Parece que América ha convertido en costumbre abusar de Guadalajara y anoche, pintó el Clásico de azulcrema con una goleada que caló en lo más hondo del orgullo tapatío.
Las Águilas borraron del campo a un Rebaño que solamente existió cinco minutos del segundo tiempo y terminó con nueve hombres victima de sus propios errores.
Sebastián Córdova inició la fiesta con un doblete; Alan Pulido recortó distancias, pero Emanuel Aguilera y Henry Martín decretaron el 4-1 definitivo.
Lo lamentable del encuentro fue la entrada del “Pollo” Briseño, quien de mala leche le hizo un corte profundo a Giovani dos Santos en una entrada de cárcel.
La malaria terminó, América ya ganó, es segundo general y sepultó todavía más al rival de toda la vida.
EL JUEGO
El Clásico Nacional llegó en un momento atípico para los protagonistas. Por un lado, América con seis juegos al hilo sin ganar, y del otro, unas Chivas que no dejan atrás la crisis que los llevó a destituir a Tomás Boy dos días antes del esperado encuentro.
Las Águilas se presentaron en su cancha con el mejor once del que podían disponer. Los lesionados y enfermos se recuperaron para buscar mancillar el de por sí ya decaído orgullo rojiblanco.
Guadalajara se tomó muchas precauciones. Tres centrales en el fondo y Jesús Molina como escudo para tratar de contener los embates cremas y después, desdoblar con la velocidad de Brizuela, Cervantes y Vega, cosa que prácticamente no sucedió.
De a poco, la fiesta se pintó de azulcrema y con aroma a casa debido a que Sebastián Córdova –hecho en Coapa- se puso la capa de héroe y regresó a jugar con un par de goles que le supieron a gloria.
Primero, una bola que Ibarra prolongó de taco a Roger Martínez. El “Tanque” recorrió la banda izquierda, levantó la cara y se asoció con Sebas, quien inteligentemente recibió y se acomodó el esférico en el mismo movimiento. Ya frente a Toño Rodríguez, definió con calma y colocación. ¡Gol de América!
Del Rebaño poco y nada. Apenas un tímido intento de Van Rankin de larga distancia, pero nada más. Incluso, darían más de que hablar desde lo antideportivo.
Una escapada de Giovani dos Santos terminó en un hecho escalofriante debido a una auténtica bajeza de Antonio Briseño. El 10 americanista ya le había ganado la partida al “Pollo” y este, le tiró una patada de cárcel al dejarle todos los tacos a la altura del muslo.
El boquete en la pierna de Gio fue notorio y la expresión de sus compañeros lo decía todo. Guillermo Ochoa se quería comer vivo a su rival, quien al final se fue expulsado.
Poco antes de ir al descanso, Córdova volvió a hacerse presente en el marcador al aprovechar un inteligente pase de Aguilar y fusilar a Rodríguez con un derechazo cruzado.
Así, América tenía en la lona a Guadalajara justo al medio tiempo.
Con una actitud renovada y más hambre de competir, los rojiblancos volvieron al campo para plantarle cara a los Millonetas y se metieron casi de inmediato al juego.
Isaac Brizuela hizo la jugada diferente al marcar un movimiento que le limpió la zona a Van Ranin, este a su vez cortó al centro y vio mejor ubicado a Pulido. El pase fue preciso y la definición del 9 chiva todavía más. Un riflazo potente y cruzado que venció a Ochoa. ¡El Rebaño había despertado!
América se hizo de la pelota y bajó los ímpetus de Chivas. Comenzó a acercarse más al área rival y también la polémica entró al show de la mano del VAR. Dos revisiones en contra de Chivas; una por una caída de Ibargüen y otra por una supuesta mano de Ponce. La primera no se sancionó, pero la segunda sí fue decretada como tal y hubo penalti para las Águilas y roja para Cervantes que dejaba a Chivas con nueve.
Desde los once pasos, Aguilera no perdonó y encaminaba de forma definitiva el Clásico.
Los aficionados exigían sangre y Miguel Herrera hizo caso al mandar al campo a Henry Martín. El “Búfalo” respondió y de tijera, redondeó la goleada.
América se llevó el Clásico y la goleada tuvo una dedicatoria especial: fue para Gio.
HM
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