/ miércoles 26 de octubre de 2022

Un gran fan de García Marquez

Un coleccionista de la obra del escritor colombiano tiene ejemplares en tamil, armenio, azerí y otros 45 idiomas de su obra, entre ellas 379 ediciones de Cien años de soledad

Tiene ejemplares en tamil, armenio, azerí y otros 45 idiomas de la obra maestra del premio nobel de literatura colombiano. Se llama Jorge Iván Salazar y lleva 16 años coleccionando ediciones de Cien años de soledad, la célebre novela de Gabriel García Márquez.

Organizados con minucia, cientos de libros enfilan los anaqueles de su biblioteca privada, localizada en la ciudad de Armenia, en homenaje al máximo representante del realismo mágico. Son en total 379 ediciones, incluida la primera de 1967, que es su favorita.

"Es mi preferida porque la pude conseguir en México con un librero, de esta edición sólo se sacaron ocho mil ejemplares", cuenta a la agencia AFP el coleccionista de 59 años de edad.

Desde su casa revestida en libros, Salazar muestra las portadas de los ejemplares más preciados para él, algunos ilustrados con pinturas de afamados artistas europeos.

Se describe como ingeniero civil, constructor, coleccionista apasionado y admirador de García Márquez, quien fue el ganador del Premio Nobel de Literatura hace cuarenta años (1982).

El coleccionista se inició a los 43 años y desde entonces aprovecha cada viaje para agrandar su biblioteca consagrada a la historia de la familia Buendía y Macondo, el pueblo ficticio en el que vivían.

Como un sabueso, husmea en las plataformas digitales y recorre continentes para engrosar una "Torre de Babel" edificada con el mundo mágico y peculiar creado por "Gabo".


No puede buscar el Guinness

Aunque no tiene un certificado, Salazar cree poseer la mayor colección de Cien años de Soledad que existe. Hace seis meses le escribió a los responsables del libro Guinness Récords para ser valorado, pero le aseguraron que no tenían un registro similar con el cuál compararlo.

En un catálogo indexa cada ejemplar con los datos más relevantes y la imagen de su portada. Cada uno de ellos tiene su propia historia y él no repara en desordenarlos ante las cámaras para compartirlas.

Entre sonrisas, muestra un libro pirata que García Márquez le firmó en China a su traductor cuando todavía no circulaba una versión oficial.

"Maestro, yo permití que millones y millones de chinos leyeran su majestuosa obra", reconstruye así Salazar la súplica del arrojado traductor.

Según este coleccionista, el escritor cedió a regañadientes y estampó su firma con un guiño: "para el mayor pirata del mundo".

Como Salazar, los colombianos rinden distintos homenajes al escritor caribeño cuatro décadas después de recibir el mayor premio de la literatura en Estocolmo, cuando pronunció su memorable discurso "La soledad de América Latina".


No lo ha leído tantas veces

Cuando se le pregunta cuántas veces ha leído el libro confiesa entre risas que “tres y media”.

Luego comparte otras joyas de su colección, como un ejemplar escrito en ruso, que carece de los tramos eróticos del relato, los cuales fueron censurados por el gobierno de Rusia a pedido de la Iglesia ortodoxa.

El novelista colombiano más famoso del mundo, fallecido en la Ciudad de México en 2014, se inmortaliza en cada hallazgo de Salazar.

"El último libro que adquirí fue en el idioma feroes, (hablado en) una isla entre la península escandinava e Islandia", asegura el ingeniero.

"Para mí fue impresionante que en una isla tan remota tengan Cien años de soledad en su idioma”, advierte con la edición en la mano.

Aunque fanático de su literatura, Salazar se distancia del García Márquez político, cercano a la izquierda latinoamericana y estrecho amigo de la Revolución Cubana.

"El Gabo escritor me gusta mucho más que el Gabo político por una razón sencilla: Yo he tenido la posibilidad de incursionar en política, tengo mis ideales, mis principios, y ese Gabo de izquierda cercano a Fidel Castro, que tuvo conversaciones con algunos grupos insurgentes (...) no me gustaba", acepta.

Pese a que el autor se opuso en vida a llevar Cien años de soledad a la pantalla, la plataforma Netflix estrenará pronto la serie de la obra que cuenta con el visto bueno de la familia García.

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Tiene ejemplares en tamil, armenio, azerí y otros 45 idiomas de la obra maestra del premio nobel de literatura colombiano. Se llama Jorge Iván Salazar y lleva 16 años coleccionando ediciones de Cien años de soledad, la célebre novela de Gabriel García Márquez.

Organizados con minucia, cientos de libros enfilan los anaqueles de su biblioteca privada, localizada en la ciudad de Armenia, en homenaje al máximo representante del realismo mágico. Son en total 379 ediciones, incluida la primera de 1967, que es su favorita.

"Es mi preferida porque la pude conseguir en México con un librero, de esta edición sólo se sacaron ocho mil ejemplares", cuenta a la agencia AFP el coleccionista de 59 años de edad.

Desde su casa revestida en libros, Salazar muestra las portadas de los ejemplares más preciados para él, algunos ilustrados con pinturas de afamados artistas europeos.

Se describe como ingeniero civil, constructor, coleccionista apasionado y admirador de García Márquez, quien fue el ganador del Premio Nobel de Literatura hace cuarenta años (1982).

El coleccionista se inició a los 43 años y desde entonces aprovecha cada viaje para agrandar su biblioteca consagrada a la historia de la familia Buendía y Macondo, el pueblo ficticio en el que vivían.

Como un sabueso, husmea en las plataformas digitales y recorre continentes para engrosar una "Torre de Babel" edificada con el mundo mágico y peculiar creado por "Gabo".


No puede buscar el Guinness

Aunque no tiene un certificado, Salazar cree poseer la mayor colección de Cien años de Soledad que existe. Hace seis meses le escribió a los responsables del libro Guinness Récords para ser valorado, pero le aseguraron que no tenían un registro similar con el cuál compararlo.

En un catálogo indexa cada ejemplar con los datos más relevantes y la imagen de su portada. Cada uno de ellos tiene su propia historia y él no repara en desordenarlos ante las cámaras para compartirlas.

Entre sonrisas, muestra un libro pirata que García Márquez le firmó en China a su traductor cuando todavía no circulaba una versión oficial.

"Maestro, yo permití que millones y millones de chinos leyeran su majestuosa obra", reconstruye así Salazar la súplica del arrojado traductor.

Según este coleccionista, el escritor cedió a regañadientes y estampó su firma con un guiño: "para el mayor pirata del mundo".

Como Salazar, los colombianos rinden distintos homenajes al escritor caribeño cuatro décadas después de recibir el mayor premio de la literatura en Estocolmo, cuando pronunció su memorable discurso "La soledad de América Latina".


No lo ha leído tantas veces

Cuando se le pregunta cuántas veces ha leído el libro confiesa entre risas que “tres y media”.

Luego comparte otras joyas de su colección, como un ejemplar escrito en ruso, que carece de los tramos eróticos del relato, los cuales fueron censurados por el gobierno de Rusia a pedido de la Iglesia ortodoxa.

El novelista colombiano más famoso del mundo, fallecido en la Ciudad de México en 2014, se inmortaliza en cada hallazgo de Salazar.

"El último libro que adquirí fue en el idioma feroes, (hablado en) una isla entre la península escandinava e Islandia", asegura el ingeniero.

"Para mí fue impresionante que en una isla tan remota tengan Cien años de soledad en su idioma”, advierte con la edición en la mano.

Aunque fanático de su literatura, Salazar se distancia del García Márquez político, cercano a la izquierda latinoamericana y estrecho amigo de la Revolución Cubana.

"El Gabo escritor me gusta mucho más que el Gabo político por una razón sencilla: Yo he tenido la posibilidad de incursionar en política, tengo mis ideales, mis principios, y ese Gabo de izquierda cercano a Fidel Castro, que tuvo conversaciones con algunos grupos insurgentes (...) no me gustaba", acepta.

Pese a que el autor se opuso en vida a llevar Cien años de soledad a la pantalla, la plataforma Netflix estrenará pronto la serie de la obra que cuenta con el visto bueno de la familia García.

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