Esta semana nos quedamos de nuevo en la Ciudad de México en semáforo naranja, pero con alerta, es decir que ya era rojo, pero no podían volver a cerrar la ciudad porque está en puerta El Buen Fin, y por supuesto, la economía está tan dañada como la salud, solo que el dinero se recupera, la vida no, pero eso no parece ser prioridad para la mandataria capitalina.
Este viernes, como todas las semanas, Claudia, en conferencia de prensa anunció que la CDMX permanecía en semáforo naranja, con la alerta de que en cualquier momento podríamos pasar a color rojo, pues los contagios y hospitalizaciones van en un peligroso aumento.
Unos dicen que es el repunte, pero en realidad, en México, nunca se alcanzó el famoso pico de la curva y mucho menos se redujo la tendencia al alta, como para decir que existe un repunte, la verdad es que esto solo se trata de una nueva alza en la tendencia que nunca se pudo domar, una estrategia que nunca dio resultado, ni a nivel nacional, ni a nivel local.
Y es que mantener las cifras bajas al no hacer pruebas no funcionó mas que algunos meses, pues el incremento fue tal que no había manera de esconder los miles y miles de muertos que cada semana, la gente comenzó a notar que muchos a su alrededor enfermaban aunque no aparecieran en las cifras. Luego lo inevitable.
Empezar a subir las cifras, que nadie sabe a ciencia cierta si son las reales o solo unas aproximadas, comenzó a provocar que México quedara en el top 5 de las naciones más afectadas, de pronto eran 50, luego 70 mil muertos, y ahora nos acercamos a los 90 mil, y con este repunte, que insisto, no lo es, vamos a llegar a los 100 mil antes de que finalice el año.
Este rojo disfrazado de naranja no va en función de la ocupación en los servicios de salur, obedeció a que los restauranteros y demás cámaras de comercio de la capital levantaron la voz, para exigir que se les dejara trabajar y con justa razón, desde marzo no se les ha apoyado en nada, y no se trata de pedir dinero regalado, se trata de apoyar con algunos impuestos o algo que permita subsistir mientras no generan ingresos.
Pero claro, eso no deja nada para el gobierno, eso no le deja crédito a nadie, es mejor cobrarles a los empresarios que generan empleos a pesar de llevarlos a la quiebra para que con esos impuestos se repartan apoyos en efectivo directamente de la mano del Presidente a los necesitados, eso en tiempos electorales es lo más bajo que puede haber.