/ domingo 17 de junio de 2018

Solo Boleros / Los primeros boleros mexicanos

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Por: Rodrigo De La Cadena

Solo Boleros / En un contexto musical en donde aún predominan géneros y ritmos como el Vals,  Clave, Bambuco, Habanera, FoxTrot, Tango, Cuplé, Corrido, Danza, arias y romanzas de Zarzuela y Opereta, Pasodoble, Danzón y después del florecimiento de la llamada canción lírica romántica, canción fina mexicana o canción tradicional mexicana de corte sentimental, manifestaciones musicales que encontraron grandes creaciones en ilustres compositores como Manuel M Ponce, Mario Talavera, Tata Nacho, Alfonso Esparza Oteo, Miguel Lerdo de Tejada, Jorge del Moral, Emilio de Nicolás, Lorenzo Barcelata, Pelagio C Manjarrez o Ventura Romero, surgen los primeros boleros mexicanos.

Sustentado por cronistas musicales como Juan S Garrido, mucho tiempo se pensó que el primer bolero mexicano fue “Presentimiento” de 1924 (Sin saber que existías te deseaba/ antes de conocerte te adiviné...) del compositor campechano Emilio Pacheco (1891-1964) con versos del poeta español Pedro Mata (1875-1946).

También se dijo que el primer bolero hecho en México fue “Morenita mía” (Conocí a una linda morenita y la quise mucho...) que recibió el tratamiento de “canción mexicana fronteriza” ya que su autor, el maestro Armando Villarreal (1903-1976) era originario de Sabinas Hidalgo, Nuevo León. Aunque el Bolero se edita en 1924, el autor aseguraba que lo había compuesto un 12 de Diciembre de 1921, dedicándole esta pieza a María Guadalupe Salazar Rodríguez, con quien contrajo matrimonio en 1926. Esta composición primero fue instrumental, no tenía letra y la iba a llamar "Lupita", pero, modestamente, su novia no aceptó que le pusiera su nombre, entonces el maestro Villarreal la intitula "Morenita Mía".

Por otra parte, existen versiones que aseguran que el músico oaxaqueño Chuy Rasgado compuso su primera canción en 1922, el bolero “Naela” también conocido como “Naila”; esta pieza se difundió casi de forma inmediata en la región del istmo de Tehuantepec.

Recientemente y gracias a una incansable labor de investigación, desde Yucatán nos llegó la noticia de un notable hallazgo; y es que el poeta Luis Pérez Sabido, quien dirige el Centro de Investigación Musical Gerónimo Baqueiro Fóster, de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, ha encontrado el más antiguo bolero mexicano del que se tenga registro: “Madrigal”, fechado en Agosto de 1918 con música del trovador Enrique Galaz Chacón, originario de Hunucmá, Yucatán y ejecutante de los timbales en la orquesta que amenizó la recepción ofrecida al presidente Porfirio Díaz en su visita a Yucatán en febrero de 1906, mientras que la letra en verso pertenece al periodista y poeta Carlos R. Menéndez, oriundo de Tixkokob y en ese entonces director de la revista de Mérida. Gracias a esta importante aportación de Pérez Sabido, quien también fuera director de cultura de Yucatán (1976-1982), podemos afirmar que en 2018 se conmemora oficialmente el centenario del Bolero mexicano.

1920 es el año en que se publica “Fondo Turquí”, este Bolero pertenece en la música al trovador Andrés “El Tucho” Acosta, nacido en el municipio de Abalá, Yucatán, mientras que los versos pertenecen a Eliezer Trejo Cámara.

Por la naturaleza de la condición geográfica en su cercanía con Cuba, Yucatán recibió toda primicia de la influencia musical del Caribe antes que cualquier otra ciudad o estado de la República mexicana. No en vano afirmamos que Yucatán es cuna del bolero mexicano, ya que fue, a través del intercambio cultural que llegaba en los barcos de vapor que desembarcaban en el puerto de Progreso de Castro, que tuvimos acceso de primera mano a los géneros artísticos más diversos (de 1886 a 1946,  la compañía Ward Line operó la ruta marítima: Nueva York - La Habana -Progreso - Veracruz - Nueva Orleans y de esta forma Yucatán estuvo comunicado con el mundo). Muestra clara de esta influencia cubana en el bolero yucateco puede confirmarse en otro de los primeros boleros exitosos “Ella” (1925) con música de Domingo Casanova y versos de Oswaldo Bazil. (Ella, la que hubiera amado tanto/ la que hechizo de música mi alma...).

Y usted se preguntará, querido lector, ¿cómo es que estas canciones se difundían?; y es que la adversidad posrevolucionaria continuaba en un panorama poco alentador para el contexto histórico y social de la época en que la desigualdad y la desestabilización económica y política generaban carencias y escasez. Muy pocas personas tenían acceso a privilegios o lujos como el fonógrafo o el gramófono, inventos populares pero no tan asequibles. Recordemos que la radio apenas se vislumbraba como un medio de difusión experimental que tuvo sus orígenes en 1921 en Monterrey con la instalación de la primera radiodifusora mexicana, gracias al esfuerzo del ingeniero Constantino de Tárnava. La industria radiofónica años después se desarrollaría en forma asombrosa gracias al comercio y en especial a la música popular que, introducida en este novedoso medio de comunicación, fue del agrado general de las audiencias más diversas. Poco después surgirían emisoras como CYL (La casa de la Radio, El Universal Ilustrado), CYB (De la compañía cigarrera del Buen Tono), posteriormente CYF (XEF), XEH, XEB, XET, XEN, XEX y XEW.

Además del fonograma y la radio podemos atribuir la difusión de la gran mayoría de estas canciones a los trovadores, cantantes y cancioneros que se presentaban en diversas compañías de teatro, variedades y revistas en giras itinerantes por todo México, el sur de los Estados Unidos y el Caribe.

María Grever (María Joaquina de la Portilla y Torres) es un caso excepcional de talento artístico. Grever está llamada a ser un fenómeno de la composición musical, saturando el ambiente con su creatividad. Su talento en el campo de la composición es admirable tanto en la autoría de las letras de sus canciones como en la composición de la música de las mismas, obras tan diversas y emocionales en estilos que se apoderaron inmediatamente de los sentimientos del oyente. Cada canción es un éxito que recorre los países de habla hispana la unión americana. El ya famoso cantante José Mojica, estrella de la ópera lírica de Chicago, da a conocer la primera de sus grandes creaciones en 1926, “Júrame” concebida originalmente como tango y transformada a la postre en un bolero que sigue recorriendo el mundo en las voces de los mejores cantantes de la lírica internacional.

1927 es un año clave, ya que Guty Cárdenas estrena su bolero “Nunca” con versos del vate Ricardo López Méndez. Esta canción sirvió de inspiración para un muy joven Agustín Lara, quien muchos años después confesaría lo siguiente en una entrevista radiofónica realizada por el bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes:

- Guty ya había dicho “Yo sé que nunca besaré tu boca”, entonces yo tenía que responder diciendo “Yo sé que es imposible que me quieras...” (Imposible, 1928) ...y a partir de Lara, la historia del Bolero es otra. Capítulo aparte en estas crónicas nuestras.

Aquí mi acostumbrado top 10 de los primeros boleros Mexicanos:

  1. Madrigal (1918) de Enrique Galaz Chacón y Carlos R Menéndez
  2. Fondo Turquí (1920) de Andrés Acosta y Eliezer Trejo Cámara
  3. Morenita mía (1921) de Armando Villarreal
  4. Naila (1922) de Chuy Rasgado
  5. Presentimiento (1924) de Emilio Pacheco y Pedro Mata
  6. Ella (1925) de Domingo Casanova y Oswaldo Bazil
  7. Júrame (1926) de María Grever
  8. Para olvidarte (1926) de Guty Cárdenas y Ermilo “Chispas” Padrón López.
  9. Nunca (1927) de Guty Cárdenas y Ricardo López Méndez
  10. Imposible (1928) de Agustín Lara

Espero sus comentarios, yo siempre contesto, escríbame a rodrigodelacadena@yahoo.com

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