En la oferta de la sección oficial de este fin de semana, destaca la película El castillo sin sombra, donde Zhang Lu narra el reencuentro, después de muchos años, de una pareja de amantes y los esfuerzos por parte del hombre de reconectarse con su padre. Amores y desamores, la búsqueda de un pasado que se diluye, se entretejen con justeza y sensibilidad en este filme de cerca de tres horas de duración que marca la reaparición con fuerza de la cinematografía del país asiático en la Berlinale.
Cabe señalar que fue justamente en el lejano 1988, que el cine chino se reveló con empuje en el Occidente con Sorgo rojo de Zhang Yimou, ganador del Oso de Oro.
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Una segunda película en competencia de temática cercana a la propuesta china es Vidas pasadas, donde la debutante coreana Celine Song basada en parte en su propia vida y experiencias, impresionó con la narración de la relación de un hombre y una mujer, los encuentros y desencuentros de dos almas gemelas a lo largo de 24 años, divididos en tres periodos y navegando entre varios países, desde Corea a Canadá y Nueva York. Quizás el filme más completo y satisfactorio hasta ahora en la competencia.
En cuanto a regresos a la Berlinale tenemos una cinta alemana y otra mexicana. La veterana Margarethe von Trotta concursa con Ingeborh Bachmann-Viaje en el desierto, la biografia de la conocida escritora alemana, su relación con su famoso homólogo suizo Max Frisch en los años cincuenta y su lucha en pos de emancipación, amor y respecto. Una aportacion más a la dominante temática femenina en la filmografía de Von Trotta (Marianne y Julianne, León de Oro en Venecia 1981; Rosa Luxemburgo, premiada en Cannes 1986 ; Hanna Arendt 2012). Destaca la aportación de Vicky Krieps (Corsage 2022) en el papel de Bachmann.
Por otro lado nuestro multipremiado escritor, guionista y realizador Guillermo Arriaga (Amores perros, Los tres entierros de Melquiades Estrada, Babel, The Burning Plain), reaparece llevando a la Berlinale A cielo abierto, una road movie de dos hermanos y su hermana en la búsqueda del asesino de su padre. Escrito por Arriaga, el filme es dirigido por dos debutantes, su hija Mariana y su hijo Santiago. Una aventura de familia, actualmente en post-produccion y que fue presentada en el EFM por Film Factory.
Apoyo a las causas políticas
El fin de semana fue marcado por lo que de alguna manera es y ha sido tradicionalmente una de las principales vertientes de la Berlinale: el apoyo a causas políticas y sociales a través de la selección de películas y mediante la realización de actos significativos. Este año los dos polos son la lucha ucraniana contra la invasión rusa y la sublevación de una parte importante de la población de Irán contra el régimen teocrático.
El presidente de Ucrania envió un mensaje en video y el actor Sean Penn presentó en premiere mundial el documental Superpower, que en compañía de Aaron Kaufman rodó en Ucrania.
La película, que en el principio de su rodaje a finales de 2021 se perfilaba como un retrato del país, tomó un giro dramático a raíz de la invasión rusa el 24 de febrero de 2022, convirtiéndose
en una presentación de la lucha ucraniana y un íntimo retrato de Zelensky, a quien Penn entrevistó y siguió en su vida diaria. Sin contar el valor intrínseco del apoyo del documental al espíritu de resistencia de los ucranianos, no se puede dejar de mencionar que la película sufre de la presencia ininterrumpida de Penn, quién a través de una gran dosis de narcisismo, y a pesar de sus buenas intenciones, compromete de alguna manera el aporte y la fuerza de la película.
La selección de la cinta para ser parte de la Berlinale, va de la mano con la decisión del certámen de no incluir en su programacion producciones rusas apoyadas con fondos estatales.
Respecto a Irán, la cúpula del festival, el jurado internacional y varios cineastas realizaron un acto de condena contra el régimen de aquel país frente al palacio del festival, a la vez que, el filme El oponente, una ficción del exilado en Suecia Milad Alami, se estrenó en la sección Panorama, la película se apoya en la excelente actuación de Payman Maadi, su protagonista.
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El boicot a producciones ‘oficiales’ rusas e iraníes se extendió al Mercado del Film (EFM) que prohibió la participación tanto de delegaciones de aquellos países, como las ventas de sus producciones. Significativo resultó el apoyo de varias compañías de compras que se negaron a negociar con los rusos y dejó que los stands del mercado reservados para aquellas delegaciones fueran ocupados por los cineastas disidentes rusos e iraníes.
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