López Obrador no pudo cumplir su promesa de rescatar a Pemex y convertirlo en una palanca del desarrollo nacional, incluso la situación de la empresa se encuentra actualmente en peores condiciones que en 2018. Sus pérdidas en los primeros nueve meses de 2024 llegaron a 430 mil millones de pesos.
Durante el sexenio anterior, la extracción de petróleo bajó de forma considerable. Si bien la promesa de AMLO era que subiría de 1.8 millones de barriles diarios a 2.5 millones de barriles diarios en 2024, lo cierto es que la misma se ubica actualmente en 1.5 millones de barriles diarios. No fue por falta de dinero, porque Hacienda le transfirió y dejó de cobrarle impuestos por 1.2 billones de pesos, esto es 1.2 millones de millones de pesos. Ningún estado de la República recibió esa cantidad de dinero el sexenio anterior.
Con 430,000 millones de pesos que Pemex ha perdido hasta el momento, se podrían construir 700,000 casas de interés social, también es el equivalente a 80 años de tratamientos de cáncer para todos los niños de México y claro, se podrían llevar a cabo millones de operaciones en hospitales públicos que hoy no se realizan por falta de insumos médicos.
Para entender lo que ocurre al interior de Pemex, la empresa se divide en dos partes principalmente. Por un lado, está extracción, esto es sacar el petróleo que como ya hemos dicho sigue bajando, pero sigue siendo rentable y, por otra parte, está el procesamiento de ese petróleo, esto es la refinación, donde están las pérdidas que siguen subiendo año con año.
Mientras más petróleo refina Pemex en sus refinerías, pierde más dinero. La razón es que México consume 900,000 barriles diarios de gasolinas y produce 300,000 por lo que importa 600,000 barriles. La gasolina que se produce en México para que Pemex tenga utilidades, debe tener un costo por debajo o igual a la gasolina que importa, misma que se trae de Texas, Estados Unidos.
Las refinerías nacionales son muy viejas, usan petróleo pesado que es más difícil de procesar y tienen más personal que las norteamericanas, por lo que sus costos de operación están muy por encima de los estadounidenses, lo que da por resultado que la gasolina procesada en México sea más cara que la importada y así, cada litro de gasolina refinada en México significa una pérdida en lugar de una ganancia para Pemex, el gobierno y la sociedad en general.
La Presidenta Claudia Sheinbaum debe considerar seriamente el cierre de 3 a 4 refinerías de las 6 que tiene Pemex, para reducir las pérdidas de la empresa. Ya hay planes para que la iniciativa privada invierta en extracción, pero ningún empresario quiere invertir en refinación, porque saben que los autos eléctricos invadirán al mundo en los próximos años.
Sanear las finanzas de Pemex cerrando refinerías, nos beneficia a todos y es momento de tomar decisiones difíciles.
Carlos López Jones
Director de Consultoría en http://tendencias.com.mx/