Soñó con triunfar, como algunas personalidades de la época de las grandes carpas y teatros de revista de la década del cincuenta del siglo pasado, y lo logró.
Su-Muy-Key “La Muñequita China”, como era conocida, además de sobresalir en el medio artístico, también incursionó en los negocios, lo cual la hizo ganar el equivalente a dos mil millones de pesos de aquel entonces, y se dio el gusto de disfrutar joyas, amores, aplausos y la admiración popular.
Nunca vislumbró que todo podría esfumarse tan pronto como un suspiro, pero también así ocurrió. Al decrecer su personalidad artística, su dinero se esfumó debido a la explotación que padecía por su novio.
Dos balazos, uno en la sien derecha y otro en el pecho, concluyeron la relación, la vida, el futuro que quedó en un abismo oscuro e infinito. Su victimario, Roberto Serna García, director de la revista Oiga, con quien vivía en amasiato, se suicidó al ver su obra concluida, colocándose la pistola sobre la cabeza y accionando el gatillo que expulsó la cápsula de plomo.
Los cadáveres quedaron tendidos sobre la cama del apartamento número 15 del hotel donde residían en ese momento. La tragedia ocurrió el lunes 10 de julio de 1951, en el hotel Pal, ubicado en Arcos de Belén 73.
Momentos antes de que se desarrollara la tragedia, la pareja conformada por la bailarina y el dueño de la revista se entrelazaron en un prolongado beso de despedida. La amorosa escena, redactó el reportero de La Prensa, fue presenciada por la madre de Su, quien los había acompañado a lo largo del día.
Y cuando todo hacía suponer que los amantes se querían más que nunca y mucho más que nadie, Roberto sacó su pistola y disparó a quemarropa contra Su-Muy-Key, que se desplomó sobre la cama, pero sus pies quedaron colgando hasta tocar el piso apenas como para no resbalar.
De nueva cuenta se accionó el arma y otra bala se incrustó en la humanidad “La Muñequita China”. Pasado un instante, la última detonación puso fin a la vida del amante.
Se sabía que Su ya no deseaba vivir con Roberto, pues la relación se había convertido en un verdadero calvario, pero él decía que estaba demasiado enamorado de ella y le había propuesto matrimonio, fijando incluso la fecha para las nupcias.
¿Quién era Su-Muy-Key?
Su verdadero nombre era Rosa Su López y tenía apenas 24 años cuando fue victimada a traición por una pasión que no devino ternura y podría haber sido un falso enamoramiento.
Su padre, de nacionalidad china, fue Florentino Su Choon y su progenitora doña María López Siordia. Rosa nació en la capital de la República el 15 de febrero de 1927.
Se inició como segunda tiple en el Teatro Colonial en 1940... ¡a los 13 años de edad! Y un año después pasó como “estrella” al Teatro Apolo, con el nombre de Su Key. Más tarde trabajaría en los teatros capitalinos Follies, Lírico, Tívoli y algunos otros. Durante algún tiempo permaneció alejada del escenario, porque se casó con un rico hacendado de Tijuana, Baja California, del que se divorció tres años después.
Cuando regresó a la vida artística adoptó el nombre de Su-Muy-Key, porque Su era su apellido real y Muy Key significa risa en chino.
La joven cometió su segundo error: se casó con Lucky Mayorga, representante de artistas, del que se separó en 1949, aproximadamente, por la explotación de que la hacía objeto. En 1951 la joven trabajaba en el Teatro Cervantes y en el Cabaret Río Rosa, donde actuó por última vez el sábado 7 de julio del mismo año.
Su-Muy-Key era mexicana por nacimiento, pero al cumplir la mayoría de edad optó por la nacionalidad china, considerando que eso la rodeaba de un ambiente más exótico en su carrera artística. El 1o. de julio de 1949, la Secretaría de Gobernación le otorgó el certificado de naturalización mexicana. Y entre las películas que filmó Su-Muy-Key se encuentran “A Media Luz”, “La Bandida”, “Carta Brava”, “Yo Quiero ser Señora” y “La de los Ojos en Blanco”, estas dos últimas no se habían estrenado en 1951.
El reportero policiaco Luis Cantón Márquez informó en LA PRENSA, el martes 10 de julio de 1951, que la señora María López de Su fue testigo de casi todo el drama; lo único que no presenció, afortunadamente, fueron los momentos en que el editor Roberto Serna García dio muerte a Rosa y se quitó la vida.
Una sombra fatídica en el drama de Su
Padre e hija se encontraban, el domingo 8 de julio de 1951, en el Teatro Cervantes -Niño Perdido y Arcos de Belén-, donde Rosa actuaba como bailarina exótica; Roberto Serna García, director de la revista Oiga, entró al camerino y conversó a solas con Su-Muy-Key durante 15 minutos.
Más tarde, el trío fue al departamento de René Eclaire, confidente de “La Muñequita China”, y como no estaba le dejaron un mensaje para que se reuniera con ellos en el restaurante Sanborns, del Hotel del Prado, frente a la Alameda.
La afligida señora añadió que a las 2:30 horas del lunes 10 se dirigieron a los Apartamentos Pal, sin haberse entrevistado con René Eclaire, porque (se supo después) el amigo de Rosa estaba en una fiesta.
El consejo que iba a solicitar Rosa Su no pudo externarlo y, como si presintiera que algo malo iba a suceder en las horas siguientes, “La Muñequita China” se negó a descender del taxi, estacionado en Arcos de Belén, frente al inmueble 73.
-Baja, sólo te quitaré unos cuantos minutos. Quiero que firmes un documento que voy a redactar. En él diré que te cedo los derechos de la revista Oiga. Después podrás ir a donde gustes -dijo el principal accionista de esa publicación.
Al parecer, Roberto Serna García decía la verdad. En una máquina de escribir, portátil, elaboró un convenio por medio del cual cedía sus derechos, en los siguientes porcentajes: 50 para Rosa Su López; 30 para René Eclaire y 20 para Alfonso García Sánchez, primo hermano del editor.
Siguió declarando la madre de la bailarina, en la Sexta Delegación del Ministerio Público, que estaban por despedirse, y ella, María López, dijo: “hasta mañana, Roberto”, a lo cual el interpelado respondió: “adiós, señora…”
La respuesta inquietó a la mujer, porque Roberto siempre se despedía de ella con un “hasta mañana…” Sin embargo, en la tensión del momento (se trataba nada menos que de la “despedida definitiva” entre los amantes), María no dio mayor importancia al detalle y se dirigió hacia la salida, seguida muy de cerca por su hija Rosa Su López.
-Dame un beso de despedida -suplicó Roberto Serna García.
La joven bailarina exótica accedió y se abrazaron, mientras la señora María se alejaba un poco para “no ser indiscreta”. Los minutos pasaron y los amantes siguieron besándose con mucho cariño, aparentemente.
-Parecía como si no hubieran acordado separarse para siempre -dijo la testigo-. Entonces caminé hacia ellos y recordé a Rosa que ya era muy tarde y me sentí cansada, por lo que deberíamos irnos a mi domicilio, en la calle del Carmen.
-Ahorita voy. Adelántate, porque caminas muy despacio. Te alcanzo en las escaleras -indicó la artista a su madre; y entonces la señora María llegó al hall y desde ahí escuchó que la pareja volvió a besarse con ansiedad.
“Los besos eran tronados”, comentó y cuando menos lo esperaba una fuerte detonación pareció cimbrar el hotel. Luego se oyó el segundo disparo y finalmente el tercero.
-Yo me asusté, no supe qué hacer, quedé paralizada, parecía que estaba yo clavada al piso. Subió corriendo el empleado del hotel y bajó después para decir que el señor estaba herido. De mi hija no dijo nada. Cuando llegué al umbral vi que Rosa estaba acostada en la cama, con los pies en el suelo. Sentado, en el piso, estaba Roberto. Inmediatamente me di cuenta que ya no respiraban. Estaban muertos -dijo María López Siordia.
Con intenciones de aclarar la situación de su hija, añadió que Roberto y Rosa tenían un año de vivir en amasiato. Ella estaba casada con Lucky Mayorga, de quien se separó porque era víctima de inicua explotación por parte del representante de artistas.
Roberto Serna García, al igual que Lucky Mayorga -indicó-, explotaba a Rosa, le exigía dinero para todos los gastos, lo que ella ganaba iba a parar a manos de él. Para el sostenimiento de la revista Oiga le dio fuertes cantidades de dinero, más de 60,000 pesos.
Y como la cantante ya no quería seguir siendo carne de explotación, decidió dejarlo, pero Roberto se oponía resueltamente a la separación. Quizá por esto fue que éste mató a Rosita.
-Ella había dicho que no habría más desembolsos para que él se gastara el dinero. Y sin duda alguna, su resolución le costó la vida…
Rosa Su López o Su-Muy-Key, “La Muñequita China”, quien causó furor con sus danzas exóticas (una de sus ilusiones era desbancar a “Tongolele”) ganó el equivalente a dos mil millones de pesos viejos en su carrera como figura de teatro y cine.
Pero no obstante la fabulosa cantidad, Su-Muy-Key no tenía un centavo partido por la mitad. Al morir quedó debiendo doscientos pesos por concepto de alimentos, al dueño del restaurante ubicado en los bajos de los Apartamentos Pal, donde fue asesinada.
Se dice que muchos admiradores millonarios le regalaron lotes de alhajas auténticas, pero todo fue a dar a los negocios de empeño; en sus últimas actuaciones tenía que salir a escena adornada con vistosas baratijas.
En cuanto a la escena del crimen, en el piso había numerosos ejemplares de la revista Oiga, que prácticamente pertenecía a la vedette por todo el dinero que el señor Serna le había “solicitado en préstamo”.
Junto a las revistas estaba una pistola Colt, calibre .38 milímetros, de las denominadas Bulldog, la cual tenía dos cartuchos útiles y tres quemados.
El acongojado señor Florentino Su Choon dijo que siempre le daba consejos sanos a su hija Rosa, porque se rodeaba de sujetos de conducta dudosa; pero estaba dominada por Roberto Serna, quien “me pidió 3,500 pesos para sostener el tiraje de la revista Oiga y nunca me pagó”.
Rosa sostenía a sus hermanos Florentino, José, Juan, María del Carmen, Martha, Roberto, Graciela, Aurora y María Antonieta.
-Era tan buena hija, que cuando apenas era una chiquilla empezó a bailar porque atravesábamos por una mala situación económica. Ella fue siempre el paño de lágrimas de nosotros. Siempre que salía de gira por Estados Unidos, nos traía costosos regalos. Nunca se olvidó de su familia.
Se dijo en la delegación que Roberto Serna García fue un individuo inquieto. Trabajó en varias revistas. En 1951 dirigía la revista Oiga.
Fue coproductor de películas y estuvo asociado con elementos que después fueron personajes en la rama cinematográfica. Tuvo varias amigas íntimas y se divorció de atractiva joven de nombre Yolanda, quien le había dado una hija.
-No sé por qué tenía el presentimiento que la matarían. Era algo que temía desde que nació mi Rosa, tal vez porque la quería con toda mi alma -declaró María López de Su, madre de la artista.
Con ella “se va todo lo que teníamos de amparo. Ella se dedicó a trabajar en el teatro por remediar nuestra pobreza. La niña se aficionó a la danza desde que tenía seis años de edad, cuando comenzó a tomar lecciones de baile clásico. Era su maestra una bailarina de ballet que estudiaba en el Colegio Franco Inglés; la joven era rusa. De allí pasó Rosa a tomar lecciones al Bellas Artes y más tarde tuvo como profesores a Trinidad Dupeirón, de Acción Cívica, y a Pedro Valdez”.
-Y ella... ¿presentía su desaparición? -preguntó Luis Cantón Márquez.
-Sí. El domingo, en la tarde, me dijo que se sentía muy nerviosa y creía que nos iba a pasar algo grave. Yo le contesté que se calmara y que su inquietud podía ser porque pensaba en la gravedad de su hermana Margo, casada con el empresario Félix Cervantes y quien está encamada en un sanatorio capitalino, por haber dado a luz prematuramente, por lo que su vida estaba en peligro. Por cierto, le hemos ocultado la noticia, para que no experimente un choque nervioso que podría resultarle fatal. Su-Muy-Key quería mucho a Margo, era su hermana predilecta.
-¿Qué otro síntoma advirtió usted para suponer que su hija presentía la tragedia?
-No comió en todo el día y se negó a hacerlo en el restaurante del Hotel del Prado. Llegué a creer que estaba enferma.
Doloroso epílogo
Y la víspera de la tragedia, o sea el domingo, Su-Muy-Key recibió un cable de su representante artístico en La Habana, ofreciéndole un contrato para actuar en un teatro de aquella ciudad, ganando mil pesos diarios (de la época). Además, le aseguraban trabajo por televisión, radio y cabarets. Se le pedía que contestara inmediatamente, relataba la madre de la vedette.
“Mañana, lunes, contestaré aceptando... No se lo voy a decir a nadie porque quiero que sea una sorpresa para todos”, comentó Rosa Su López, cuyo progenitor era propietario de un cafetín frente a la XEW, pero dejó de atenderlo por indicaciones de “La Muñequita China”.
La señora López explicó que el confidente más desinteresado y leal de su hija fue el periodista René Eclaire; “ella tenía una fe ciega en él”. El destino se negó a reunirlos por última vez, cuando la joven quería consultar a René su decisión de abandonar para siempre al editor.
Y se hablaba de una sombra fatídica en el drama de Su-Muy-Key. El conocido empresario teatral, Félix Cervantes, aparecía como responsable moral de la doble tragedia. Este hombre había vivido con “La Muñequita China” cuando ésta se separó de su esposo Lucky Mayorga. Luego el empresario la abandonó para casarse con la una hermana de la bailarina, Margo Su López.
Pero luego Félix había sentido celos de Roberto Serna y empezó a meter cizaña entre los trágicos amantes, hasta que por fin Su-Muy-Key le hizo caso y decidió abandonar al publicista Serna.
El lunes 10 de julio de 1951, por la noche, fue suspendida la función del Teatro Cervantes, cuando estaba mediado el espectáculo. Acudió mucho público que lloraba la tragedia de la bailarina.
Si quieres recibir las noticias en tu Whatsapp, envía la palabra ALTA a este enlace
El actor Roberto Soto dijo: “Ya está la escena preparada. Ahora sigue el cuadro de Su-Muy-Key. Ella no ha venido. ¡No vendrá más! Suplico al público que nos acompaña en nuestro dolor, guarde un minuto de silencio en su memoria…”
Se levantó el telón y la función se dio por terminada, entre sollozos y lágrimas. El actor Michel Grayer, a quien le fue entregada la última fotografía autografiada por “La Muñequita China”, comentó que la artista “siempre estaba dispuesta a alentar a los más deprimidos. La última interpretación que realizó en su vida artística fue el ‘Nocturno de Harlem’”.
Por cierto, aquella noche trágica Rosita Su López llevó a su camerino una caja llena de graciosas muñequitas de trapo que regaló entre sus compañeras bailarinas. ¿Fue acaso una simbólica despedida silenciosa?”
También se comentó que Roberto Serna era mujeriego y había sostenido romances con Amparito Arozamena, Meche Barba y otras artistas, pero en 1951 se había enamorado perdidamente de Rosa Su López, a pesar de tener compromiso con una joven venezolana.
Y finalmente se supo que el editor, Roberto Serna, llevaba el revólver .38 consigo desde 60 días antes del asesinato y suicidio, que estremeció a la sociedad, aquel 9 de julio de 1951...
Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem