilas!

El Coloso de Santa Úrsula era una fiesta al ritmo del “Vamos América”, pero poco les duraría el gusto. Bryan Mendoza les borró la sonrisa.

Con toda la fe en él mismo, el canterano puma tomó la pelota y le pegó con todo lo que tenía. Parecía que la bala no llevaba nada, pero Guillermo Ochoa se convirtió en el villano del americanismo al atacar erróneamente el esférico y ver como pasaba por debajo de sus manos ¡Gol de Pumas!

La Universidad se fue al abordaje. El momento era suyo y había tiempo en el reloj. Mora, Iturbe, González; toda la caballería estaba lista para bañarse en gloria, pero esto no ocurrió.
El Clásico Capitalino terminó igualado y con la sensación de que pudo dar más.

HM

Entre la polémica de reconocer si es un Clásico o no, América y Pumas decepcionaron anoche en Santa Úrsula.

Y es que la mayoría del tiempo carecieron las emociones en el terreno de juego por la falta de propuesta de ambas partes, principalmente de la Universidad, que pese a tener un hombre más por la expulsión de Córdova casi todo el juego, solamente atacó cuando estuvo abajo en el marcador.

Federico Viñas se estrenó en grande al convertir en gol la primer pelota que tocó. Parecía que lo ganaban los azulcremas, pero un error garrafal de Guillermo Ochoa le dio la igualada a la Universidad.

Al final, repartición de puntos.

EL JUEGO

El estadio Azteca fue anoche el escenario para una nueva edición del Clásico Capitalino. América fue anfitrión de unos Pumas que buscaban hilvanar su segundo triunfo al hilo y que mejor que hacerlo en la casa de su acérrimo rival.

Desde que rodó la pelota no hubo un claro dominador. El juego fue trabado, sin claridad de ninguna de las dos escuadras y las emociones se dieron a cuentagotas.

Los azulcremas por momentos insinuaban querer tomar el protagonismo, aunque jamás exigieron a Saldívar, quien en los primeros 45 minutos vivió un verdadero día de campo.

El primer aviso con seriedad vino por parte de la Universidad. Un balón parado llegó hasta el área y fue conectado por Carlos González. Su cabezazo careció de dirección y se paseó por el área chica sin encontrar quien lo empujara a la red.

Si a los cremas les había costado trabajo marcar el ritmo, quedarse en inferioridad numérica temprano rompió el plan de juego de Miguel Herrera y su cuerpo técnico.

Sebastián Córdova se fue temprano a las regaderas por una dura entrada sobre Juan Pablo Vigón en la que el silbante ni siquiera dudó en mostrarle la tarjeta roja. Expulsión inobjetable y los del Pedregal encontraban la circunstancia ideal para sacar provecho; sin embargo, prefirieron tomar una postura más cautelosa, sin romper lanzas al ataque.

En medio de la inoperancia de ambos, un chance inmejorable se le presentó a Pumas. Mendoza le filtró la de gajos a González. El movimiento al espacio de Charly fue preciso, tanto que recibió sin marca y quedó mano a mano con Guillermo Ochoa. Las gargantas de la hinchada puma calentaban para gritar el gol, Carlos disparó y… fuera. Cruzó mucho su tiro y América se salvaba.
Sin daño, los dos equipos se fueron al descanso. Quedaba la sensación de que el complemento traería lo mejor.

De entrada, en la reanudación América fue más agresivo. Renato Ibarra comenzó a ser punzante por derecha y en un desborde, se quedó cerca de inaugurar el electrónico.

La “Liebre” escapó a velocidad, entró a zona caliente y a la hora de elegir entre tirar o tocar a Roger Martínez, decidió terminarla de forma individual. Su intento se estrelló en la humanidad del “Pollo” Saldívar, quien achicó correctamente.

A fin de romper la paridad, ambos técnicos quemaron dos de sus cartas fuertes. Michel confió en Juan Iturbe y Miguel Herrera –desde el palco- consideró que era tiempo de que Giovani dos Santos reapareciera. El escenario era inmejorable y era el momento de demostrar su valía.
Con disparos de media distancia, Pumas quería levantar la mano. Mozo y Malcorra probaron, aunque sin dirección. El juego se hacía viejo y el gol no llegaba.

Tras un juego lamentable en general, las emociones llegaron al final para un cierre a tambor batiente.

Primero fue América. Jorge Sánchez se sumó al ataque y penetró por izquierda hasta quedar de cara a Saldívar. Una barrida le impidió ir a gol, mas el rebote favoreció a Federico Viñas, quien con escasos segundos en el campo tuvo un debut soñado a la hora de darle el pase a la red. ¡Gol de las Águilas!

El Coloso de Santa Úrsula era una fiesta al ritmo del “Vamos América”, pero poco les duraría el gusto. Bryan Mendoza les borró la sonrisa.

Con toda la fe en él mismo, el canterano puma tomó la pelota y le pegó con todo lo que tenía. Parecía que la bala no llevaba nada, pero Guillermo Ochoa se convirtió en el villano del americanismo al atacar erróneamente el esférico y ver como pasaba por debajo de sus manos ¡Gol de Pumas!

La Universidad se fue al abordaje. El momento era suyo y había tiempo en el reloj. Mora, Iturbe, González; toda la caballería estaba lista para bañarse en gloria, pero esto no ocurrió.
El Clásico Capitalino terminó igualado y con la sensación de que pudo dar más.

HM

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