LOLA LA CHATA, HUÉSPED ASIDUA DE LECUMBERRI

La Prensa

  · miércoles 19 de julio de 2017

LUIS FRANCISCO MACÍAS

ARCHIVOS CRIMINALES

LOLA LA CHATA

HUÉSPED ASIDUA DE LECUMBERRI

María Dolores Estévez Zuleta, mejor conocida como Lola "LaChata" fue una de las más tristemente célebres huéspedes de lasfrías mazmorras en el viejo penal de Lecumberri. En repetidasocasiones -entre 1930 y 1950- salió y entró al Palacio Negro. Fueidentificada por algunos jefes policiacos como "La emperatriz delas drogas"; en sus últimos años se le veía vieja, regordeta yapenas caminaba con soltura.

"La Chata" inició su carrera delictiva muy jovencita. Hija depadres indisciplinados, desde temprana edad ejerció laprostitución y se dedicó a la venta de marihuana. Debido a sujuventud e inexperiencia fue encarcelada varias veces. Doloresdeclaró, posteriormente, que para que la soltaran, entregaba a lospolicías pequeñas sumas de dinero y de su manoseado cuerpo.

-Los agentes del Servicio Secreto me obligaban a acostarme conellos a todas horas; lo mismo hacían con mis compañeras-denunció la mujer.

Los contrabandistas de drogas, para los que trabajaba Lola, ledaban su comisión por cada operación buena que realizaba yaprovechaban la ocasión para ejercer como sus amantes enturno.

El periodista y cronista de las prisiones de México, DavidGarcía Salinas, escribió para LA PRENSA que Dolores Estévezprocreó varias hijas que, con el tiempo, siguieron el rumbo de lamadre, quien denunció en infinidad de ocasiones que altos,medianos y bajos jefes policiacos la extorsionaban y le impedíantrabajar honestamente.

Y dio nombres de policías del Servicio Secreto, de la PolicíaJudicial Federal y de la Oficina de Narcóticos, que regenteabancentros de vicio y prostíbulos que les dejaban considerablescantidades de dinero. Sus acusaciones se perdían en los cajones delos escritorios, ya que los ministerios públicos desestimaban susdeclaraciones por provenir de una exconvicta. Lo cierto es queprometían investigar esas valientes denuncias, quedando todo enpromesas. Se dijo que la narcotraficante logró reunir una fortunacalculada en dos millones de pesos, que heredaron sus hijos y quepudiendo vivir honestamente, prefirieron imitar las actividadesilícitas de su madre.

Habituada a sobornar a la policía y obtener su libertad antesde ser consignada, la protección de Lola "La Chata" terminócuando se topó con el comandante de la Judicial Federal, ArmandoValderrain Almada.

Tras exhaustivas investigaciones y acompañado de sus mejoresagentes, armados con metralletas y gases lacrimógenos, Valderrainatrapó a la evasiva mujer y a sus cómplices, al salir de sulujosísima residencia de la Calle Teseo 158, Colonia PradoChurubusco.

Dolores Estévez ofreció 200,000 pesos al comandante a cambiode su libertad, pero Valderrain la condujo a los separos de laProcuraduría y la sometió a intenso interrogatorio, confesando alfin la mujer quiénes eran sus "padrinos" y dónde guardaba unaparte del dinero producto de las ventas del estupefaciente.

Frente al juez, la envenenadora pública, denunció que recibíaamplia protección del jefe de la Policía Judicial Federal deNarcóticos, Humberto Mariel Lazo, al que, según dijo la acusada,le entregaba gruesas sumas de dinero cada mes, siendo la últimacantidad de 37,000 pesos, hechos ocurridos en los primeros días deabril de 1957. En ese tiempo la oficina de Narcóticos dependía dela Secretaría de Seguridad.

Lola "La Chata" fue sentenciada y condenada a más de 15 añosde prisión. Ya era de edad avanzada y su vejez aumentóprematuramente por su desordenada vida. Falleció en 1957 y sóloquedó su desventurado recuerdo.

ENCABEZÓ EL MERCADO DE LAS DROGAS

Lola "La Chata" era hija de un traficante de morfina ymarihuana. Apuntan los cronistas que la mujer que encabezó elnarcotráfico en México, se dedicaba muy jovencita a fichar porlas noches en el cabaret Colonial, que se encontraba en la PlazaSantos Degollado, sobre la calle Independencia. En ese lugarconoció al hampón, Casto Ruz Urquizo, con quien huyó a CiudadJuárez, durante la Revolución Mexicana, donde aprendió todaclase de mañas y movidas relacionadas con el oscuro mundo delnarcotráfico, ya que se relacionó con una familia prominentesobre ese negocio en la frontera. Lola dio a luz a dos hijas y seinvolucró en el tráfico transnacional de drogas.

Luego regresó a la Ciudad de México y puso un negocio muysimilar al de su madre, en el que vendía comida y clandestinamentetambién drogas ilegales; su centro de operaciones estaba en lacalle San Simón, en La Merced.

Cuando Dolores cumplió 28 años de edad, ya era considerada lareina definitiva del mercado de drogas en México y había pisadosiete veces diferentes prisiones, tales como Lecumberri, las IslasMarías y la Cárcel para Mujeres.

Gracias a que tenía en su bolsa a varios funcionarios y jueces,logró salir de ahí sin pena ni gloria. Incluso en 1945, cuandofue recluida a las Islas Marías, se dijo que hasta construyó unaeropuerto y un hotel especial para que sus hijas tuvieran laposibilidad de visitarla cuando desearan.

En su última detención, en 1957, era visitada en prisión,cada miércoles, hasta por cuarenta personas a quienes recibíaluciendo costosos relojes, joyas y rebozos de seda, rematándoloscon una llamativa sonrisa que dejaba ver sus dientes incrustados debrillantes. Esa era Lola "La Chata", siempre extravagante y almismo tiempo devota. La gente que la conocía la quería mucho,gracias a todos los favores y regalos que Lola les hacíaconstantemente. Debido a la fuerte devoción que le tenía a laVirgen de San Juan de los Lagos, cada año organizaba un viaje conun auto cargado de flores y tres camiones llenos de gente.Evidentemente, todos los gastos corrían por su cuenta. Pese a todoello, Dolores Estévez siempre vivió resentida con los periodistasy gran parte de la sociedad porque nunca le quitaron la etiqueta decriminal.

DISFRAZABA SU NEGOCIO EN LA MERCED

Lola "La Chata" nació en la Ciudad de México en 1906, en elseno de una familia pobre. Creció en el Barrio de La Merced ycomenzó su vida vendiendo café y chicharrones en el puesto que sumadre tenía en ese mercado. Durante su juventud comenzaron avender también marihuana, morfina y heroína.

Cuando Lola cumplió 13 años de edad, ya había entrado alnegocio de las drogas empleándose como "mula", llevando en sucanasta, además de frituras, pequeñas dosis de enervantes  quedistribuía por las calles.

Con el paso de los años su éxito económico fue notable,logrando extender su mercado mucho más allá de La Merced.

Cuando regresó de Ciudad Juárez, Lola se casó con JoséTrinidad Jaramillo, quien además de ser narcotraficante fue unexpolicía y cuyos contactos tejieron una de las primeras redes decorrupción. Consiguió establecer laboratorios fuera de laciudad.

Su matrimonio ayudó al negocio, ya que “La Chata” teníaprotección para poder vender y mover las drogas. Sus hijastambién fueron parte del negocio, así que de la familia salierontres generaciones de mujeres narcotraficantes; algunas fuenteshistóricas señalan que sus redes llegaban hasta Canadá.

Lola se divorció de Jaramillo y en 1940 se casó con el agentedel Servicio Secreto, Enrique Antonio Escudero. Compartieron elmatrimonio y el negocio de la venta de drogas durante algunosaños, pero al final se separaron.

En esa década, "La Chata" era la principal traficante de laCiudad de México.

LA PROHIBICIÓN DE CÁRDENAS

Pero "La reina del narco" recibiría con pesar una noticiadevastadora: El Presidente Lázaro Cárdenas ordenó  lalegalización de las drogas en México. La intención del gobierno,aquel 17 de febrero de 1940, era la de controlar el monopolio parala venta de fármacos prohibidos, con lo cual se evitaría que lecompraran las drogas a los narcotraficantes; el mismo mercado quehabía llevado a "La Chata" a la cumbre.

Aquel jugoso negocio de estupefacientes había crecidoespectacularmente en la República.

Y poco a poco, las autoridades estrecharon el cerco sobre ella.En especial, del gobierno de Cárdenas, cuya perspectivaprogresista sobre las drogas le llevó a considerar que el crimenestá en el traficante y no en el consumidor.

Sin embargo, Estados Unidos consideró aquella medida como un"peligro" para su país, ya que podría propiciar una invasión dedroga desde la frontera sur. Entonces el gobierno norteamericanoamenazó a México con bloquear la importación de medicamentos sino volvía a criminalizar las drogas.

"LA CHATA" Y "LA NACHA", DUEÑAS DE NARCOBISNE

Y mientras Lola "La Chata" reinaba como emperatriz del narco enla Ciudad de México, en Ciudad Juárez, ejercía el control otratemible mujer, Ignacia Jasso, alias "La Nacha", la primera líderdel hampa en aquella ciudad.

El comienzo de la organización de “La Nacha” sería en losaños 20, cuando aquella ciudad fronteriza iniciaba una épocadorada aprovechando la prohibición de alcohol en los EstadosUnidos.

"La Nacha" se convirtió en la reina de la frontera la noche enque mandó asesinar a 11 inmigrantes chinos en las calles deJuárez en 1925. Los orientales controlaban el negocio local dedrogas desde que llegaron de California, en 1906, y se instalaronen cafeterías que usaban para disfrazar sus narconegocios. Suscadáveres aparecieron en el desierto y en el Río Bravo.

Con sus competidores orientales aniquilados "La Nacha" tenía elcamino libre en su narcoreinado.

Y controlaba sin problema el tráfico de morfina, cocaína ymarihuana en la frontera entre los estados de Texas y Chihuahua."La Nacha" fue pacífica y discreta, sobretodo cuando se daban lasejecuciones del narco en la zona.

Ignacia Jasso dominaba el negocio junto con su marido, PabloGonzález, a quien llamaban "Pablote". Cuando éste murió en unapelea cantinesca con un policía, ella quedó al mando de sunarcobanda. Gozó de protección policial. Evitó ser extraditada aEstados Unidos, país que la requería en 1942. Al igual que "LaChata", Ignacia siguió operando desde la cárcel de Islas Marías.Sus hijas la ayudaban. Estuvo 50 años al mando de su negocio enCiudad Juárez.

Se escribió que "La Nacha" consiguió dos cosas que muy pocoslíderes del narco pueden lograr: ser lo suficientementeinteligente como para no tener que recurrir a la violencia y teneruna muerte natural. Cuando falleció, en la década de los setenta,protegida y querida en su barrio, ya era demasiado vieja. Casiperdió la vista, pero quienes la conocían, decían que continuabavendiendo droga.

APUNTES BREVES SOBRE LA HISTORIA DE LAS DROGAS

En México, las culturas prehispánicas usaban una gran cantidadde drogas, ya fuera como medicina o para fines ceremoniales.

De los estupefacientes más usados eran los hongos y lamarihuana, planta que normalmente se fuma y que ha estado presenteen toda la historia de México.

Durante el siglo XIX la marihuana fue una droga muy consumidapor los soldados y en las cárceles. En 1846 surgió el primerreglamento para establecer boticas en la ciudad de México, únicoslugares autorizados para elaborar y vender aquellos narcóticostolerados por el gobierno.

En 1870 se estipuló que sólo podrían venderse con recetamédica y en 1884 el Consejo Superior de Salubridad realizó elprimer catálogo de tóxicos y sustancias peligrosas.

A fines del siglo XIX surgió la cocaína, que es un productoque tiene su origen en las hojas de coca, que es uno de losestimulantes de origen natural más antiguos, potentes y peligrososque existen.

Al principio fue vista como una “panacea” o remediomilagroso que curaba todo.

A principios del siglo XX la cocaína y la marihuana eranconsumidas en gran cantidad por quienes tomaron parte en laRevolución Mexicana, pues estos eran los únicos medios paraaliviar el cansancio, la enfermedad, el hambre y el dolor.

Antes de la prohibición del cultivo y comercio de la marihuanaen 1920 y de la adormidera o amapola, en 1926, las noticiasrelacionadas con esas plantas se refieren a los usos sociales de lamarihuana: entre soldados, prisioneros y gente del bajo mundo.

Pero también entre gente acomodada que asistía a fumaderos deopio especiales decorados al estilo oriental. El opio se importabade Estados Unidos, Europa y Asia.  En México se trató de plantaramapola con semilla importada y se extrajo un poco de opio.

El opio ingerido por vía oral en forma de láudano, no dabademasiadas preocupaciones, excepto cuando había noticias desuicidios por sobredosis de esa sustancia o por intoxicacionesdebidas a la mala preparación y calidad.

A finales del siglo XIX (1898), la empresa farmacéutica Bayeranunciaba la heroína como remedio para la tos.

En México, como en otras partes del mundo, esta sustanciatambién fue empleada con ese fin durante un buen tiempo. En 1926,la prohibición iniciada con la marihuana, abarcó también a laamapola real. Los comerciantes y consumidores de antes seconvirtieron, gracias a esas medidas en "traficantes, viciosos ycriminales".

El 16 de mayo de 1929 se obligó a los propietarios de todabotica o farmacia a llevar un "libro de narcóticos", donde seregistraran las recetas expedidas que contuvieran drogas heroicas ya proporcionar una copia al interesado para que éste pudieramostrarla a su médico en caso necesario.

En  aquellos años de principios del siglo XX, las tendenciasintolerantes y prohibicionistas acerca de las drogas ganaronterreno, pero no fue sino hasta el periodo revolucionario y laposrevolución cuando empezaron a instrumentarse las medidas decontrol y restricción, tanto en su producción, como en sudistribución y consumo.

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