En los últimos 3 años, el centro de la Ciudad de México se ha transformado en términos comerciales, esto debido a que abundan comercios con mercancía de origen chino, en locales donde antes había telas, ropa y productos elaborados en México.
Por si fuera poco, las autoridades capitalinas han cerrado por lo menos 15 bodegas y centros de distribución de mercancía de origen chino que llegó a México de forma ilegal, mientras que, en León, Guanajuato, empresas del sector de calzado están cerrando sus talleres y fábricas al no poder competir con el calzado importado.
De acuerdo con las cifras oficiales del INEGI los sectores de artículos para el hogar, juguetes, ropa, calzado y textiles están en recesión en México, en franca caída, mientras aumentan las importaciones de estos productos procedentes de China e incluso, ya se venden en México cada año más de 100,000 autos chinos. Muchas de las empresas mexicanas que han cerrado, eran pequeños talleres de ropa y calzado que le fabricaban a grandes almacenes, que ahora importan el mismo producto ya terminado desde China, mucho más barato
Es claro que si el gobierno de México, no le pone un alto a las importaciones chinas, México seguirá perdiendo miles de empleos ya que los consumidores preferirán comprar productos chinos a los mexicanos, debido al mayor precio de los bienes nacionales.
A diferencia de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, España, que traen parte de su producción a México y ponen sus plantas para ensamblar sus productos, China paga a sus empresas exportadoras por cada mercancía que venden fuera de sus fronteras, lo que les permite comercializar con precios por debajo de su competencia y así obtener enormes ganancias sin contratar mano de obra mexicana para la producción.
Muchos países como Estados Unidos, Alemania y España preocupados por lo que está pasando con sus industrias, han puesto impuestos muy altos a los productos de China, para que los precios finales al consumidor sean similares y sus productores puedan competir con los chinos. En cambio, el presidente López Obrador y la Sra. Claudia Sheinbaum, insisten en que México debe tener una buena relación comercial con China y no le han puesto ninguna traba a la invasión de productos chinos a México.
Los productores nacionales no pueden competir con las mercaderías chinas, ya que no pueden comprar toda la materia prima que compran las fábricas chinas que producen para una población de 1,300 millones de habitantes, sumado a que los productores mexicanos, no reciben los apoyos que reciben los productores chinos por parte de su gobierno.
Si el gobierno de México no pone aranceles a los productos chinos, en la práctica estará de acuerdo con la destrucción de varios sectores productivos mexicanos como el calzado, vestido, textil, refacciones, juguetes, entre muchos otros.
Carlos López Jones
Director de Consultoría en Tendencias.coom.mx
Twitter: @Carloslopezjone