El ministro en retiro Genaro Góngora Pimentel, ex presidente de la Suprema Corte de Justicia la Nación, presentó su libro “Memorias Los Supremos de la Corte”, durante el evento aprovechó para hablar del gobierno actual argumentando tiene la obligación de limpiar al país de corruptos.
Recordando que esta es una exigencia de los 30 millones de personas que votaron por La Cuarta Transformación, Góngora Pimentel expuso que se cuentan con condiciones legales para poder cumplir con este deseo popular, aunque también es necesario hacer modificaciones al poder judicial para que acate de forma más expedita con este reclamo público.
Señalando que en países de Sudamérica ya ha habido algunas detenciones por corrupción “Una de las esperanzas de los 30 millones de votos que obtuvo el señor presidente es que no aplique una presidencia amorosa sino que comience a limpiar el país de corruptos”, reiteró el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El ministro en retiro Genaro Góngora Pimentel, aseguró que el poder judicial actúa cuando recibe denuncias, insistió en que el combate a la corrupción es responsabilidad de todos los sectores del país y comentó que para ello es necesario hacer una profunda revisión de las formas de impartir la ley en México, incluyendo desde luego a las más altas esferas del poder judicial.
Sobre su obra Los Supremos de la Corte, explicó que es un nutrido recuento de anécdotas que vivió en el periodo en el que estuvo al frente de más alto tribunal de la justicia del país, hizo mención de diversos anécdotas de ex presidentes mexicanos como Ernesto Zedillo o Vicente Fox y habló sobre la forma de hacer política de administraciones de antaño con la corte, cuyos mandatarios se reunían con los ministros “sólo para pedir favores al poder judicial”.
El libro fue editado por Porrúa y está a la venta en librerías de todo el país, entre algunas de las memorias que contiene el libro, el autor escribe sobre cómo llegó y quien lo recomendó para llegar a la Corte como Secretario de Estudio y Cuenta allá por el año 1969. También recuerda a Carlos de Silva, con sus grandes borracheras acompañadas del coñac Hennesy que tanto le gustaba. Y cómo siendo juez de Distrito le tocó conceder la suspensión solicitada por Ignacio Burgoa