/ viernes 25 de septiembre de 2020

La Gran Familia | El albergue del terror

Los niños de Mamá Rosa atestiguaron, en carne propia, lo que fue un hogar y un infierno

Casi 500 niños a salvo

RESCATE INAUDITO

En aquel entonces aseguraron los medios de comunicación que algunos menores habían sido violados y obligados a limosnear

Quizá haya sido uno de los eventos que más ha consteranado a la sociedad y que ha dejado una huella lacerante en la historia, si no criminal, sí deplorable de este país, pues aquel 15 de julio de 2014 se dio a conocer la terrible noticia -que más tarde se convertiría casi en leyenda o en historia de terror-, de los 500 niños que fueron rescatados de una casa hogar en Michoacán, que era conocida como La Gran Familia, donde algunos padecieron abuso sexual y muchos otros pedían limosna en la calle, pero no por gusto.

De acuerdo con la información oficial, el 15 de julio de 2014, la Procuraduría General de la República (PGR) informó sobre el rescate de los niños que habitaban en la casa hogar, quienes se encontraban en condiciones deplorables en el albergue ubicado en Zamora, Michoacán.

Archivo | La Prensa

Fundada en 1954 y tras 60 de existencia, por sus muros pasaron miles de infantes, hasta que un buen día, luego de que las autoridades federales recibieran más de 50 denuncias sobre diversas irregularidades, se llevó a cabo un operativo de rescate.

En su momento, el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, informó que tras el rescate salió a la luz que los menores vivían en pésimas condiciones y que, además, eran obligados a realizar actos deleznables.

Por otra parte, al hacerse público el caso, la verdad sobre lo que ocurría en el interior del albergue consternó aún más, pues se conoció que los niños vivían entre ratas, cucarachas, chinches y pulgas, y, por tal motivo, se infería que era el peor trato en el que un niño podría vivir, máxime si eran obligados, como afirmaban los medios, a realizar actos sexuales contra su voluntad, o si eran explotados laboralmente, incluso si sólo pedían limosna.

Archivo | La Prensa

PESE A QUE SABÍAN AUTORIDADES, SE DIJERON SORPRENDIDAS

Jesús Murillo Karam informó sobre el rescate de los menores y del proceso que se iniciaría contra los administradores, cuya figura central era Rosa Verduzco Verduzco, mejor conocida como “Mamá Rosa”, así como con nueve personas detenidas durante el cateo.

Y no es que fuera un secreto el lugar en sí mismo, pues era conocido ampliamente no sólo a nivel nacional sino internacional. Pero lo que trascendió fue que la propia PGR se mostrara sorprendida por el caso del albergue La Gran Familia, ya que de acuerdo con el mismo Jesús Murillo Karam, esta asociación recibía apoyo de organismos nacionales e internacionales, aún así Karam declararía: “Los más sorprendidos del tamaño del problema fuimos nosotros”.

Calificó el evento como una de las averiguaciones cuyo impacto lo había cimbrado, en el sentido de enfrentarse con una triste realidad, en la que lo inhumano asomaba su rostro a través de la casa-hogar La Gran Familia de Zamora, Michoacán.

Murillo Karam refirió que las primeras declaraciones de 12 víctimas habían dejado al descubierto la horrible pesadilla que habían vivido en el interior del albergue, ya que habían sido víctimas de maltrato físico, psicológico y sexual, y aquellas que se negaban a tener sexo, eran amenazadas de muerte o de extraerles sus órganos para venderlos.

Por otra parte, a esas vejaciones se le sumaba el vivir -literalmente- en la peor inmundicia, ya que comían, dormían y realizaban su día a día en medio de al menos 20 toneladas de basura; además, les daban de comer fruta en estado de descomposición.

Finalmente, Murillo Karam expresó que: “Nos sorprendimos porque el propio gobierno -en muchas ocasiones tanto el local como el federal-, auxilió a esta organización y tenían el apoyo también de organizaciones locales e internacionales, y que contaba con prestigio para todos, como todos lo conocíamos y como incluso la declaración de algunos muy respetables intelectuales confirma, lo cual nos generó aparte de sorpresa, una terrible inquietud”.

Niños relataron abusos sexuales, físicos y psicológicos

Archivo | La Prensa

HISTORIAS DE TERROR PURO

El albergue del horror era considerado uno de los centros al cual se le podía confiar el cuidado de los menores, pues tenía apoyo del propio gobierno

"Tras el rescate de los menores del albergue La Gran Familia en Zamora, Michoacán, una verdad velada dejaría de ser sólo un rumor. La realidad de los niños sin familia ni hogar parecía adquirir una dimensión atronadora en un país que le había declarado la guerra al narcotráfico.

No obstante, la distracción estaba en otro punto colindante, dado que Michoacán atravesaba por momentos difIcultosos en cuanto al repunte del crimen organizado, por una parte y el que mayor difusión abarcaba en los noticiarios.

Y el momento del descubrimiento sobre lo acontecido con el albergue, no fue sino la punta del iceberg de un sistema deficiente que dejaba en el desamparo a los más desprotegidos, los niños, quienes necesitan toda la voluntad y el amor de la sociedad, ya que el futuro es de ellos.

Archivo | La Prensa

Pero tristemente nada ocurre como debería, porque el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Así que, con un atisbo de libertad, los niños rescatados comenzaron a relatar todo lo que habían padecido en relación con los maltratos tanto psicológicos como físicos.

Tomás Zerón de Lucio, entonces director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, dio a conocer parte de las declaraciones de algunas de las víctimas de esos delitos. De tal forma, la configuración del infierno que habían vivido quedó plasmado del siguiente modo a través de la víctima uno: “declara haber sido sometido a maltratos físicos, psicológicos y sexuales por parte de una persona del género masculino, a quien sólo conocen como ‘El Sito’, quien lo obligaba a realizar sexo oral, amenazando con matarlo y extraerle los órganos para venderlos en caso de una negativa”.

Una segunda víctima narraría los maltratos a los que fue sometido. De tal forma, señaló que era lastimado en la cara y le pegaban con varas que ocupaban en la clase de música; además, como castigo lo encerraban en un cuarto al que le llamaban “El Pinocho”.

Uno a uno, los declarantes aumentaban la pena y la congoja de miles de niños que habían pasado por esa casa hogar sin voz que denunciara, soportando los maltratos y la vejaciones, como en el caso de una tercera víctima, quien contaría cómo abusaban físicamente de ella al ser sometida con una manguera en las piernas cuando no cumplía órdenes, aunado a que un trabajador del albergue la obligaba a realizar actos sexuales, por dinero a cambio.

Y uno de los casos que mayor asombro causaba, ya de por sí, era que muchas de las víctimas declaraban haber sido retenidas en el albergue contra su voluntad. Allí habrían sido abusadas sexualmente por uno o varios de los administradores. Consternaba además en relación con este asunto, que no sólo habrían sido víctimas de violación, sino que además -producto de esos abusos habrían quedado embarazadas-, y lo más reprobable era el hecho de haberles provocado abortos mediante golpizas en diferentes y reiteradas ocasiones.

Archivo | La Prensa

¡BUSCAN CUERPOS!

De acuerdo con algunos testimonios, incluso habría cadáveres de niños cuyo deceso no fue reportado. En efecto, algunos de los menores rescatados también declararían, ya sin temor a las represalias, que en el predio de junto habían sido enterrados otros habitantes del albergue, por lo cual las autoridades comenzaron a buscarlos.

Por su parte, Tomás Zerón afirmaría que la Agencia de Investigación Criminal, a través de los servicios científicos, continaría con los exámenes de identificación de las víctimas encontradas (si es que se trataba de seres humanos o de fauna silvestre) y, con base en los resultados, a la brevedad daría mayores detalles a la opinión pública.

No obstante, durante los primeros días, sólo se conoció lo que aparentemente parecían ropas con sangre esparcidas alrededor del inmueble.

Y es que entre la fetidez circundante era difícil reconocer nada que no fuera el olor penetrante de la muerte. Y del olfato, a la vista y los ojos se llenaban de la basura que se había acumulado por meses o años, nadie podría saberlo, como tampoco hasta ese momento nadie podría afirmar o desestimar que hubiera algún cadáver de un ser humano.

El panorama era desolador, ¿dónde podrían buscar? ¿Entre las camas de alambre sin colchones o en los baños sin tazas sanitarias? Entre las montañas de ropas rasgadas y sucias.

No había más que buscar sino la certeza de que no se volviera a repetir lo de La Casa del Horror.

Sí, fue verdad, en un principio quizá su intención fue noble, pero cuándo se desvió de su propósito de compasión y ayuda a los desprotegidos. Cómo es posible que esas caritas asombradas, asustadas y con gesto de ruego pudieran sobrevivir en un lugar que con los años fue adquierndo un prestigio nacional e internacional; y gracias a éste, jugosas donaciones, aportaciones monetarias de insituciones privadas o no gubernamentales, así como del propio gobierno.

¿Qué debían buscar realmente las autoridades en ese momento y, a partir de entonces trazar la ruta para evitar lo acontecido? Nada, “después de ahogado el niño, tapan el pozo”.

Archivo | La Prensa

EL ESTADO, GRAN AUSENTE; EN DEFENSA DE MAMÁ ROSA

El expresidente Vicente Fox fue uno de los primeros en salir a defender a la fundadora del albergue, Mamá Rosa, pues aseguró que se cometía una gran injusticia. Era sabido que él y su esposa, Martha Sahagún, oriunda de Zamora, Michoacán, habían mantenido una “relación” con Rosa Verduzco.

Y no sólo el expresidente Fox y su esposa eran personajes reconocidos que abogaban por la fundadora de La Gran Familia, sino que pronto comenzaron a difundirse imágenes de Mamá Rosa con el entonces primer mandatario, Felipe Calderón, y su esposa Margarita Zavala; asimismo, con los exgobernadores Leonel Godoy y Fausto Vallejo, entre otros personajes de la política.

Y no sólo del ámbito político, sino cultural, pues de acuerdo con Majo Siscar, de Animal Político, el mismo Enrique Krauze habría abogado por Verduzco, aduciendo que visitaba el albergue periódicamente desde hacía más de una década.

Por su parte, 25 intelectuales -entre ellos Elena Poniatowska, Juan Villoro y el Premio Nóbel de Literatura 2008 Jean-Marie Gustave Le Clézio- firmaron un desplegado a favor de Mamá Rosa.

De acuerdo con esa información, se desprendería una teoría que, no obstante, no pudo comprobarse. Si bien es cierto que Rosa Verduzco y su albergue La Gran Familia recibían montos millonarios en beneficio o para beneficio de los niños, la realidad y los hechos señalaban algo distinto.

Por tal motivo, se planteó la posibilidad de que ese dinero fuera utilizado para financiar campañas políticas, aunque, fue sólo una conjetura en ese momento y, más tarde ya, con el caso enfriándose, se fue olvidando. Y lo que más dejaba duda era el dicho del Gobierno, ese “gran asombro” que le había causado enterarse del caso, si en un principio el mismo ente la financiaba, no obstante, ahora la linchaba mediáticamente, como si cortara por lo insano.

Archivo | La Prensa

“MAMÁ ROSA”, ¿¡LIBRE!?

Luego de que se llevara a cabo el rescate, de que se detuviera a nueve presuntos responsables, entre ellos a Rosa Verduzco, también conocida como “La Jefa”, Mamá Rosa terminó en el hospital, pero además quedaría libre al no haber cargos en su contra.

A sus 81 años, le quedaba aún un poco de fuerza para contemplar el desenlace de la historia de su vida, que era la historia del albergue.

Tomás Zerón informó en su momento que, aunque había señalamientos en su contra, se tenían que revisar una a una las denuncias para, en su caso, fincar responsabilidad.

Tras el rescate, se incendió el albergue tres veces y luego falleció Mamá Rosa.

Archivo | La Prensa

ERA UN INFIERNO PARA LOS NIÑOS

Su inocencia se perdió muy rápido en un mundo cada vez más acelerado; allí donde fueron rescatados y cuyo destino fue incierto

"La casa hogar que presuntamente se fundó en 1947, debido a la buena voluntad que desde su infancia tuvo Rosa Verduzco, llegó a albergar a más de 600 niños abandonados por sus padres.

El nombre de “Mamá Rosa” le vino bien porque todos esos niños abandonados eran adoptados por ella, por lo cual llevaban su apellido. Cuentan que ella misma comenzó a edificar lo que más tarde sería el albergue, poco a poco y prácticamente con sus propias manos y con la ayuda de donaciones. Por más de 50 años estuvo activo y siempre dirigido por la rígida mano de Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, mejor conocida como “Mamá Rosa” o “La Jefa”.

Durante años fue creciendo y por sus rincones pasaron muchos niños que se hicieron o aprendieron allí, pero que también padecieron de algún modo y doblemente, puesto que al ser abandonados por sus padres, lo mínimo que esperaban era llegar a un lugar donde padecieran otra pena.

Quizá crecieron sin la esperanza de recuperar el amor de unos padres que se desentendieron de ellos, pero quizá la pregunta estribaba en por qué la vida los trataba tan mal. Pareciera como si haber nacido hubiera sido su crimen. Pero no, las almas puras de los niños nada tienen de culpa ante los malos actos de las personas que fingen hacer el bien, aunque en el fondo busquen sacar algún provecho.

Archivo | La Prensa

No toca juzgar a las personas, pues tal como lo declaró el entonces arzobispo primado de México: “Nosotros damos sentencias de muerte y quisiéramos que aquellos que secuestran, que roban y asaltan mejor los mataran, nada de juicios, que los desaparezcan, sin embargo, Dios pide ‘paciencia, como él tiene paciencia, ya vendrá el tiempo del juicio”.

Y, de algún modo, luego de los años, pareciera como si la ira de dios hubiera caído sobre esa casa de miedo, ese albergue del terror, porque tras lo ocurrido en el despliegue de rescate, sobrevino la desmantelamiento del recinto, luego por accidente o intencionadamente, se incendió en tres ocasiones; no obstante, no cayó aquel lugar, pero nada más había que hacer por él.

Más tarde, no juzgada por el hombre y desconocemos si por la divinidad, Rosa Verduzco encontró su fin cuatro años más tarde a causa de un derrame cerebral.

La historia del albergue y su fundadora llegó a su fin y quedó en la memoria todo lo repugnante que fue; consta alguna evidencia de lo putrefacto que había, que era, que estaba siendo.

En torno al caso giran demasiadas incógnitas, desde sus nexos con personajes políticos; las jugosas donaciones que no se utilizaban en beneficio de los niños huérfanos, la defensa que hizo un sector de la intelectualidad, entre otras muchas cosas.

Archivo | La Prensa

Pero lo más sorprendente es que a ojos de los gobiernos, local y federal, ocurriera todo eso cuando se trataba de una de las “instituciones” con más renombre no sólo en México sino en el extranjero, del cual elogiaban su función social.

Qué le pasó a Mamá Rosa para que desviara sus propósitos y cómo a un gobierno le puede pasar enfrente un problema de tal magnitud, mirarlo y declarar: “Estoy sorprendido”.

No obstante, la dualidad entre lo bueno y lo malo sobre cómo se juzga a “Mamá Rosa” no es el reflejo de lo que durante muchos años fue e hizo, pues debido a ello cosechó la admiración y el respeto de figuras importantes de la cultura y el pensamiento plural.

Sin embargo, como se ha señalado, la duda mayor quedaría establecida en por qué, de los cuantiosos montos que recibía para beneficio de los inquilinos del albergue, con el paso de los años decayó, como si ese dinero hubiera ido a parar a otro lado y no a su verdadero fin.

Cierto o falso, lo que se diga sobre ella sólo servirá para configurar un poco su legado.

Archivo | La Prensa

Casi 500 niños a salvo

RESCATE INAUDITO

En aquel entonces aseguraron los medios de comunicación que algunos menores habían sido violados y obligados a limosnear

Quizá haya sido uno de los eventos que más ha consteranado a la sociedad y que ha dejado una huella lacerante en la historia, si no criminal, sí deplorable de este país, pues aquel 15 de julio de 2014 se dio a conocer la terrible noticia -que más tarde se convertiría casi en leyenda o en historia de terror-, de los 500 niños que fueron rescatados de una casa hogar en Michoacán, que era conocida como La Gran Familia, donde algunos padecieron abuso sexual y muchos otros pedían limosna en la calle, pero no por gusto.

De acuerdo con la información oficial, el 15 de julio de 2014, la Procuraduría General de la República (PGR) informó sobre el rescate de los niños que habitaban en la casa hogar, quienes se encontraban en condiciones deplorables en el albergue ubicado en Zamora, Michoacán.

Archivo | La Prensa

Fundada en 1954 y tras 60 de existencia, por sus muros pasaron miles de infantes, hasta que un buen día, luego de que las autoridades federales recibieran más de 50 denuncias sobre diversas irregularidades, se llevó a cabo un operativo de rescate.

En su momento, el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, informó que tras el rescate salió a la luz que los menores vivían en pésimas condiciones y que, además, eran obligados a realizar actos deleznables.

Por otra parte, al hacerse público el caso, la verdad sobre lo que ocurría en el interior del albergue consternó aún más, pues se conoció que los niños vivían entre ratas, cucarachas, chinches y pulgas, y, por tal motivo, se infería que era el peor trato en el que un niño podría vivir, máxime si eran obligados, como afirmaban los medios, a realizar actos sexuales contra su voluntad, o si eran explotados laboralmente, incluso si sólo pedían limosna.

Archivo | La Prensa

PESE A QUE SABÍAN AUTORIDADES, SE DIJERON SORPRENDIDAS

Jesús Murillo Karam informó sobre el rescate de los menores y del proceso que se iniciaría contra los administradores, cuya figura central era Rosa Verduzco Verduzco, mejor conocida como “Mamá Rosa”, así como con nueve personas detenidas durante el cateo.

Y no es que fuera un secreto el lugar en sí mismo, pues era conocido ampliamente no sólo a nivel nacional sino internacional. Pero lo que trascendió fue que la propia PGR se mostrara sorprendida por el caso del albergue La Gran Familia, ya que de acuerdo con el mismo Jesús Murillo Karam, esta asociación recibía apoyo de organismos nacionales e internacionales, aún así Karam declararía: “Los más sorprendidos del tamaño del problema fuimos nosotros”.

Calificó el evento como una de las averiguaciones cuyo impacto lo había cimbrado, en el sentido de enfrentarse con una triste realidad, en la que lo inhumano asomaba su rostro a través de la casa-hogar La Gran Familia de Zamora, Michoacán.

Murillo Karam refirió que las primeras declaraciones de 12 víctimas habían dejado al descubierto la horrible pesadilla que habían vivido en el interior del albergue, ya que habían sido víctimas de maltrato físico, psicológico y sexual, y aquellas que se negaban a tener sexo, eran amenazadas de muerte o de extraerles sus órganos para venderlos.

Por otra parte, a esas vejaciones se le sumaba el vivir -literalmente- en la peor inmundicia, ya que comían, dormían y realizaban su día a día en medio de al menos 20 toneladas de basura; además, les daban de comer fruta en estado de descomposición.

Finalmente, Murillo Karam expresó que: “Nos sorprendimos porque el propio gobierno -en muchas ocasiones tanto el local como el federal-, auxilió a esta organización y tenían el apoyo también de organizaciones locales e internacionales, y que contaba con prestigio para todos, como todos lo conocíamos y como incluso la declaración de algunos muy respetables intelectuales confirma, lo cual nos generó aparte de sorpresa, una terrible inquietud”.

Niños relataron abusos sexuales, físicos y psicológicos

Archivo | La Prensa

HISTORIAS DE TERROR PURO

El albergue del horror era considerado uno de los centros al cual se le podía confiar el cuidado de los menores, pues tenía apoyo del propio gobierno

"Tras el rescate de los menores del albergue La Gran Familia en Zamora, Michoacán, una verdad velada dejaría de ser sólo un rumor. La realidad de los niños sin familia ni hogar parecía adquirir una dimensión atronadora en un país que le había declarado la guerra al narcotráfico.

No obstante, la distracción estaba en otro punto colindante, dado que Michoacán atravesaba por momentos difIcultosos en cuanto al repunte del crimen organizado, por una parte y el que mayor difusión abarcaba en los noticiarios.

Y el momento del descubrimiento sobre lo acontecido con el albergue, no fue sino la punta del iceberg de un sistema deficiente que dejaba en el desamparo a los más desprotegidos, los niños, quienes necesitan toda la voluntad y el amor de la sociedad, ya que el futuro es de ellos.

Archivo | La Prensa

Pero tristemente nada ocurre como debería, porque el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Así que, con un atisbo de libertad, los niños rescatados comenzaron a relatar todo lo que habían padecido en relación con los maltratos tanto psicológicos como físicos.

Tomás Zerón de Lucio, entonces director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, dio a conocer parte de las declaraciones de algunas de las víctimas de esos delitos. De tal forma, la configuración del infierno que habían vivido quedó plasmado del siguiente modo a través de la víctima uno: “declara haber sido sometido a maltratos físicos, psicológicos y sexuales por parte de una persona del género masculino, a quien sólo conocen como ‘El Sito’, quien lo obligaba a realizar sexo oral, amenazando con matarlo y extraerle los órganos para venderlos en caso de una negativa”.

Una segunda víctima narraría los maltratos a los que fue sometido. De tal forma, señaló que era lastimado en la cara y le pegaban con varas que ocupaban en la clase de música; además, como castigo lo encerraban en un cuarto al que le llamaban “El Pinocho”.

Uno a uno, los declarantes aumentaban la pena y la congoja de miles de niños que habían pasado por esa casa hogar sin voz que denunciara, soportando los maltratos y la vejaciones, como en el caso de una tercera víctima, quien contaría cómo abusaban físicamente de ella al ser sometida con una manguera en las piernas cuando no cumplía órdenes, aunado a que un trabajador del albergue la obligaba a realizar actos sexuales, por dinero a cambio.

Y uno de los casos que mayor asombro causaba, ya de por sí, era que muchas de las víctimas declaraban haber sido retenidas en el albergue contra su voluntad. Allí habrían sido abusadas sexualmente por uno o varios de los administradores. Consternaba además en relación con este asunto, que no sólo habrían sido víctimas de violación, sino que además -producto de esos abusos habrían quedado embarazadas-, y lo más reprobable era el hecho de haberles provocado abortos mediante golpizas en diferentes y reiteradas ocasiones.

Archivo | La Prensa

¡BUSCAN CUERPOS!

De acuerdo con algunos testimonios, incluso habría cadáveres de niños cuyo deceso no fue reportado. En efecto, algunos de los menores rescatados también declararían, ya sin temor a las represalias, que en el predio de junto habían sido enterrados otros habitantes del albergue, por lo cual las autoridades comenzaron a buscarlos.

Por su parte, Tomás Zerón afirmaría que la Agencia de Investigación Criminal, a través de los servicios científicos, continaría con los exámenes de identificación de las víctimas encontradas (si es que se trataba de seres humanos o de fauna silvestre) y, con base en los resultados, a la brevedad daría mayores detalles a la opinión pública.

No obstante, durante los primeros días, sólo se conoció lo que aparentemente parecían ropas con sangre esparcidas alrededor del inmueble.

Y es que entre la fetidez circundante era difícil reconocer nada que no fuera el olor penetrante de la muerte. Y del olfato, a la vista y los ojos se llenaban de la basura que se había acumulado por meses o años, nadie podría saberlo, como tampoco hasta ese momento nadie podría afirmar o desestimar que hubiera algún cadáver de un ser humano.

El panorama era desolador, ¿dónde podrían buscar? ¿Entre las camas de alambre sin colchones o en los baños sin tazas sanitarias? Entre las montañas de ropas rasgadas y sucias.

No había más que buscar sino la certeza de que no se volviera a repetir lo de La Casa del Horror.

Sí, fue verdad, en un principio quizá su intención fue noble, pero cuándo se desvió de su propósito de compasión y ayuda a los desprotegidos. Cómo es posible que esas caritas asombradas, asustadas y con gesto de ruego pudieran sobrevivir en un lugar que con los años fue adquierndo un prestigio nacional e internacional; y gracias a éste, jugosas donaciones, aportaciones monetarias de insituciones privadas o no gubernamentales, así como del propio gobierno.

¿Qué debían buscar realmente las autoridades en ese momento y, a partir de entonces trazar la ruta para evitar lo acontecido? Nada, “después de ahogado el niño, tapan el pozo”.

Archivo | La Prensa

EL ESTADO, GRAN AUSENTE; EN DEFENSA DE MAMÁ ROSA

El expresidente Vicente Fox fue uno de los primeros en salir a defender a la fundadora del albergue, Mamá Rosa, pues aseguró que se cometía una gran injusticia. Era sabido que él y su esposa, Martha Sahagún, oriunda de Zamora, Michoacán, habían mantenido una “relación” con Rosa Verduzco.

Y no sólo el expresidente Fox y su esposa eran personajes reconocidos que abogaban por la fundadora de La Gran Familia, sino que pronto comenzaron a difundirse imágenes de Mamá Rosa con el entonces primer mandatario, Felipe Calderón, y su esposa Margarita Zavala; asimismo, con los exgobernadores Leonel Godoy y Fausto Vallejo, entre otros personajes de la política.

Y no sólo del ámbito político, sino cultural, pues de acuerdo con Majo Siscar, de Animal Político, el mismo Enrique Krauze habría abogado por Verduzco, aduciendo que visitaba el albergue periódicamente desde hacía más de una década.

Por su parte, 25 intelectuales -entre ellos Elena Poniatowska, Juan Villoro y el Premio Nóbel de Literatura 2008 Jean-Marie Gustave Le Clézio- firmaron un desplegado a favor de Mamá Rosa.

De acuerdo con esa información, se desprendería una teoría que, no obstante, no pudo comprobarse. Si bien es cierto que Rosa Verduzco y su albergue La Gran Familia recibían montos millonarios en beneficio o para beneficio de los niños, la realidad y los hechos señalaban algo distinto.

Por tal motivo, se planteó la posibilidad de que ese dinero fuera utilizado para financiar campañas políticas, aunque, fue sólo una conjetura en ese momento y, más tarde ya, con el caso enfriándose, se fue olvidando. Y lo que más dejaba duda era el dicho del Gobierno, ese “gran asombro” que le había causado enterarse del caso, si en un principio el mismo ente la financiaba, no obstante, ahora la linchaba mediáticamente, como si cortara por lo insano.

Archivo | La Prensa

“MAMÁ ROSA”, ¿¡LIBRE!?

Luego de que se llevara a cabo el rescate, de que se detuviera a nueve presuntos responsables, entre ellos a Rosa Verduzco, también conocida como “La Jefa”, Mamá Rosa terminó en el hospital, pero además quedaría libre al no haber cargos en su contra.

A sus 81 años, le quedaba aún un poco de fuerza para contemplar el desenlace de la historia de su vida, que era la historia del albergue.

Tomás Zerón informó en su momento que, aunque había señalamientos en su contra, se tenían que revisar una a una las denuncias para, en su caso, fincar responsabilidad.

Tras el rescate, se incendió el albergue tres veces y luego falleció Mamá Rosa.

Archivo | La Prensa

ERA UN INFIERNO PARA LOS NIÑOS

Su inocencia se perdió muy rápido en un mundo cada vez más acelerado; allí donde fueron rescatados y cuyo destino fue incierto

"La casa hogar que presuntamente se fundó en 1947, debido a la buena voluntad que desde su infancia tuvo Rosa Verduzco, llegó a albergar a más de 600 niños abandonados por sus padres.

El nombre de “Mamá Rosa” le vino bien porque todos esos niños abandonados eran adoptados por ella, por lo cual llevaban su apellido. Cuentan que ella misma comenzó a edificar lo que más tarde sería el albergue, poco a poco y prácticamente con sus propias manos y con la ayuda de donaciones. Por más de 50 años estuvo activo y siempre dirigido por la rígida mano de Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, mejor conocida como “Mamá Rosa” o “La Jefa”.

Durante años fue creciendo y por sus rincones pasaron muchos niños que se hicieron o aprendieron allí, pero que también padecieron de algún modo y doblemente, puesto que al ser abandonados por sus padres, lo mínimo que esperaban era llegar a un lugar donde padecieran otra pena.

Quizá crecieron sin la esperanza de recuperar el amor de unos padres que se desentendieron de ellos, pero quizá la pregunta estribaba en por qué la vida los trataba tan mal. Pareciera como si haber nacido hubiera sido su crimen. Pero no, las almas puras de los niños nada tienen de culpa ante los malos actos de las personas que fingen hacer el bien, aunque en el fondo busquen sacar algún provecho.

Archivo | La Prensa

No toca juzgar a las personas, pues tal como lo declaró el entonces arzobispo primado de México: “Nosotros damos sentencias de muerte y quisiéramos que aquellos que secuestran, que roban y asaltan mejor los mataran, nada de juicios, que los desaparezcan, sin embargo, Dios pide ‘paciencia, como él tiene paciencia, ya vendrá el tiempo del juicio”.

Y, de algún modo, luego de los años, pareciera como si la ira de dios hubiera caído sobre esa casa de miedo, ese albergue del terror, porque tras lo ocurrido en el despliegue de rescate, sobrevino la desmantelamiento del recinto, luego por accidente o intencionadamente, se incendió en tres ocasiones; no obstante, no cayó aquel lugar, pero nada más había que hacer por él.

Más tarde, no juzgada por el hombre y desconocemos si por la divinidad, Rosa Verduzco encontró su fin cuatro años más tarde a causa de un derrame cerebral.

La historia del albergue y su fundadora llegó a su fin y quedó en la memoria todo lo repugnante que fue; consta alguna evidencia de lo putrefacto que había, que era, que estaba siendo.

En torno al caso giran demasiadas incógnitas, desde sus nexos con personajes políticos; las jugosas donaciones que no se utilizaban en beneficio de los niños huérfanos, la defensa que hizo un sector de la intelectualidad, entre otras muchas cosas.

Archivo | La Prensa

Pero lo más sorprendente es que a ojos de los gobiernos, local y federal, ocurriera todo eso cuando se trataba de una de las “instituciones” con más renombre no sólo en México sino en el extranjero, del cual elogiaban su función social.

Qué le pasó a Mamá Rosa para que desviara sus propósitos y cómo a un gobierno le puede pasar enfrente un problema de tal magnitud, mirarlo y declarar: “Estoy sorprendido”.

No obstante, la dualidad entre lo bueno y lo malo sobre cómo se juzga a “Mamá Rosa” no es el reflejo de lo que durante muchos años fue e hizo, pues debido a ello cosechó la admiración y el respeto de figuras importantes de la cultura y el pensamiento plural.

Sin embargo, como se ha señalado, la duda mayor quedaría establecida en por qué, de los cuantiosos montos que recibía para beneficio de los inquilinos del albergue, con el paso de los años decayó, como si ese dinero hubiera ido a parar a otro lado y no a su verdadero fin.

Cierto o falso, lo que se diga sobre ella sólo servirá para configurar un poco su legado.

Archivo | La Prensa

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