“La frase 'todo tiempo pasado fue mejor' no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que -felizmente- la gente las echa en el olvido.“ - Ernesto Sábato, El túnel.
Yo soy uno de esos fieles nostálgicos que navegan a contracorriente con la razón firme en el axioma que nos dice que para vivir sólo podemos mirar hacia adelante pero para comprender lo que sucede es necesario saber lo que hubo atrás.
Antes de continuar con lo que en este mero ejercicio comparativo de diferentes contextos históricos voy a enunciar, quiero decirles que para nosotros, la legión bohemia de románticos y sibaritas del buen gusto, el debate ya está perdido de antemano; es decir, lo tenemos perdido si adoptamos los criterios democráticos qué tanto gustan en la actualidad: si vamos a contar cabezas, si vamos a guiarnos por “lo popular”, si vamos a cifrar nuestros criterios en “lo más vendido”, si vamos a ”votar” perdemos. La dictadura del mayoriteo ¡Again!
Seremos pocos los que alzaremos la voz en defensa de la inteligencia y la cultura por sobre la basura mediática en la revolución mundial de los desposeídos. Seremos pocos comparados con esa masa ingente de descerebrados para los cuales la cabeza sólo le sirve para seguir las corrientes, para votar, para mirar lo mismo que todos, para ser contados y numerados como parte de una estadística con ese parietal derecho que sólo sabe decir sí o no. Somos, queridos bohemios imbatibles, muy pocos. Y recuérdenlo siempre, lectores queridos: Dios apoya a los malos cuando son más que los buenos. Siempre lo ha hecho así. Dios es democrático.
Sin embargo, en el otro debate, en la otra confrontación, la de las ideas, la de los planteamientos, la del razonamiento y el libre albedrío, la del amor por el mundo y por la gente, la de la conservación del patrimonio, la de la perspicacia y suspicacia, en el debate de la conciencia de nuestra condición de especies pensantes sobre la tierra, en este debate, ellos, los comunes y mediocres, no tienen nada que hacer frente a ninguno de nosotros. Les ganaremos siempre a las masas a cualquier hora y en cualquier lugar, como quieran y en donde quieran.
Sé que mi comparativa no caerá bien a muchos de los “apóstoles del medio”; sin embargo, frente a los motivos para cerrar los ojos están también las razones para abrirlos. Frente a los juicios para perder la fe está toda la sensatez para recuperarla. Que me vengan a negar ahora los “líderes” e “influencers” millenials del siglo XXI que en internet (y en esto soy irreductible) hay gran acceso al conocimiento de la misma manera que encontramos toneladas de ciberchatarra y, desafortunadamente, la gran mayoría de las masas cibernautas no optan precisamente por la primera opción.
No perdamos de vista que dentro de lo que llamamos cultura, cultura general y cultura de cultivo son sinónimos o parónimos; es decir, existe la cultura de los frutos, el arte de cultivar alimentos que son formas culturales, digamos, y eso debería estar en el aire. Pero las cosas que están en el aire como el amor por el arte auténtico padecen de grandes trampas como la televisión y el internet porque se produce un quiebre cuando aparecen y se extienden en el mundo al grado de que estos idiotizadores con funciones de secretaría de educación pública comienzan a marcar el paso en las agendas socioculturales.
No podemos negar que es una realidad que durante los últimos 60 años Televisa ha sido el “educador del pueblo” y lo sigue siendo a pesar de internet. Internet no viene al rescate sino que se convierte en cómplice de la TV y sus contenidos en el reino de lo lúdico, lo absurdo y lo inútil que, junto con las redes sociales, conviven en un desapego del pasado de la historia de la visión del mundo normalizando y viendo con buenos ojos el infierno cultural por el cual atravesamos.
Es entonces cuando me pregunto de qué me perdí y en qué momento pasamos de Humberto G Tamayo a Adal Ramones, de Pedro Ferriz Santa Cruz a Marco Antonio Regil, de Anabel Ochoa a Carmen Salinas, de Ikram Antaki a Anette Cuburu, de Daniel Pérez Arcaraz al Burro Van Rankin, de Guillermo Ochoa a Andrea Legarreta, de Jorge Saldaña a Omar Chaparro, de Álvaro Gálvez y Fuentes a Toño Esquinca, de Arrigo Cohen a Sergio Zurita, de Janett Arceo a Galilea Montijo, de Cristina Pacheco a Facundo, de Juan Calderón a Juan José Origel, de Fernando Marcos a André Marín, de Los Polivoces a El Vítor y Albertano, de Jacobo Zabludovsky a Gabriela Warkentin, de Ramiro Garza a Jesse Cervantes, de Mariano Rivera Conde a Alejandro Abaroa, de Germán Dehesa a Eduardo Videgaray, del Mago Septién a Fernando Shwartz, de Agustín Barrios Gómez al Panda Show, de Marta De La Lama a Sofía Sanchez Navarro, de León Michel a Javier Poza, de Sergio Rod y Bolívar Dominguez a los hijos de la mañana, de Paco Malgesto a Paul Stanley, de Marina Isolda a Íngrid Coronado, de Jorge Lavat a Mariano Osorio, de Juan José Arreola a Yordi Rosado, de Talina Fernández a Inés Gómez Mont, de Genaro Moreno a Werevertumorro, de Luis Carbajo a CV directo, de Madera Ferrón a Leopoldo de la Rosa, de Raciel López Varela a Mauricio Clark, de Ricardo Rocha a Israel Jaitovich, de Héctor Martínez Serrano a Chumel Torres, de Marcelino Perelló a Callo de Hacha, de Paco Huerta a Ciro Di Constanzo, de Dalia Íñiguez a Rocío Córdova, de Ángel Fernández a Cristian Martinoli, de Sordo Noriega a Martín Orvañanos, de Raúl Velasco a Alan Tátcher, de Cri Crí a Tatiana, de Agustín Lara a Luis Fonsi, de Marco Antonio Muñiz a Maluma, de Carlos Lico a Carlos Rivera, de Beny Moré a J Balvin, de Jorge Negrete a Pablo Montero, de Virginia López a Belinda, de Enrique Guzmán a Mario Bautista, de Toña la negra a Toñita, de Maria Luisa Landín a Paulina Rubio, de Lola Beltrán a Lucero, de Los Panchos a los Tres Tristes Tigres, de Carmela y Rafael a Jesse y Joy, de María Victoria a Ninel Conde, de Álvaro Carrillo a Juan Solo, de Lupita Palomera a Julieta Venegas, de la orquesta de Luis Arcaraz a los Ángeles Azules, de Guadalupe Trigo a José Manuel Figueroa, de Imelda Miller a Fey, de los Hermanos Castro a CD9, de Siempre en Domingo a La Academia, del OTI a La Voz México, de Mesa de celebridades a Big Brother, de Valores juveniles a Pequeños gigantes, de Hoy mismo a Venga la alegría, de...
Sea usted quien complete la lista. Ya me callé.
...y que Dios nos bendiga.
¡Ni una línea más!